Lanzados al infinito

 
Texto de Chiara Lubich en torno a los santos, personas lanzadas al infinito.
Roberto Cipollone

Los santos son grandes porque, habiendo visto en el Señor su propia grandeza, se juegan por Dios, como hijos suyos, todas sus cosas.

Dan sin pedir nada a cambio.

Dan la vida, el alma, la alegría, todo vínculo terreno, toda riqueza.

Libres y solos, lanzados al infinito, esperan que el Amor los introduzca en los Reinos eternos; pero, ya en esta vida, sienten llenarse el corazón de amor, del verdadero amor, del único amor que sacia, que consuela,  de ese amor que rompe los párpados del alma y da lágrimas nuevas.

¡Ah! Ningún hombre sabe lo que es un santo.

Ha dado y ahora recibe; y un flujo continuo pasa entre Cielo y tierra, une la tierra al Cielo y fluye del abismo ebriedad única, linfa celestial, que no se detiene en el santo, sino que pasa sobre los cansados, los mortales, los ciegos y paralíticos del alma, y traspasa y rocía, alivia, atrae y salva.

Si quieres conocer el amor, pregúntaselo al santo.

Vandeleene, Michel: Chiara Lubich: La doctrina espiritual. Madrid: Ciudad Nueva, 2002, p. 168

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