“Le mandé un mensaje a mi hijo: ‘Me parece que me morí y me desperté en el paraíso'”. Fue el comentario de una señora uruguaya que visitó la Mariápolis por primera vez, con un grupo de 20 personas del Uruguay. Entre ellos había varios pioneros de la Mariápolis. Quien había estado en 1969, otros en la década del ’70 y del ´80 todos constructores en primera línea de la Ciudadela que surgía. En esa época realizaban trabajos que hoy ya no existen como el cuidado del tambo, la plantación de los árboles, la construcción de lo caminos. En un momento compartido con los habitantes de la Mariápolis intercambiando impresiones era evidente que la “experiencia” realizada por ellos años atrás y la que hacen hoy los jóvenes no difiere en la sustancia. “Nosotros nos bañábamos con agua fría ustedes hoy tal vez no tienen esa realidad, pero la entrega es la misma, comentó uno de ellos”. Visitas guiadas, momentos de intercambio, guitarreadas todo contribuyó a generar una corriente de amistad y empatía. Despidiéndonos un señor comentó: “Me costaba entender qué había que hace en el Movimiento de los Focolares. En este viaje entendí que se trata de generar una corriente de amor, de construir con todos relaciones de amor recíproco. Ahora puedo decir que en estos tres días también yo hice la ‘experiencia'” .