“Vamos a cantar una canción…“

 
Desde un hospital de Barcelona, Beatriz -logopeda que coordina este servicio- cuenta cómo está siendo su día a día.
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“Cuando comenzaron las primeras señales de que esta pandemia estaba llegando con fuerza también a nuestra ciudad en nuestro servicio anulamos el tratamiento ambulatorio, pero seguíamos con los pacientes de planta. ¿Cómo organizar todo?

En nuestro reparto somos cinco logopedas, algunos con personas mayores a su cargo. Decidí que debía primar la parte personal a la profesional y propuse organizamos de modo que quienes estamos más libres de cargas familiares hiciéramos la atención presencial y el resto, en la medida de lo posible, teletrabajo.

Al inicio no había pacientes contagiados en nuestro reparto, pero más tarde sí, así que empezamos a introducir todo el sistema de prevención y seguridad necesario para protegernos, pero también para proteger a nuestros pacientes. Uno de esos primeros días un compañero me dice, pero ¿dónde vas vestida de carnaval? Pero para mí, más allá de esa frase, lo más importante, era y sigue siendo la persona, su seguridad.

En nuestra planta tenemos pacientes que han sufrido ictus, por tanto, que tiene muchas dificultades para comunicarse y que, en este momento, no pueden recibir visitas de sus familias, pero tratamos de hacer videollamadas cada día.

Una de nuestras pacientes que llegó dos días antes de que se decretara el estado de alarma. Sólo conseguía decir “aaaa”, por lo que era muy difícil comunicarse con ella o con la familia. Nos volcamos más en ella, en primer lugar, en su seguridad, para que no estuviera por los pasillos porque podía ser peligroso, pero también en su tratamiento. Aunque la familia no podía venir por las restricciones, les pedimos que nos enviaran fotos, cosas cercanas que pudieran ayudarle en su recuperación, también tratábamos de que no perdiera el contacto con ellos con video llamadas. Fue enorme la emoción de la madre el primer día que consiguió expresarse y decir “hola” y también la mía, al pensar que habíamos sido el canal que lo había permitido.

Lunes en pleno Covid. Llega un paciente con problema de deglución por ictus y contagiado… está en el reparto perdido cuatro días, tiene un inicio de demencia. Llega el Jueves Santo, día que recuerda el amor recíproco que Jesús nos enseñó…. Quiero que también a este paciente le llegue la cercanía de Dios que le quiere… estudio qué ejercicios le ayudan a conectar mejor, cantar lo hace, casualmente hoy es mi cumpleaños, le digo: “vamos a cantar una canción, como hoy es mi cumple, me tiene que hacer un regalo, cantamos juntos cumpleaños feliz. De repente, conectó, me apretó la mano y comenzó a cantar y al final me mira y me dice: ‘¡felicidades, bonita!’ Que increíble la capacidad del amor de transformar. Viendo que está mejor aprovechamos y hacemos una video llamada con su familia, su hijo está feliz y él puede ver a sus nietas. Un momento importante para todos y un regalo para mí.

No sólo hacemos el trabajo propio de nuestra especialidad, colaboramos en todo lo que haga falta. Por ejemplo, vaciamos nuestro gimnasio y en dos días se convirtió en un reparto con 32 camas como ampliación de urgencias. Me tocó aprender a hacer camas de hospital, pero haciendo cada una de ellas pensaba en la persona que la iba a ocupar; no un contagiado, sino una persona, pensaba en sus familias y ponía más empeño en tratar de hacerla bien.

Otro día nos piden ayudar a dar de comer, en una planta de perfil 4 o 5, es decir, personas ancianas. Me indican la última habitación, entro y me encuentro a dos personas, una con un aerosol, me detengo un momento, el aerosol aumenta las posibilidades de contagio, miro y veo que la persona a la que debería dar de comer está completamente descolocada, tiene un cinturón de seguridad porque tiene una demencia, llamo a la auxiliar que me ayuda a recolocarla. Me dice que si quiero le puedo dar de comer así mismo tumbada, pero no me parecía adecuado, pienso en la dignidad de la persona y como logopeda no quiero que se atragante, la incorporo, la peino un poco, busco su nombre y le llamo por él, no me contesta porque no hablaba, pero me mira a los ojos y me echa una sonrisa …. No me había dejado el miedo al contagio por el aerosol, pero tiraba más el amor.

También doy de comer a Santiago dos días seguidos, costó tener respuesta visual, pero, al menos comía, al día siguiente ya me sonrió…. Una confirmación más de que el amor es lo que cuenta.

Otra tarea es la del apoyo al servicio telefónico de contacto con los familiares para informar sobre la situación del paciente, no de nuestro reparto sino de diferentes plantas. Muchas veces me encuentro son familias que están muy ansiosas, así que antes de cada llamada leo bien el historial, trato de buscar las noticias positivas, cuánto tiempo lleva sin fiebre, las analíticas, la oxigenación….

Mi primera llamada fue a un señor mayor, su mujer de 81 años estaba ingresada. Se puso a llorar, “es lo único que tengo, que no se me muera”…  yo soy el único contacto que tiene con ella, trato de consolarle, escucharle, y dejo escrito que en cuando se pueda hagan una video llamada o, al menos una llamada.

Una mujer tiene ingresada a su madre de 82 años, me responde enfadada al saber que era del hospital, “no dejen morir a mi madre que sé que están dejando morir a la gente mayor”, me dice muy enfadada, trato de acoger la rabia y asegurarle que se estaba haciendo lo posible,

Trato de amar a cada persona como si fuera la última vez que estoy con ellos porque realmente quizá sea así.”

Normas(500)

 

Eealimentación

  1. Feli

    Bea!!! Cuánto me alegro de saber de ti!! Eres auténtica!! Cuánta vida, como dice el Gen Verde!! Un millón de gracias x tu experiencia y cuídate muchísimo!! 1

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  2. Ana Melo

    Obrigada Beatriz!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Quanto temos pensado em ti!!!!!!!!! Obrigada pela tua experiência!!!!!!!!!!!!! E vida!!!!!!!!!!
    A tua colega,
    Ana Filipa Melo (Portugal)

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