Shabaton 2019: Poniéndole el cuerpo a la esperanza

 
7° Encuentro entre Judíos de la Comunidad Bet El y cristianos en la Mariápolis Lía

Hacen ya 7 años,  que decidimos poner todo nuestro ser en movimiento, saliendo de las comodidades de un templo, de un espacio conocido, para dar lugar en medio de la pampa, a la sorpresa, a la novedad y al desafío de los caminantes… La Mariápolis Lía se convirtió en la casa de Judíos y Cristianos y bajo ese cielo que albergó nuestros rezos, nos volvimos Comunidad.

Vimos encenderse una luz distinta en cada uno de nosotros y pudimos
descubrirnos unos a otros, tal vez por primera vez. Repartimos abrazos, nos dimos en sonrisas, en plegarias, nos convidamos en mates y caminatas, y recibimos Vida, coraje, viáticos y compañía para el camino, manos hermanas, horizontes y esperas compartidas. Paso a paso nos fuimos reencontrando con nuevos espacios dentro y fuera de nosotros.

 

Preparamos el Shabat con el amasado de la Jalá, trenzamos nuestros desalientos y esperanzas y nuestras historias se volvieron único pan, para compartir en la mesa, para repartir como testimonio de sabrosa Paz.
Una vez entrelazados, comprometidos y juntos, nos hicimos templo, luz, canción, plegaria.

Los salmos, leídos alternadamente por judíos y cristianos, nos hermanaron, y la cantilacion de la Tora, nos transportó de nuevo al único vientre que nos dio vida…Nos animamos a desandarnos, y elegimos esas huellas que marcan el camino de encuentro que queremos caminar; nos detuvimos a mirar juntos el paisaje y los atardeceres nos encontraron en ronda, con el corazón encendido, abierto, compartido….Como se decía de las primeras comunidades cristianas, hechos “un solo corazón y una sola alma”.

 

No solo nos trenzamos en pan, sino también en ramas, que venidas de la fiesta de las Cabañas, se volvieron corona de adviento ofrendada durante la misa del domingo; símbolo de la espera y el compromiso por ese tiempo en el que, como dice Isaías “En todo mi monte santo no habrá quien haga ningún daño, porque así como el agua llena el mar, así el conocimiento del Señor llenará todo el país “

 

Durante 3 días de Shabaton, probamos que “esperando solos poco se alcanza”, como dice la Canción de Caminantes de Maria Elena Walsh, “el silencio es cruel, y peligroso el viaje, yo te doy mi canción y tú me das coraje”. Las palabras, miradas, escuchas y gestos se volvieron canción y coraje para todos, porque aprendimos a esperarnos y a esperar juntos.

Que podamos seguir poniéndole el cuerpo a la esperanza de la que fuimos testigos allí donde estamos, con la conciencia de que no estamos solos.