Movimiento de los Focolares
Concierto “Toulouse  por Italia”

Concierto “Toulouse por Italia”

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Rocco Femia, director de la Revista Cultural Radici

«Lo podemos realizar, decíamos, y no sólo lo logramos sino que lo hicimos de la forma más hermosa». Quien habla es Rocco Femia, director de la Revista Cultural RADICI, concluyendo el concierto “TOULOUSE FOR ITALY” en solidaridad con las víctimas del sismo en Italia, organizado por la revista francesa de cultura italiana. Y los números le dan la razón: la Halle aux Grains de la hermosa Toulouse, estaba colmada. Lo recaudado estaba destinado a los damnificados italianos y superó las expectativas más optimistas. Los numerosos patrocinadores cubrieron los gastos de organización, de modo de no perjudicar la recaudación a fin de que todo fuera a beneficio de las víctimas del terremoto. Ahora será AMU (Acción por un mundo unido, Ong de los Focolares) quien canalizará el fruto de la solidaridad de los franceses, a través del proyecto RimPresa, ya en curso y dirigido directamente a las familias perjudicadas. «Quiero agradecer a todos los participantes que hicieron que esta velada fuera un evento inolvidable, un signo de solidaridad, celebrando de forma majestuosa la música de gran nivel. Con la generosa respuesta de ustedes hemos ganado nuestra batalla. Las vibraciones de los corazones fueron más fuertes que la misma destrucción», afirmó R. Femia muy conmovido. La multitud de los presentes escuchaba en silencio como si fuera una sola persona con más de mil corazones: «Gracias por su apoyo y generosidad», concluyó. Toulouse_for_Italy_05Unos cincuenta artistas se presentaron gratuitamente, confirmando su fuerte sensibilidad hacia quien sufrió graves pérdidas: la orquesta de cámara OCCITANIA con música de Bach; el Grupo Incanto de cantos populares italianos y que gira por el mundo con un musical de nombre “ITALIANI, cuando los emigrantes éramos nosotros”; el Trio DALTIN; Vicente y Rafael PRADAL de España; el virtuoso guitarrista de flamenco Kiko Ruiz; el Trío de música Jazz NACCARATO; la delicadeza y el virtuosismo del mandolinista Julien Martineau; las canciones-poesías del gran Faber, interpretadas por la Banda de Fabrizio DE ANDRÉ; las inolvidables músicas de las más famosas películas italianas y la gran final con ovación de pié a la soprano Cécile LIMAL quien entonó “La vita é bella”…de Roberto Benigni. Todo alternado por las vivaces presentaciones del trío compuesto por Rocco Fernia director de la Revista RADICI y por los periodistas de televisión Marina Lorenzo y Patrick Noviello. El director de RADICI, en el agradecimiento, no se olvidó de mencionar a nadie, consciente del aporte de cada uno para lograr el éxito del evento: desde el equipo de los técnicos al director artístico, a la dirección de sonido, de luces. Y además mencionó al vice-alcalde Francis Grass, al Cónsul de Italia en Toulouse, Fabrizio Mazza, los patrocinadores, los benefactores, los medios de comunicación… todos juntos han “ganado la batalla”. Es lo que experimenté mientras compartía con los artistas y los técnicos una cena informal después del concierto. Se siente que existe un hilo profundo que los une, hecho de confianza recíproca, estima, talentos compartidos, solidaridad; de ganas de que el mundo sea más hermoso. Advertí con alegría y estupor que este hilo se entrelazó también conmigo, con AMU. Por lo tanto no me sorprenderé si descubro que apenas estoy viendo el comienzo de una larga y beneficiosa relación de colaboración. De hecho, presentando “Acción por un mundo unido”, durante el concierto, Rocco Femia puso en evidencia el slogan del proyecto RimPresa, como expresión de aquello que para los presentes parecía ya una convicción: «vibra la esperanza, no tiembla el futuro». Gustavo Clariá

Palabra de vida – Enero 2017

«Ayer fui a cenar fuera con mi madre y una amiga suya. Pedí como guarnición un plato de guisantes, que decidí dejarme para comerme el postre, que me apetecía más. Pero mamá dijo que no. Estaba a punto de ponerme de morros, pero recordé que Jesús estaba justo al lado de mamá, así que me puse a sonreír». «Hoy he vuelto a casa cansado y, mientras veía la tele, mi hermano me ha quitado el mando de las manos. Me he enfadado mucho, pero luego me he calmado y le he dejado ver la tele». «Hoy mi padre me ha dicho una cosa y yo le he respondido mal. Le he mirado y he visto que no estaba contento. Entonces le he pedido perdón y él me ha perdonado». Son experiencias de la Palabra de vida contadas por niños de 5º de Primaria de un colegio de Roma. Puede que no haya una relación directa entre esas experiencias y la Palabra que vivían en ese momento, pero este es precisamente el fruto de vivir el Evangelio: que incita a amar. Independientemente de la Palabra que nos propongamos vivir, los efectos son siempre los mismos: nos cambia la vida, nos pone en el corazón el acicate a estar atentos a las necesidades del otro, hace que nos pongamos al servicio de los hermanos y las hermanas. No puede ser de otro modo: acoger y vivir la Palabra hace que nazca en nosotros Jesús y nos lleva a actuar como Él. Es lo que deja entender Pablo cuando escribe a los corintios. Lo que apremiaba al apóstol a anunciar el Evangelio y a trabajar por la unidad de sus comunidades era la profunda experiencia que había hecho con Jesús. Se había sentido amado y salvado por Él; había penetrado tanto en su vida, que nada ni nadie podría separarlo nunca de Él; ya no vivía Pablo, porque Jesús vivía en él. Pensar que el Señor lo había amado hasta dar la vida lo volvía loco, no lo dejaba tranquilo, y lo incitaba con una fuerza irresistible a hacer lo mismo con el mismo amor. ¿Nos apremia también a nosotros el amor de Cristo con la misma vehemencia? Si de verdad hemos experimentado su amor, no podemos no amar a nuestra vez y entrar con valentía donde hay división, conflicto u odio para llevar concordia, paz y unidad. El amor nos permite proyectar el corazón por encima del obstáculo para ponernos en contacto directo con las personas, comprenderlas, compartir con ellas y buscar juntos la solución. No se trata de algo optativo. La unidad hay que perseguirla a toda costa, sin dejarnos frenar por una falsa prudencia, por dificultades o posibles enfrentamientos. Esto se demuestra especialmente urgente en el campo ecuménico. Esta Palabra ha sido elegida en este mes en que se celebra la «Semana de oración por la unidad de los cristianos» de distintas Iglesias y comunidades, para que nos sintamos todos estimulados por el amor de Cristo a ir los unos hacia los otros y así recomponer la unidad. Afirmaba Chiara Lubich el 23 de junio de 1997 en la apertura de la II Asamblea Ecuménica Europea en Graz (Austria): «Será un auténtico cristiano de la reconciliación solo quien sepa amar a los demás con la misma caridad de Dios, esa caridad que nos hace ver a Cristo en cada uno, que está destinada a todos –Jesús murió por todo el género humano–, que toma siempre la iniciativa, que es el primero en amar; esa caridad que lleva a amar a todos como a uno mismo, que nos hace uno con los hermanos y las hermanas en los dolores y en las alegrías. Y también las Iglesias deberían amar con este amor». Vivamos también nosotros la radicalidad del amor con la sencillez y la seriedad de los niños de ese colegio de Roma. FABIO CIARDI Palabra elegida por un grupo ecuménico de Alemania que viviremos junto con muchos hermanos y hermanas de distintas Iglesias para dejarnos acompañar por esta promesa de Dios a lo largo de todo este año, en que se conmemoran el 500º aniversario de la Reforma.