“Ante los dramáticos acontecimientos de anoche en París, que se suman a los que recientemente sucedieron en otras partes del mundo, estamos de luto, junto a quienes sufrieron la violencia en sus familiares y amigos y a los que creen posible la unidad de la familia humana.
Con desconcierto y con la firme condena de todo acto de violencia contra la vida humana, emerge con potencia una pregunta: ¿dimos todos los pasos y emprendido todas las acciones posibles para conseguir las condiciones necesarias, entre las que se cuentan más paridad, más igualdad, más solidaridad, más comunión de los bienes, por las que la violencia y las acciones terroristas pierden la posibilidad de actuar?
Frente a un plan que se presenta como perverso, es evidente que no existe una sola respuesta. Pero es también evidente que tampoco la reacción incontrolada a la violencia hará retroceder a los que quieren anular las fuerzas vivas de los pueblos y su aspiración a convivir en paz.
La convicción que el mundo puede caminar hacia la unidad y superar los conflictos y la violencia de las armas, permanece viva en el alma y en la acción de los que tienen en el corazón el amor por cada hombre y el futuro de la familia humana y quieren realizarlo mediante la acción de la política, los instrumentos de la economía y las reglas del derecho.
El Movimiento de los Focolares, mientras llora con quien llora, sigue creyendo en el camino del diálogo, de aceptar y respetar al otro, cualquiera sea y de cualquier proveniencia, credo religioso y pertenencia étnica. Por eso, junto a todos los que en distintos campos trabajan por la paz, aun a riesgo personal, los Focolares renuevan el propio compromiso para intensificar y multiplicar actos y gestos de reconciliación, espacios de diálogo y comunión, ocasiones de encuentro e intercambio a todos los niveles y en todas las latitudes, para aunar el grito de la humanidad y transformarlo en nueva esperanza”.
Comentarios
Me uno decididamente con todas las personas que con su buena voluntad somos constructores de la paz, abundando en la gratuidad del amor, estando prontos a perdonar las ofensas, acogiendo a todos sin distinción, uniéndome especialmente a los franceses en su libertad, igualdad y FRATERNIDAD.