Feliz Navidad 2021

 
Con el deseo de ser el cielo y el hogar del Emmanuel en medio nuestro.

 

 

El sueño de aquel Niño.

Navidad… el Invisible se ha hecho visible, el Verbo se ha hecho carne, el Increado ha aparecido en lo creado, la luz ha brillado en las tinieblas.

Por ello, en estos días, no carecen de sentido las luces, los colores, los regalos, las felicitaciones, los belenes, los árboles adornados, los cantos, las melodías…

Pero la Navidad no puede reducirse solamente a esto.

Esta fiesta cristiana única tiene que hacer brotar de nuestro corazón una certeza, una fe sin titubeos, una evidencia meridiana: si Dios ha bajado del Cielo a la tierra por nosotros, no hay duda de que nos ama. Y si alguien nos ama, es más, si es Dios mismo quien nos ama, todo es más fácil para nosotros en la tierra, todo es más comprensible: tras los rasgos oscuros de la existencia puede reconocerse su mano amorosa, un porqué con frecuencia desconocido para nosotros, pero que es un porqué de amor.

Todo es más soportable. Y todo está más impregnado de gozo, si es que de gozo se trata ya. Porque más allá de los aspectos dulces de la vida, como un hermoso amor que florece, el nacimiento de un niño o una pequeña fortuna inesperada, está presente la Providencia de un Padre.

Por lo cual todo se hace posible. Si tenemos fe y creemos en un Dios que nos ama, cualquier imposibilidad puede resolverse, incluso la imposibilidad –a veces tan evidente- de que esta cuna nuestra, el planeta que nos hospeda, viva en paz.

Sí, todo es posible.

Es más, si el Omnipotente ha venido entre nosotros, nuestra fe puede ir más lejos. Podemos creer que, si lo esperamos y lo pedimos con todo el corazón, nuestro mundo se encamine a la unidad: hacia la unión entre las generaciones, entre los estamentos sociales, entre las razas, entre los cristianos divididos desde hace siglos, entre fieles de diferentes religiones, entre los pueblos.

La unidad; en estos tiempos flota en el aire un ideal de unidad.

Hay en el mundo muchos jóvenes que creen en él con la vehemencia propia de su edad y, para alcanzar este objetivo, trabajan con la gallardía que los distingue. Dejémosles soñar y trabajar.

Ese Niño al que festejamos no soñó menos. Vino a la tierra para que todos fueran uno, y dio la vida para que su sueño se hiciese realidad.

       Chiara Lubich


Texto extraído del libro Y vuelve la Navidad, publicado por la Editorial Ciudad Nueva.

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