“Seamos luz en un mundo con Sombras”

 
El 22 de setiembre se realizó la Fiesta de los jóvenes en la Mariápolis Lía con la presencia de Maria Teresa y Chicca, madre y amiga de la beata Chiara Luce Badano.

La ciudadela, que ya se venía preparando, de pronto comenzó a mostrar un intenso trajinar acomodando los últimos detalles, ubicando consignas, montando curiosas estructuras, completando la señalización para recibir como se debe a los contingentes que comenzaban a llegar de más lejos, la Patagonia, Paraguay, Cuyo, el Noroeste. La naturaleza, el  clima, los sembrados, la primavera en todo  su esplendor y  esta invasión de juventud iban armando un combo perfecto para la fiesta. La emoción de llegar, sorprenderse, los que nunca habían estado, la emoción de volver y reencontrarse los que ya otras veces estuvieron. Recibiendo a todos el lema de este año “SEAMOS LUZ EN UN MUNDO CON SOMBRAS”, que intrigaba y desafiaba. ¿Qué luz y qué sombras?

 

Rama y Maite, del equipo organizador, se encargan de explicarnos que inspirándose en  la joven que iba a estar en el centro de la jornada, conocida como Chiara Luce (Luz) y el heroico testimonio que dejó, partieron de la idea de ‘ser luz en la oscuridad’, que luego cambiaron por ‘sombras’, porque nunca todo es negativo, la oscuridad está en los extremos, afirman. Un verdadero compromiso para los jóvenes de la Mariápolis “porque éramos muy conscientes de que no se puede dar lo que no se tiene y, más allá de la sonrisa, el espectáculo, de la buena onda, la luz que debía brillar era nuestra vida”.

Luces, sombras y compromiso que comenzaron a ser protagonistas desde el primer momento en forma dinámica, desde distintos talleres sobre temas de actualidad como el de “diálogo abierto a 360º”, donde pudieron interactuar seguidores del Islam, practicantes de la filosofía yoga,  cristianos evangélicos, católicos, miembros de la comunidad judía, y personas de distintas convicciones no religiosas. En “Sin fronteras”, el tema fueron las migraciones, la oportunidad de conocer las dimensiones del problema y sobre todo experiencias concretas de acogida, además de orientación para involucrarse en la solución. La emergencia ecológica  en “Salvar el planeta”  tuvo su espacio de concientización y de información sobre los pasos que se van dando hacia una “ecocity”. “Preguntas y respuesta” permitió el diálogo directo con protagonistas e interesados en el tipo de sociedad que se establece entre todos los habitantes de la Mariápolis.

La jornada concluyó con una noche de talentos que caldeó el ambiente hasta que fue oportuno retirarse a cuarteles de invierno para encarar con  energías renovadas la fiesta central.

El domingo, amanece sin nubes, con viento suave del noreste.

La ciudadela se despierta con todo, cada uno a sus puestos, enriquecida por el aporte de los amigos de las comunidades vecinas haciéndose cargo de todas las tareas de recibimiento y contención de la mayor afluencia que, a media mañana, se fue agolpando en torno al auditorio hasta que se abrió el acceso por  la manga que resaltaba la oscuridad y las luces, hasta que se cubrió todo el espacio,  al ritmo de los temas originales de las jornadas interpretados por el conjunto musical de este año.

A continuación el ya clásico momento teatralizado, salpicado de experiencias personales de luz en las sombras de la convivencia humana. Teresa, coreana, en un castellano aprendido, relata imperturbable su intervención en ayuda de un chino – pueblo rechazado en su cultura  – encendiendo un destello insólito y contagioso de fraternidad en su entorno. Gaspar, rosarino, ofrece su testimonio de defensa de la vida despertando reacciones a favor y en contra que lo someten a un maltrato insoportable e injusto en su carrera estudiantil, del que sale fortalecido por su coherencia. Icaro, brasileño, se juega el puesto por no tranzar con la corrupción y Julieta, con una historia familiar complicada, sale de su encierro dándose un tiempo para abrirse a los demás.

 

Matizado con coreografías y canciones el clima estaba preparado para recibir la historia de vida de Chiara Luce Badano, culminada a los 18 años, edad de la mayoría de los jóvenes que colmaban, expectantes, el auditorio. Nada del otro mundo, se diría, una vida sin duda sana en todo sentido y feliz, hasta que la sorprende un mal incurable y arranca un proceso que la lleva al amor más heroico en las vicisitudes normales de la familia, las amistades, y en su entrega cada vez más explícita por el ideal de la fraternidad universal.

Escuchada de la voz de su madre, María Teresa, y de su mejor amiga, Chicca, que se esmeraban en trasmitir fielmente sus palabras, parecía tenerla allí presente, como una más, con su frescura adolescente, su humor, su gesto de rechazo ante el dolor, “No me hables ahora, mamá”, su lucha, sus conquista “ahora sí puedes h

ablarme”, su declaración de amor, “Lo quieres tú, Jesús, lo quiero yo” y finalmente, “Sé feliz, porque yo soy feliz”.“Chiara Luce estuvo con nosotros – reflexiona Maite – Se la sentía tan presente, cercana, accesible en la voz de su madre, con una realidad tan igual a la nuestra, que es como si hubiera sido anteayer”.

El gesto de Memet, joven musulmán, que quiso subir a besar las manos de la madre como máximo homenaje de su cultura, fue el gesto que vino a sellar ese momento único.

Y la vida continúa. Tiempo de distensión al aire libre, los grupos que se forman espontáneos sentados en el pasto y  el aroma de los choripanes que sobrevuela arrastrado por una brisa traviesa. Juegos, canciones y ahora a los stands. Hay para todos los gustos. Sigue la competencia de luz y sombras. En “Sacale brillo a tu libertad”, se entra en un laberinto oscuro, juego de luces, cortina de billetes, piso movedizo, falso, espejos engañosos, materialismo, consumismo, narcisismo, hasta llegar a la luz del momento presente. “Soy una persona, me pongo etiquetas que me hacen sentir vacía, ahora me las voy a ir quitando, dejar de juzgarme y lastimarme y salir a amar así como soy”.

Otro stand “Milonga”, que no es un baile, sino una organización de voluntariado que trabaja con miles de ongs, de allí la sigla. Luego, “Via de Escape”, el tema de las adicciones, con la colaboración de la Fazenda de Florencia Varela. “Economía de comunión”, con una dinámica donde la eficiencia en la rotura de nueces delataba el origen de las grandes desigualdades. “Valía la pena”, fue recorrido por la vida de pioneros de la ciudadela y finalmente “Diálogo de carismas”.

Momento conclusivo en el auditorio. A cantar y saltar, nostalgia y euforia, abrazos, promesas, proyectos, contactos, ecos y consignas: “Venía con muchas oscuridades…”. “Un clima que no se vive en ningún otro lado”. “No conocía a nadie, me llevo muchas cosas”. “Confirmé mis ganas de venir a hacer la experiencia”. “Un regalo…  todo tenía que ver con todo”. “Lo que más me llegó fue el lema” y en la remera, impreso, “S.O.S.  LUZ”.

“La verdad que la pasé genial – mensajea Alexia ya en su casa -, y esa forma de vivir unidos el Evangelio en el día a día nunca la vi en otro lado. Creo que todos nos llevamos el significado de lo que es una comunidad que te hace desear estar allí”.

Maite y Rama confirman su impresión de que el propósito inicial de vivir a fondo, “que el testimonio del amor supere la actividad y el producto”, que rige en Mariápolis, estuvo muy presente.