La Asamblea General renovará los cargos de Presidenta, Copresidente y órganos directivos; además ,definirá las líneas de orientación y acción para los próximos seis años. Participarán 362 personas de todo el mundo, en representación de las distintas culturas, generaciones, vocaciones, pertenencias eclesiales y credos presentes en el Movimiento de los Focolares.

Prevista para septiembre del pasado año, cambió de fecha a causa de la pandemia de COVID. El Pontificio Consejo para los Laicos, la Familia y la Vida también aprobó el que se pudiera desarrollar en su totalidad de forma telemática.

En febrero de 2019, Maria Voce –actual Presidente- constituyó la Comisión Preparatoria de la Asamblea, que se ha venido encargando de recibir propuestas de temas a tratar en la Asamblea, individualizar nominaciones de los candidatos para las elecciones y preparar el programa. Todo en un proceso en el que, desde el primer momento, se ha querido y fomentado la participación directa de cada uno de los miembros de los Focolares.

Con un sistema de voto telemático, el 31 de enero se procederá a la elección de la Presidenta[1], mientras que el 1 de febrero será elegido el Copresidente y el 4 de febrero será el turno de los consejeros que colaborarán con la Presidente en las distintas funciones de gobierno del Movimiento. Será ella misma quien luego distribuirá los cargos.

Otras tareas de la Asamblea General –y no menos importantes- son las deliberaciones sobre las temáticas propuestas en el trabajo que se ha venido realizando desde 2019. Además, cada participante de la Asamblea puede proponer que sean tomados en consideración otros temas. Son más de tres mil las propuestas llegadas de todo el mundo sobre temáticas a tratar en la Asamblea, de la que al final resultarán las líneas guía que el Movimiento deberá seguir en los próximos seis años.

Estas propuestas se han ordenado en torno a cuatro grandes ejes temáticos: la actualización del carisma transmitido por la fundadora; la cultura que surge del carisma de la unidad; la respuesta a la crisis ambiental y a la pandemia; el trabajo junto a las nuevas generaciones.

[1] Como dicen los Estatutos, el Movimiento será siempre presidido por una mujer a fin de subrayar el perfil mariano y su connotación prevalentemente laical y así “mantener el designio que Dios tuvo al haber confiado el inicio a una mujer”. Como se lee en los Estatutos, “la suya será sobre todo una presidencia de la caridad, porque deberá ser la primera en amar, es decir servir a sus hermanos, recordando las palabras de Jesús: ‘(…) quien quiera ser el primero que se haga el servidor de todos’ (Mc 10,44)”.