“La última palabra de la historia del mundo será la comunión”

 
Palabras de Margaret Karram, Presidenta de los Focolares, en el fallecimiento del Papa emérito Benedicto XVI.

«Estima, reconocimiento y gran conmoción llenan mi corazón ahora mientras expreso mi más profunda gratitud por la obra y la vida del Papa Benedicto XVI, en mi nombre y en el del Movimiento que él siguió y acompañó con cercanía y amor. Con toda la Iglesia nos unimos en torno al Papa Francisco al devolverlo a Dios, seguros de que ya ha sido recibido en la gloria del Cielo; y lo haré personalmente, el 5 de enero próximo participando en el funeral de la Plaza de San Pedro.

Tuve el don de acoger al Papa Benedicto, en mayo de 2009, en Jerusalén, participando en varias etapas de su peregrinación a Tierra Santa. Dos momentos me impactaron especialmente: sus palabras en el Santo Sepulcro: “La paz aquí es posible”, “la Tumba Vacía ─continuó─ nos habla de esperanza, esa que no defrauda, porque es don del Espíritu de la vida”. Para mí fue también muy fuerte la participación en una misa privada en la Delegación Apostólica de Jerusalén, celebrada precisamente por el Papa Benedicto XVI. Capté su ternura paternal y la grandeza de su caridad que se expresaba con un gesto de reconocimiento por todo lo que el Movimiento de los Focolares había hecho para preparar su visita.

En 1989, cuando todavía era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Joseph Ratzinger fue invitado por Chiara Lubich para un diálogo con las focolarinas, reunidas en sus ejercicios espirituales anuales, en los que yo también estaba participando. Respondió a preguntas muy variadas y en un momento determinado pronunció palabras que no he olvidado. Sobre el futuro de la Iglesia y de la humanidad dijo: “La última palabra de la historia del mundo será la comunión, será llegar a ser comunión, no solo entre nosotros sino que, incorporados en el amor trinitario, convertirse en comunión universal, donde Dios es todo en todos”[1].

Hoy, en el momento en que el amadísimo Papa Benedicto XVI ha vuelto a la casa del Padre, esta expresión suya resuena en mí casi como un testamento espiritual. Son palabras de una actualidad extraordinaria, que hoy arrojan luz y esperanza sobre una humanidad afligida por conflictos de los que no vemos el final.

Nos hemos nutrido de su pensamiento tan iluminado, el de un gran teólogo que, aún muy joven, participó en el Concilio Vaticano II, transmitiendo y presentando a lo largo de los años la novedad de una Iglesia-comunión, hecha de conocimiento de la Palabra y de caridad traducida en práctica. Al día siguiente de su elección como Pontífice, Chiara Lubich se expresó así: “Por el conocimiento directo que tengo de él, teniendo dones especiales para captar la luz del Espíritu, no dejará de sorprender y superar cualquier expectativa”[2].

No olvidaremos el papel clave que desempeñó en 1998, cuando el Papa Juan Pablo II, con motivo de la fiesta de Pentecostés, convocó en la plaza de San Pedro a los movimientos eclesiales y a las nuevas comunidades. En esa ocasión, el cardenal Ratzinger dio una lección magistral titulada: Los movimientos eclesiales y su colocación teológica, en la que delineó el perfil de los movimientos y de las nuevas comunidades y la relación imprescindible con la Iglesia. Algunos pasajes de su intervención siguen siendo, para mí y para el Movimiento, de gran luz para poder ser instrumentos de comunión en la Iglesia y brazos de Cristo para la humanidad:

“Es muy evidente que el Espíritu Santo está también hoy actuando en la Iglesia y le concede nuevos dones ─dijo entonces gracias a los cuales ella revive la alegría de su juventud (cf. Sal 42, 4). Agradecimiento a tantas personas, jóvenes y ancianas, que se adhieren a la llamada del Espíritu y, sin mirar ni alrededor ni hacia atrás, se lanzan gozosamente al servicio del Evangelio. Agradecimiento a los obispos que se abren a los nuevos caminos, les hacen sitio en sus respectivas Iglesias, debaten pacientemente con sus responsables para ayudarlos a superar cualquier unilateralidad y para conducirlos a la justa conformación”[3].

Junto a toda la Iglesia, doy gracias a Dios por el don que el Papa Benedicto XVI ha sido para nuestro tiempo y rezo para que sepamos captar y traducir en vida la profundidad de su pensamiento teológico, la fidelidad al Evangelio y la valentía de un testimonio de vida capaz de conducir a la Iglesia por los senderos de la verdad, de la fraternidad y de la paz».

Margaret Karram. Presidenta del Movimiento de los Focolares.


[1] Visita del Card. Joseph Ratzinger al encuentro de las focolarinas, respuestas a las preguntas. Castel Gandolfo, 8 de diciembre de 1989. Archivo Chiara Lubich en Archivo General del Movimiento de los Focolares.

[2] Declaración de Chiara Lubich en: Comunicado de Prensa Movimiento de los Focolares, 20 de abril de 2005

[3] I movimenti nella Chiesa. Atti del Congresso mondiale dei movimenti ecclesiali, Roma, 27-29 maggio 1998, Coll. Laici oggi 2, Libreria Editrice Vaticana, Città del Vaticano 1999

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