Movimiento de los Focolares

Lublín (Polonia) – Conflicto, diálogo y cultura de la unidad

En 1996 Chiara Lubich recibió el doctorado h.c. en Ciencias Sociales por su contribución y fuerte impulso dado a la comprensión del diálogo como elemento clave para la construcción y el mantenimiento de la paz y la unidad de la familia humana. Hoy, a la luz de esta experiencia, la teoría y la praxis del diálogo –característica específica del “carisma de la unidad” de Chiara Lubich- son la piedra fundamental de la vida de muchas personas, de culturas y religiones distintas. En un mundo donde las diferencias étnicas y religiosas a menudo conducen a conflictos violentos, la difusión del carisma de Chiara Lubich está contribuyendo al diálogo constructivo entre personas, generaciones, clases sociales y naciones. Es así que surge la idea, promovida por la Universidad Católica de Lublín, el Instituto Universitario Sophia de Loppiano junto con el Centro para el diálogo con la cultura del Movimiento de los Focolares, de realizar un congreso que analice el significado del diálogo. Este congreso tendrá lugar el 3 y 4 de junio próximos en Lublín, a partir del call for papers (método académico para la recopilación de ponencias) que se difunde en estos días y al cual hay que responder antes del 30 de marzo. Los promotores invitan a todos los interesados que quieran proponer contribuciones originales a explorar, desde distintas perspectivas y prácticas, los caminos hacia el respeto, el manejo de las diferencias, la comprensión recíproca, la resolución de conflictos y la construcción de la paz. Se identificaron cinco áreas de interés. Se le dará preferencia a aquellas contribuciones que ofrezcan un enfoque multidisciplinario, que provengan desde la psicología, la economía, la pedagogía, la politología, la sociología y las ciencias de la comunicación. Las propuestas de intervenciones  deberán tener el objetivo de llenar el vacío entre la teoría y la práctica. Serán seleccionadas sólo las presentaciones inéditas, que aporten un valor agregado a la comprensión teórica y práctica del tema ‘el conflicto y el diálogo’. Para inscribirse y proponer un “paper”, escribir a:  congresslublin2016@gmail.com ÁREAS TEMÁTICAS:

  1. El diálogo en las comunidades: entre carisma e institución
  2. La resolución de conflictos a través del diálogo
  3. Los actores del cambio político y los procesos de participación
  4. Los procesos individuales, interpersonales e intergrupales en la gestión y en la prevención de conflictos
  5. El diálogo entre las disciplinas y la transdisciplinaridad.

Es posible  intervenir en el congreso con una contribución propia, respondiendo al siguiente call for papers antes del 30 de marzo. Algunos de los principales expositores del congreso son:

  • Adam Biela, prof. de psicología y sociología (Universidad Católica de Lublín Juan Pablo II, Polonia)
  • Catherine Belzung, neurobióloga (Universidad       François Rabelais de Tours, Francia)
  • Mauro Magatti, sociólogo (Universidad Católica del Sacro Cuore, Milán, Italia)
  • Katarzyna Olbrycht, pedagoga, (Universidad de Silesia, Katowice, Polonia)
  • John Raven, prof. di psicología (Universidad de Manchester, Escocia. Universidad Católica de Lublin Juan Pablo II, Polonia)
  • Marina Santi, pedagoga (Universidad de Padua, Italia)
  • Bogusław Śliwerski, pedagogo (Presidente del Comité de Ciencias Pedagógicas PAN, Polonia)
  • Krzysztof Wielecki, sociólogo (Universidad Cardenal Stefan Wyszynski, Varsovia, Polonia)
  • Stefano Zamagni, economista (Universidad de Boloña, Italia)

 

Claretta Dal Rì y la aventura de la unidad

Claretta Dal Rì y la aventura de la unidad

Claretta_dal_Ri-04«Diciembre 1948. Esta noche, en la oficina de mi padre se ha reunido la crema y nata del ambiente católico de Rovereto: los presidentes de las asociaciones juveniles de la Acción Católica, de San Vicente, de las Hijas de María, de la Tercera Orden franciscana y el párroco naturalmente. Y estoy yo, con 18 años, presidente de la Juventud estudiantil. La oradora es Valeria Ronchetti. Hay algo en ella que me sorprende, habla de Dios, pero no como había oído hablar hasta ahora a otras personas; no hay nada externo o estudiado, ¡Valeria lo posee! Ella expresa algo que le quema en el corazón, y que desborda con fuerza… Quedé impresionada. Es un relato de guerra, cuenta experiencias sobre lo que ha encontrado, junto con sus compañeras, en el Evangelio, sobre cómo han descubierto que Dios es Amor; es un torrente de agua viva que me sumerge. A la luz de las velas, porque se fue la luz, un señor entrado en años y muy serio le pregunta irónicamente: «Pero señorita, ¿no tiene miedo de entusiasmar así a la juventud? ¿Y si fuera un fuego de paja?». Valeria es una persona llena de entusiasmo, cuando habla está llena de fuego y así son sus respuestas. Se pone de pie y con vehemencia dice: «¿Cómo? Si no tenemos miedo de entusiasmar a la juventud con el deporte, la pintura, la montaña, todas cosas bellas pero que pasan; ¿cómo vamos a tener miedo de que la juventud se entusiasme con Dios que es el único que permanece?». Claretta_dal_Ri-02Un gran silencio. Yo quedo literalmente conquistada. La montaña, la música, la pintura… ¡Todo eso lo he experimentado! Todas las cosas sanas y bellas las he probado, y me he dedicado a ellas por años, pero nunca me han llenado verdaderamente. En esta búsqueda siempre había quedado insatisfecha. Pero entonces éste es el punto, es esto lo que busco: es Dios la respuesta a este último período de insatisfacción, de soledad, de confusión en mis relaciones, de activismo, de aburrimiento. Todos se van del lugar, saludando a Valeria con jovialidad y sonrisas. Pero no me parece que hayan entendido nada de lo que dijo. Me pregunto: ¿si ella puede tener eso de lo que ha hablado –y se ve evidentemente- por qué no puedo tenerlo yo también? A este punto viene a mi mente un dicho de San Agustín: «Si ellos, y aquellos, ¿por qué no yo?». Le doy la mano a Valeria: «¡Quiero hacer como tú, ayúdame!». Nos despedimos y nos damos cita para el día siguiente. Empieza así la aventura». Fuente: Città Nuova online

Los refugiados en mis bicicletas de montaña

Los refugiados en mis bicicletas de montaña

20160225-01«Soy un funcionario público y vivo en Catanzaro. Participando en un encuentro de amigos que trabajan en el ámbito social, conocí algunos jóvenes extranjeros que viven en un centro de refugiados, que necesitaban bicicletas para ir al trabajo. Me acordé que en el garaje tengo dos bicicletas de montaña en buen estado, que yo aprecio mucho, pues me traen buenos recuerdos por las largas excursiones en la montaña que hice junto con mi hijo. Sin dudar levanté la mano para ofrecerlas. Era necesario, sin embargo, superar las dificultades para que llegaran a su destino. Poco tiempo después me enteré de que estos amigos organizaban, para fines de enero, un congreso de tres días en un pueblo turístico cercano de la vivienda de los refugiados. Me invitaron a participar en el congreso. No se pueden imaginar lo grande que fue mi alegría cuando recibí esta invitación. Yo mismo podía transportar las bicis – ahorraba tiempo y costo- y además podría entregarlas personalmente a los interesados teniendo así la oportunidad de conocerlos. Existía sin embargo otra dificultad: las bicis eran demasiado grandes y no lograba que entraran en el portaequipajes de mi auto. No sabiendo cómo resolver esto, le pedí ayuda a un vecino que es comerciante de objetos usados. Le pregunté si podía ayudarme a encontrar una solución. Cuando supo que quería dar las bicis a unos refugiados comenzó a decir que era mejor que se las diera a él, que de ese modo podría ganar algo y que no le parecía “que había que ayudar a estas personas desconocidas que llegan a nuestro país a sacarnos el poco trabajo que existe y que crean muchos problemas y tensiones sociales”. Dándose cuenta de que yo permanecía firme en mi decisión me dijo que un amigo nuestro tenía dos porta bicicletas que me iban a venir muy bien. Fui a ver a este amigo, que se mostró en cambio disponible enseguida, muy contento de prestar sus porta bicicletas. Todo estaba saliendo bien. El día establecido, 4 jóvenes refugiados llegaron al lugar donde se desarrollaba nuestro congreso a retirar las bicis. Apenas las vieron, todavía cargadas en el techo del auto me di cuenta que les brillaban los ojos. Tal vez pensaban que iban a encontrar viejas bicis herrumbradas, en cambio eran lindas, nuevas y marchaban bien. Me quedé muy contento de verdad y lleno de alegría; luego tímidamente y con gran dignidad agradecieron diciendo que ellos eran pobres y no tenían nada para darme, pero que esa misma noche iban a volver para cantarnos sus canciones al compás de los tambores, durante la celebración eucarística. Estoy convencido que la relación de amistad que nació, permanecerá…» (Domenico, Italia)    

Palabra de Vida de marzo de el año 2016

Era lo que esperaban los judíos de su tiempo. Jesús comenzó a anunciarlo en cuanto se puso a recorrer los pueblos y ciudades: «El Reino de Dios está cerca» (cf. Lc 10, 9). E inmediatamente después: «El Reino de Dios ha llegado a vosotros»; «El Reino de Dios está en medio de vosotros» (Lc 17, 21). En la persona de Jesús, Dios mismo se establecía en medio de su pueblo y tomaba en mano la historia con decisión y fuerza para guiarla a su meta. Los milagros que Jesús hacía eran signo de ello. En el pasaje del Evangelio del que está tomada esta palabra de vida, Jesús acaba de curar a un mudo liberándolo del diablo que lo tenía prisionero. Es la prueba de que ha venido a vencer el mal, cualquier mal, y a instaurar por fin el reino de Dios. En el lenguaje del pueblo hebreo, esta locución, «reino de Dios», se refería a Dios que actúa en favor de Israel, lo libera de toda forma de esclavitud y de todo mal, lo guía hacia la justicia y la paz y lo inunda de alegría y de bien: un Dios que Jesús revela como «padre» misericordioso, amoroso y lleno de compasión, sensible a las necesidades y a los sufrimientos de cada uno de sus hijos. También nosotros necesitamos escuchar el anuncio de Jesús: «El Reino de Dios ha llegado a vosotros». Mirando a nuestro alrededor, con frecuencia tenemos la impresión de que el mundo está dominado por el mal, que los violentos y los corruptos llevan la delantera. A veces nos sentimos dominados por fuerzas adversas, hechos amenazantes que nos sobrepasan. Nos sentimos impotentes ante guerras y calamidades ambientales, matanzas y cambio climático, migraciones y crisis económica y financiera. Y aquí se sitúa el anuncio de Jesús, que invita a creer que Él, ya desde ahora, está venciendo el mal y está instaurando un mundo nuevo. En el mes de marzo de hace 25 años, hablando a miles de jóvenes, Chiara Lubich les confesaba su sueño: «Hacer que el mundo sea mejor, poco menos que una sola familia, como si perteneciese a una única patria, un mundo solidario; es más, un mundo unido». Entonces, como hoy, esto parecía una utopía. Pero para que ese sueño se hiciese realidad los invitaba a vivir el amor recíproco con la certeza de que de ese modo tendrían entre ellos «a Cristo mismo, el Omnipotente. Y de Él os lo podréis esperar todo». Sí, Él es el Reino de Dios. ¿Cuál es nuestra tarea? Hacer que Él esté siempre entre nosotros. De ese modo –seguía Chiara– «será Él mismo quien actúe con vosotros en vuestros países, pues Él volverá en cierto modo al mundo, a todos los lugares en los que os encontráis, gracias a vuestro amor recíproco y a vuestra unidad. Y os iluminará en todo lo que tengáis que hacer, os guiará, os sostendrá, será vuestra fuerza, vuestro ímpetu, vuestra alegría. Por Él el mundo a vuestro alrededor se convertirá a la concordia, toda división se suturará. […] Amaos entre vosotros, pues, y sembrad el amor en muchos rincones de la tierra entre las personas, entre los grupos, entre los países, con todos los medios, para que se haga realidad la invasión de amor de la que hablamos muchas veces y para que adquiera solidez –con vuestra aportación– la civilización del amor que todos esperamos. A esto estáis llamados. Y veréis cosas grandes»[1]. Fabio Ciardi [1] IV Festival internacional de los Jóvenes por un mundo unido (Genfest), Palaeur de Roma, 31-3-1990: cf. C. Lubich, La doctrina espiritual, Ciudad Nueva, Madrid 2002, pp. 424, 431.