Continúa la solidaridad

 
Algunos testimonios en torno a la curva solidaria, #LaOtraCurva

Confinados en un pueblo pequeño. “Vivimos en un pueblo de cincuenta habitantes agrícola-ganadero cercano al Pirineo. Nuestro confinamiento se desarrolla haciendo mascarillas para otros y sacando documentos que recibo por WhatsApp, convirtiéndolos en guías para el transporte de ganado y de esta forma les soluciono un problema importante. Me siento pagado con agradecimientos verbales que recibo, pero cuando suena el timbre de la puerta, siempre hay alguna bolsa de verdura, o como el otro día: un cuarto de cordero… ¡el céntuplo! En una de las ventanas hemos montado unos altavoces y ponemos sonido de campanas, satisfaciendo así el deseo del párroco etc., ponemos música que nos piden y nos llaman algunas personas dando las gracias…  Vemos la misa del Papa de lunes a viernes directo desde Santa Marta. Este está siendo nuestro día a día”. M.G.C. y E.D.V.

Como celadora, las ocasiones no faltan. “Trabajo como celadora en un hospital de mi ciudad.  En este último mes me ha tocado trabajar en primera línea con los pacientes de covid19.

Se nota mucha tensión en la planta entre el personal. Cada día que he ido ha sido ponerme en disposición de ver a Jesús en cada paciente. También era estar a disposición de todo el personal,  siendo la primera en amar; para eso hay que acudir a la llamada con prontitud. Un día fue ir corriendo a ayudar a levantar del suelo  a un abuelito que se había caído.

Hay que hacer un gran esfuerzo de confianza en el otro en todo momento. Cada día que voy al trabajo es una oportunidad, un nuevo día para ir al encuentro de Jesús  en el otro.  Tratando de estar atenta y de  encomendar a Dios a cada paciente, y decirle que los acoja en estos momentos donde la soledad es muy grande  y para que se sientan amados en todo momento por el personal que los rodea.

Un día había un alta de una paciente. Aunque ya había terminado mi turno y se me hacía tarde, decidí quedarme y llevarla hasta la ambulancia porque deseaba irse enseguida a su casa. Cada día hay una cosa o dificultad para ofrecer por tantos rostros sufrientes”.  Nani

Jabón para todos. “Hace tiempo que preparo mis propios jabones naturales y en este tiempo que nos lavamos continuamente las manos, que no encuentras alcohol, ni glicerina, ni… he pensado hacerlos para mis vecinos.

Con muchos nos saludamos cordialmente mientras el ascensor recorre su camino lo que dure la conversación, con otros hay una relación más profunda. Me daba un poco de vergüenza por lo que pensarían, pero mi marido me animó; preparé una bolsita muy mona donde meti los jabones más bonitos que tenía en mi cesta.

En un WhatsApp les expliqué que eran de glicerina pura sin productos químicos, con alcohol, aceite de argán para hidratar, aceite esencial del árbol del té para desinfectar y un colorante alimentario natural. También les dije que colgaríamos la bolsita en cada puerta para salvar la distancia, pero que esperaba que les gustara.

Los mensajes se sucedieron: “muchas gracias por vuestra generosidad”; “los acabo de recoger, se agradece el detallazo con los tiempos que estamos pasando”; “¡menuda sorpresa nos hemos llevado! Nos han encantado los jabones, son tiempos muy duros para todos y me ha gustado mucho que pensarais en los vecinos. A todos mucho ánimo, esto pasará y podremos volver a la normalidad”

Estoy segura que la vuelta a la normalidad será diferente. Procuraré que así sea”. Betty

Normas(500)