Articulado en tres mesas redondas, el Seminario El desafío social de la economía actual, reunió a 121 personas en el Salón de Conferencias de ICADE en Madrid. Éxito de participación en la presentación de la EdC en esta prestigiosa universidad.

El Decano de la Facultad de CC. Económicas y Empresariales, D. Alfredo Arahuetes inauguró el acto académico y destacó la importancia de la Economía de Comunión como respuesta a un mundo cada vez más desvirtualizado tanto desde el punto de vista económico, como de relaciones humanas, siendo éstas la base de toda sociedad.

“¿Será esta propuesta extrapolable al mundo y no sólo para los cristianos?” Es la pregunta crítica que lanzab el profesor de la misma facultad, D. Raúl González Fabre. Al mismo tiempo destacó el valor de la EdC al subirse al ring: “Somos muchos los que criticamos la economía desde fuera, pero la EdC intenta subir al boxeador dentro para cambiar el modelo”.

Luigino Bruni, Coordinador de la Comisión Internacional de la EdC recogió el guante explicando que la EdC tiene como valor fundamental, la fraternidad, que es universal. Frente a una sociedad que históricamente ha tendido a poner distancia y mediadores en las relaciones para evitar el contacto, la EdC busca la relación que crea comunidad, aunque ésta suponga el riesgo de salir de uno mismo para encontrar al “otro”.

Acto seguido, las intervenciones de D. Carlos Ballesteros García, profesor de Ciencias Económicas de la Facultad y Luca Crivelli, profesor de la Universidad de la Suiza Italiana y miembro de la EdC. En ellas se profundizó, por un lado, en la importancia de construir un mundo diferente a través de nuestros actos cotidianos de consumo. Y por otro, en los valores inherentes en los diferentes tipos de empresas sociales. En particular, Crivelli destacó que la particularidad de la EdC es la experiencia de relación mutua en las empresas que incluye elementos como justicia, compartir con los pobres, resolver problemas y dirigir democráticamente las empresas.

Las experiencias de Teresa Ganzon, CEO del Bangko Kabayan (Filipinas), banco rural filipino especializado en microfinanzas, y la de Elena Bravo, Directora de la La Miniera, unidad de estancia diurna en Dos Hermanas (Sevilla) demostraron la validez de las empresas de EdC. En el caso del banco, Teresa explicó cómo construyen relaciones de fraternidad con sus clientes, conociendo sus verdaderas necesidades y sus potencialidades. Con ello han logrado, por ejemplo, que los microcréditos sean viables y generen empleo de forma estable. De hecho han pasado de 1.000 a 10.000 clientes.

“En la Miniera trabajamos poniendo a la persona en primer lugar”- explicó Elena Bravo- “aplicando de forma real la confianza, el respeto y la comunión. Y hemos logrando que los trabajadores sientan que la empresa es suya también”. Entre otras anécdotas, explicó que esta forma de vida incluye ser legales. “Mi socio acudió al Ayuntamiento a devolver la parte de la subvención que nos había sobrado y se quedaron de piedra, nunca nadie antes lo había hecho. ‘Si todos hiciéramos lo mismo, quizás no estaríamos como ahora’ nos dijo el funcionario”.

Ejemplos que ponen de manifiesto que hay otra forma de entender y vivir la economía, válida no sólo para los cristianos, sino para todos los seres humanos.