Hoy más que nunca, la humanidad necesita el testimonio de la vida evangélica. Cada uno de nosotros está llamado a vivir al servicio de cada hermana y hermano, especialmente de aquellos que nuestra sociedad llama los últimos, los descartados.
Por esto, mi deseo para cada uno de vosotros es que estos días –que preceden a la Pascua, tiempo de renacimiento y resurrección- sean, sobre todo, una fuerte llamada a aspirar a la santidad: personalmente y todos juntos…
para profundizar y redescubrir la alegría y el coraje de nuestra primera llamada;
para reemprender nuestro camino siguiendo a Jesús;
para ser luz, levadura, sal, en nuestros ambientes;
para difundir por todas partes Su amor a muchos.
Los próximos días serán momentos solemnes para muchos de nosotros: la mayoría de los cristianos celebrarán la Pascua el 17 de abril, mientras que los ortodoxos y los orientales, lo harán el 24 de abril.
Invoco la bendición de Dios sobre nuestros hermanos y hermanas judíos al celebrar estos días la Fiesta del Pésaj.
A todos y cada uno os deseo una Pascua de renacimiento en el amor a todos, de compromiso, personal y comunitario, hacia una paz estable y duradera en cada parte de la tierra.
¡Un abrazo con todo el corazón!
Margaret Karram