“Es todo eso, pero no sólo eso…”

 
Un proyecto de señalización para acompañar las distintas miradas en el recorrido de la ciudadela, que a nosotros mismos, y a los que están de paso, nos permitiera identificar con más facilidad, de acuerdo a las distintas miradas, los motivos de mayor interés que la caracterizan.

Elio, 5 años, cuando el lunes la maestra le pregunta qué hizo el fin de semana, relata con entusiasmo que ha estado “en el campo de los abuelos” y la ha pasado bomba y, de acuerdo a lo que va describiendo de muchas casas, calles, sembrados, laguna, pájaros, árboles, máquinas, talleres, industrias…, y “tan grande que hasta cementerio tiene…”, remata, a los ojos de la maestra los abuelos deberían ser unos potentados, y nada que ver. El tema es que los abuelos viven en la Mariápolis Lía. Conclusión: que para Elio la Mariápolis es el campo de los abuelos. La mirada del niño, que los ha visto vivir y ha vivido allí como en su casa y en familia en cualquier sector de esta ciudadela, ha dejado en su mente una imagen que es cierta, es real, pero no es la única, por supuesto.

Este episodio me vino a la memoria cuando todos los habitantes estables de la Mariápolis compartimos un proyecto de señalización que a nosotros mismos, y a los que están de paso, nos permitiera identificar con más facilidad, de acuerdo a las distintas miradas, los motivos de mayor interés que la caracterizan.

La idea se venía conversando desde hace tiempo – me comentan Marisa Gómez y Roberto Ramacciotti, responsables de este aspecto – . Por un lado, el temor de no ofrecer a los visitantes todo lo que la Mariápolis tiene y,  por la otra, que se sintieran como a la deriva, no sabiendo cómo moverse. Por ejemplo – puntualiza Roberto – , nosotros hemos iniciado un camino para una ciudadela autosustentable, con energías renovables, una eco-ciudad, y en ningún lado hay algo que lo indique, por lo que permanece oculto. Nos parecía que era un déficit.

Pero, además de lo sustentable, existen muchas otras lecturas que se pueden hacer de la Mariápolis. ¿Cuál es la fundamental? Le envío la pregunta a Vicky Frascarelli, arquitecta especializada en ordenamiento territorial,  o planificación urbana, que desde su estudio en Buenos Aires completa el equipo, y responde:

Para mí es la fraternidad  porque, estés de paso, para un encuentro o por trabajo eso es lo que allí se siente, ver al otro y a la otra como hermanos. He ido muchas veces, desde chica, con distintas personas, y siempre se repite que estás ahí y estás con tus hermanos, en tu casa, y las ganas de construir algo juntos, como también en otras Mariápolis en el mundo que he tenido la oportunidad de conocer, la misma sensación, aunque sea en Kenia. Para mí ese es el ideal como sociedad.

R: Una ciudadela que invita a construir un mundo nuevo, y dentro de eso hay muchos caminos, incluso aquí el contacto con la naturaleza…

En efecto, uno que llega a la Mariápolis Lía puede hacerse la idea de que vino a un hermoso parque, y es cierto, o a un country, lo cual no es cierto, o a un lugar turístico, que es relativamente cierto, o a uno religioso…

M: Todo eso es cierto, pero no es sólo eso. También una ciudad moderna, podríamos agregar, y es cierto, pero no sólo. Muchas lecturas que hay que armonizar y poner en valor, ¿no? En primer lugar, redescubrirlas, actualizarlas incluso a nuestra propia mirada. Todo esto que “es cierto y no sólo”, es lo que estamos llamados a ofrecer mejor.

R: La Mariápolis es una criatura del Movimiento de los Focolares y cuando era pequeña, ofrecía la aventura de los comienzos, la belleza y la gracia de nuestra vida espiritual, el recorrido por los trabajos, y punto. A medida que crecía fueron surgiendo otras cosas, que con el tiempo también se irán renovando. La señalización debería ser como la carta de un menú para que cada uno pueda aprovechar lo que hay ahora, de acuerdo a su interés, o también descubrir cosas nuevas que no sabía que le apetecían.

Concretamente, ¿qué espacios y qué estructuras abarca este proyecto de señalética?

R: Por de pronto, integrando los tres barrios, Solidaridad, Villa Blanca y Campo Verde, abarca lo civil, lo urbano, lo productivo, lo formativo, lo espiritual, y ambiental…, , la relación entre generaciones, niños, jóvenes, adultos, ancianos, familias, laicos, curas, diálogo a todo nivel, interculturalidad…, y siempre nos vamos a quedar cortos. En fin, una muestra, laboratorio, banco de prueba de mundo unido.

M: También quisiéramos, con las nuevas tecnologías, que la gente pudiera acceder a la información sobre lo que ve e interactuar con la historia de la Mariápolis a distancia.

¿Y se les vino a ocurrir ahora la señalización, cuando la pandemia pone entre paréntesis todos los proyectos?

R: Sí, justamente ahora, cuando la única señalización a la vista es el cartel en la tranquera que invita a no pasar. Pero, así son las cosas. Esta extensa “cuarentena” nos está dando la posibilidad, e incluso obligando a trabajar mucho entre nosotros, planificar, aunar criterios. Si paramos el motor del auto el mecánico puede trabajar mucho más cómodo – Roberto es ingeniero electrónico -, aprovechando también para poner al día la casa, pintura, orden, refacciones que habían ido quedando por el camino.

Evidentemente la esperanza es que, cuando termine este “mundo paralelo” – como ha bautizado Elio a la vida en cuarentena, ahora que él ya tiene 10 años – , y el motor ponga primera, recorrer la Mariápolis pueda descubrirnos con más facilidad motivos de interés que ya existían, pero no siempre lográbamos apreciar a primera vista.