“Fortalece en nosotros la fe en que todo lo que permites es para un bien mayor”

 
Oración de Maria Voce, Presidenta del Movimiento de los Focolares, con motivo de la Jornada de oración, ayuno y caridad por la humanidad.

En este tiempo de prueba, de soledad, de angustia y de abatimiento, sentimos la necesidad de reencontrar el sentido de la vida y de la muerte, de aquello que no pasa y permanece eternamente. Nuestros corazones, purificados por el dolor y desarmados, se unen para implorarte a ti, el Omnipotente, el Clemente, el Misericordioso, el Padre de todos nosotros.

Fortalece en nosotros la fe en que todo lo que permites es para un bien mayor, y que nada de lo que sucede es ajeno a tu bondad infinita.

Ayúdanos a proseguir el viaje de la vida con confianza y esperanza renovadas, enraizadas en tu divina voluntad de cada momento presente.

Conforta a los que sufren por la pérdida de familiares y amigos; da fuerza para seguir adelante y paciencia en las adversidades.

Haz que ante la angustia por el futuro, la pérdida del trabajo, las consecuencias económicas y sociales causadas por la pandemia, logremos descubrir en ellas ocasiones para vivir la solidaridad y alimentar la justicia.

Forja en nosotros cada vez más un alma capaz de amar concretamente, para compartir el dolor de los que lloran y alegrarnos con los que están alegres. Ayúdanos a considerar al otro como a nosotros mismos y desearle lo que deseamos para nosotros.

Haznos experimentar, Dios Altísimo y Omnipotente, que cuanto más amamos a nuestro hermano, olvidándonos de nosotros, más se desvanece el dolor y queda en nuestro corazón la dulzura inefable y tangible de tu presencia.

Da vigor, salud, protección y sabiduría a los médicos, enfermeras, personal sanitario y a todos aquellos que se prodigan en favor de los hermanos enfermos y necesitados, para que puedan ser tus instrumentos acompañando a los que se confían a sus cuidados.

Oh Dios, Luz del mundo, que tu Sabiduría ilumine a los científicos, y que ellos pongan a disposición sus conocimientos para el bien de toda la humanidad.

Sostiene a los dirigentes de las naciones y a todos aquellos que deciden el destino de los pueblos, para que sepan tomar decisiones con visión de futuro y encontrar soluciones sociales y económicas en favor de los más débiles. Toca sus conciencias para que encuentren todos los medios para prevenir los conflictos y promover la paz. Haz que cada uno se sienta responsable no solo de su propio pueblo, sino de toda la humanidad.

Que María, amada y venerada por muchos, nos ayude a mantenernos firmes en la fe y a llevar consuelo y esperanza a todos.

Amén.

 

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