Gen Verde de gira por Panamá y América Central

 
Después de su participación en Panamá para la JMJ. Su viaje continúa ahora a Cuba, Guatemala y El Salvador.

En el último álbum “From the inside outside” se ve una mirada positiva de las personas: todas tienen la oportunidad de encontrar en sí esa luz que pueden dar a los demás. ¿Es así?

Adriana: A menudo escuchamos que hoy la sociedad está atravesando una noche cultural, donde hay tanta “oscuridad” y las divisiones son más evidentes. Queremos que el mensaje de este álbum sea una invitación a sacar la esperanza que tal vez esté escondida bajo las cenizas, reavivándola. El álbum nace de la experiencia hecha con miles de jóvenes durante nuestras giras. Gracias al proyecto “Start Now”, un programa con talleres artísticos y un concierto final, tenemos la oportunidad de vivir en estrecho contacto con las nuevas generaciones. Nos damos cuenta de los desafíos que afrontan, pero también de sus bellezas. Generalmente, ofrecemos nuestra experiencia, pero nunca desde arriba como alguien que ya ha resuelto todo. Sino que junto a ellos miramos los desafíos e intentamos afrontarlos y darles una respuesta. Varios nos han dicho: “Cuando regrese a casa, las circunstancias externas no habrán cambiado, pero las afrontaré de manera diferente”.

¿Crees que la música, el canto, el baile funcionan para entrar en contacto con los jóvenes?

Sally: Las disciplinas artísticas tienen estas características: facilitan el diálogo, la apertura y los resultados a menudo sorprenden. Una vez en una escuela, una estudiante sufría de mutismo selectivo, es decir, había decidido no hablar más. Cuando ella se inscribió en el grupo de cantos, nos preguntamos: ¿qué hará? El primer día no abrió la boca. El segundo agradeció, el tercero se ofreció a cantar una segunda voz. Al regresar a casa llorando, confió a su madre: “Encontré mi voz”. Incluso los maestros se conmovieron: “No podemos creer, ella siempre estaba sola, ahora comienza a hablar con los demás, a relacionarse…”. Esto es solo un ejemplo, pero habría muchos otros.

En la canción “Not in my name” se aborda la relación entre cristianos y musulmanes. ¿Cómo nació?

Adriana: Queríamos expresar solidaridad con nuestros amigos musulmanes y resaltar los valores que compartimos, sabiendo que muchos de ellos están sufriendo, porque se está difundiendo una imagen no correcta de los musulmanes y porque el corazón de su religión no es lo que difunden los medios de comunicación. Además, la misma experiencia al crear la canción fue un signo de diálogo: también nos inspiraron las palabras del Dr. Mohammad Ali Shomali, Director del Instituto Internacional de Estudios Islámicos en Qum (Irán) que conocimos en Loppiano. Afirma que todos somos gotas que reflejan el rostro de Dios y juntos podemos ser un océano de amor. Cuando leyó las palabras de la canción, dijo que se sentía expresado. Para el arreglo de la pieza hemos involucrado a Rassim Bouabdallah, miembro de los Focolares de religión musulmana, quien tocó el violín en la grabación.

Ahora están en América Central, donde también participaron en la JMJ, ¿cómo va el viaje?

Alessandra: En Panamá, en las ciudades de Chitré y Colón, hemos realizado un concierto con jóvenes para miles de peregrinos con motivo de la JMJ: estar en el escenario con ellos ha sido escuchar y decir a tantos que podemos esperar juntos. La experiencia en el Instituto Penal de mujeres en la ciudad de Panamá también fue fuerte. Las mujeres realmente viven una vida difícil, pero hubo una escucha increíblemente profunda: cuántos aplausos espontáneos, cuántas lágrimas durante las canciones… Al final, muchas nos dijeron que parecía que habíamos vivido las mismas experiencias y que juntas podíamos levantarnos y mirar al futuro, en un lugar donde parecería imposible. Fue experimentar la misericordia de Dios que obra en nuestras vidas más allá de cualquier circunstancia.

Anna Lisa Innocenti

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