
Gen3 de Rumania: Dios tiene un plan sobre nosotros
AcompaƱados por algunos de sus asistentes, 13 gen3 se dirigen hacia el congreso que los espera en la ciudadela Faro de los Focolares, en Krizevci, norte de Croacia. Durante el viaje se respira una atmósfera de gran serenidad y expectativa. El tema del congreso, ya lo saben, serĆ” comprometedor y desafiante: JesĆŗs Abandonado. Se hablarĆ” del dolor, del sufrimiento, de la clave para saberlo leer y vivir, en un mundo de jóvenes que busca sólo bienestar y falsas felicidades. El viaje es largo, de Rumania el bus entra a HungrĆa. Al atardecer, algunos de los chicos se quedan dormidos. De golpe se oye un fuerte sonido de claxon y, en medio de una espesa neblina, aparece la imagen frontal de un enorme camión antes del espantoso impacto entre los dos vehĆculos. Teia, Adelin, Delia, Eve, Bea, Iulian y todos los demĆ”s chicos estĆ”n vivos. Pero el shock es grande. āEl primer auto que se detuvo en seguida despuĆ©s del accidente ā cuenta Rozi, un asistente ā era el de los primeros auxilios. Acababa de terminar su turno y estaba volviendo a la base. ĀæCómo no leer en esto un signo del amor de Dios? Los policĆas se portaron sĆŗper con nosotros: nos acogieron en la sala mĆ”s grande de su cuartel hasta que llegó otra buseta para recogernos. DecĆan que difĆcilmente se sale vivos de choques de este tipo⦠luego nos brindaron pizza y dulcesĀ». Una vez llegados al hospital, los chicos son separados en las distintas unidades. Bea: āEn ese momento nos sentimos perdidos, no entendĆamos el hĆŗngaro, estĆ”bamos asustados y solos, no comprendĆamos lo que estaba pasando y cómo tenĆamos que contestar a lo que nos preguntaban los mĆ©dicos. Cada uno de nosotros, aislado de los demĆ”s, estaba solo, como JesĆŗs Abandonado. Fue como encontrarlo y vivirloā. Eve: āMĆ”s tarde llegaron unas personas para ayudarnos a traducir. Una focolarina de Rumania hubiera tenido que llegar a HungrĆa el dĆa anterior, pero habĆa perdido el bus. Cuando supo del accidente, estaba cerca de la ciudad en la que nos encontrĆ”bamos. El chofer propuso a los demĆ”s pasajeros que no hicieran otras paradas para llevarla directamente al hospital y asĆ permitirle ayudarnos lo mĆ”s pronto posible. Ella nos dijo que ahĆ entendió por quĆ© habĆa perdido el bus el dĆa anteriorā.
Rozi: āLos mĆ©dicos nos dijeron que tenĆamos que quedar en el hospital para hacer mĆ”s exĆ”menes. EmpecĆ© a llamar a los padres de los chicos. Muchos de ellos se encontraban a 15 horas de distancia del hospital. AdemĆ”s los gen 3 seguĆan pidiĆ©ndome que retomĆ”ramos el viaje hacia el congreso. Al final logramos obtener el permiso de dejar el hospital, con la firma de los padres, y sin tener que afrontar ningĆŗn gastoā. Delia: āA ese punto tenĆamos dudas con respecto a la continuación de nuestro viaje, pero entendimos que todas las cosas preciosas tienen un costoā. Algunos dĆas despuĆ©s, siete chicos, en representación del grupo, llegan a la ciudadela Faro. La experiencia de dolor y miedo, pero tambiĆ©n de intensa unidad vivida entre ellos, muestra cómo el tema tratado en el congreso, ya se ha transformado en realidad para ellos. Cuenta Iulian: āEl accidente nos hizo entender que vale la pena abandonarse totalmente en las manos de Dios, cualquier cosa nos pase en la vida. Ā”JesĆŗs Abandonado nos une de una manera increĆble! Nos quedamos con vida porque Dios tiene un plan sobre nosotros: nos espera una aventura divinaā. Por Chiara Favotti