Experimentar la vida de la ciudadela

 
Más de 80 chicas y muchachos estuvieron en la Mariápolis por unos días para poner en práctica la ley del amor recíproco.

Enero ha visto una gran afluencia de jóvenes que vinieron para compartir algunos días en la Mariápolis. El 7 llegaron los jóvenes: 45 que provenían de Rosario, Paraná, Formosa, La Rioja, Chaco, Río Cuarto, Buenos Aires, Uruguay y Paraguay. Habían tenido que sortear muchas dificultades, especialmente económicas debido a las largas distancias, pero poco a poco se fueron allanando y la “providencia” tampoco estuvo ausente esta vez. Permanecieron hasta el 11. Durante esos días se alternaron reflexiones para profundizar en la espiritualidad de la Unidad, talleres sobre comunicación, sobre el año de la fe y el Youcat, deporte, momentos de comunión profunda en los distintos grupos que se armaron, guitarreadas… y mucho mate compartido acompañando largas charlas para conocerse, en muchos casos, con los nuevos amigos.

Las jóvenes estuvieron a partir del 10 hasta el 15. Eran 36, de Buenos Aires, Pergamino, La Rioja, Entre Ríos, Rosario, Casilda, Paraguay, Italia y Alemania. Con un sketch representando a 3 chicas que llegaban a la Mariápolis en búsqueda de un espacio para sus carpas, las gen presentaron la propuesta de cómo vivir estos días: “Queremos compartir en lo cotidiano, conocernos, jugar, cantar, profundizar nuestra relación con Dios, nuestra fe y preguntarnos ¿qué quiero para mi vida?…”

También para ellas las actividades fueron muy variadas: intercambio de experiencias, talleres prácticos y formativos, trabajo en la Mariápolis, recorrida por la ciudadela, conociendo más del ideal que la anima, noche de talentos, hamburgueseada y mucho más.

“Así fue que en 5 días pudimos ir en profundidad sin perder la alegría, la frescura, riéndonos, hasta con una guerra de “bombas” de agua para combatir el calor”, dicen.

Antes de regresar a sus ciudades, cada uno expresó lo que había vivido. Sólo algunas de esas impresiones bastan para expresar la huella profunda que dejó en cada uno estos días de convivencia.

“Si pudiera dar a estos días el titulo de una película seria: La búsqueda implacable; porque se busca amar hasta en lo más pequeño, al que está a nuestro lado”.

“Cuando uno da el primer paso, cuando elige perderse a uno mismo para hacerse uno con el otro, descubre un mundo nuevo, un mundo en el que las cosas simples son el pilar de nuestra vida, en el que cada abrazo, cada sonrisa, cada tristeza o alegría, bastan para alcanzar aquella tan anhelada “felicidad””.

“Aprendí muchísimo, me llevo grandes amigos, hermosas anécdotas, pero sobre todo me llevo muchas ganas de volver”.

“Me voy muy contento por qué sé que en cada lugar en donde estaremos nos esforzaremos juntos para construir la unidad de nuestro mundo. De manera especial me impactó el cementerio, y poder conocer a los que ya llegaron en la Mariápolis celestial”

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