60 jóvenes en una convivecia especial

 
Durante el mes de enero la Mariápolis recibió a los jóvenes que vinieron a compartir la vida la Ciudadela y profundizar en los principios que la sostienen.

Durante el mes de Enero alrededor de 60 jóvenes provenientes de Chaco, San Luis, Mendoza, Buenos Aires,  Santa Fe y Paraguay aprovecharon las vacaciones para realizar en la Mariápolis Lia una convivencia bajo el lema: “Subite al tren, no te detengas”. La propuesta de fraternidad e internacionalidad que ofrece la Mariápolis fue el marco ideal para experimentar que el amor reciproco permite establecer vínculos profundos si se tiene la mente y el corazón abierto para recibir a quien está al lado.

La jornada comenzaba temprano con el trabajo en el parque, en la fábrica de mermeladas, artesanía y en la limpieza de diversos locales. Los 44 grados de sensación térmica no fueron un impedimento para participar, por la tarde, a los distintos talleres que se ofrecían. Ocasiones para reflexionar y descubrir en las propias vidas la presencia del Amor de Dios que se manifiesta sobre todo en los momentos de dolor. No faltaron los juegos, las canciones y los distintos talentos que se pudieron presentar en una “Noche de talentos”. Además, compartir las propias experiencias, vivencias y alegrías fue una oportunidad para experimentar que la comunión puede ser un camino de crecimiento personal y colectivo.

La convivencia en pequeños grupos fue el espacio privilegiado en el cual poner en práctica la Regla de Oro: “Haz a los demás lo que te gustaría que te hagan a ti”, vector de todos estos días. Lavar los platos, ofrecerse para cocinar, posponer un gusto personal, mantener el orden eran todas expresiones concretas del amor que da sentido a cada acción cotidiana. Un experimento a baja escala que, dado que resulta en lo pequeño, podría resultar también a gran escala.

Alegría, emoción, amor, volver a empezar, encontrar el sentido, empuje, Dios, todas palabras que se repetían aquí y allá. “Aquí descubrí el valor de las pequeñas cosas”; “En este dolor descubro que está Dios y quiero amar a quien este a mi lado”; “Me voy feliz con ganas de amar” fueron las expresiones de algunos de los participantes.

Costaba separarse y volver cada uno a sus ciudades, pero se dejaron con el compromiso de llevar a sus lugares de origen lo vivido en estos días.