Las líneas de orientación para los próximos seis años elaboradas por la Asamblea General nacen de “la escucha del grito de la humanidad, de la creación y de las nuevas generaciones” y del “abrazo de todo tipo de dolor y desunidad”. El documento, aprobado en la sesión final de la Asamblea, se titula Un mapa de navegación.
Un mapa de navegación comienza con un mensaje claro y fuerte: los Focolares se comprometen ante todo “a buscar a quien sufre, quien está excluido, empezando por quienes hicimos sufrir o hemos excluido nosotros mismos” y “a entrar en diálogo con todos y todas, a dejarse interpelar por el otro, preferentemente por aquel que advertimos que es distinto de nosotros mismos”.
Las líneas de acción nacen del deseo de vivir aún más la proximidad con “aquellos que no cuentan, que viven en condiciones de desventaja o sufren sistémicamente” y exhorta a todos los adherentes de los Focolares a adoptar un estilo de vida humilde, sobrio y comprometido en todos los ámbitos. Se quiere “actuar más ‘en redes vivas’, basadas en relaciones de confianza y colaborar con quien está comprometido por los mismos objetivos”. Una atención prioritaria está dirigida a la familia, “como primera célula de la sociedad”, que hay que “promover y valorar […] en su acción como sujeto social y político”.
Con “profundo dolor” la Asamblea General pide perdón a las víctimas “de cualquier forma de abuso físico, sexual, de poder o de conciencia”. La nueva Presidenta. Margaret Karram, junto al Copresidente reelegido, Jesús Morán, presentó a la Asamblea un programa de acción de cuatro puntos que parte de la revisión de los órganos y las prácticas de investigación sobre abusos hasta examinar todos los casos de los que –de algún modo- se tomó conocimiento o se conocerán en el futuro.
En la conclusión de la Asamblea, Margaret Karram –con un aplauso telemático mundial- expresó la gratitud a la Presidenta saliente, Maria Voce, por su compromiso, su inteligencia y la profundidad espiritual con la que ha conducido el Movimiento en los últimos 12 años. E invitó a todos a permanecer siempre a la escucha del Espíritu Santo y a dar testimonio de la alegría que nace del vivir con radicalidad el Evangelio.
Apenas terminó la Asamblea, el cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, junto a la Subsecretaria Linda Ghisoni, visitaron el Centro Internacional de los Focolares en Rocca di Papa. En su homilía durante la misa de agradecimiento, Farrell recordó la recomendación del Papa Francisco en la audiencia privada concedida el sábado 6 de febrero a la Asamblea: “los momentos de crisis, personales o comunitarios, si se viven bien y con discernimiento, pueden ser también un don y producir grandes beneficios. Ellos nos ponen en la justa dimensión, reducen nuestro orgullo, la vana seguridad en nosotros mismos”. Y alentó al Movimiento a “volver continuamente a la pureza del carisma de Chiara Lubich, es decir, volver a la belleza de una relación personal con Jesús, sincera y totalitaria”.
Tanto Farrell como Ghisoni participaron por la tarde en la Conexión mundial de los Focolares.