Movimiento de los Focolares

Dios está cerca de los que sufren

Hoy la calidez de la Navidad nos ayuda a sentirnos todos más familia, más  uno entre nosotros, más hermanos; a compartirlo todo: alegrías y dolores. Sobre todo, dolores con aquellos que por las circunstancias más variadas transcurren esta Navidad sumidos en el sufrimiento: una enfermedad, una desgracia, una prueba, una circunstancia dolorosa… […] Si miramos con ojos humanos el sufrimiento, sentiremos la tentación de buscar la causa en nosotros o fuera de nosotros, en la maldad humana, por ejemplo, en la naturaleza o en otras cosas… Ese accidente es culpa de aquél, esa enfermedad es por mi culpa; esa prueba dolorosa proviene de aquel otro… Todo esto también puede ser verdad, pero si pensamos sólo de esta manera, olvidamos lo más importante. Nos olvidamos que detrás de la trama de nuestra vida está Dios con su amor, que quiere o permite las cosas por un motivo superior, que es nuestro bien. […] ¿Qué decirles entonces hoy a los que luchan en medio del sufrimiento? ¿Qué podemos desearles? ¿Cómo comportarnos con ellos?  Acerquémonos a ellos, ante todo, con sumo respeto: porque aunque todavía no lo piensen, ellos son visitados por Dios. Después compartamos, en todo lo posible, sus cruces. Asegurémosles nuestro constante recuerdo y nuestras oraciones, para que sepan acoger directamente de las manos de Dios todo lo que les angustia y les hace sufrir. Ayudémosles, además, a tener siempre presente el valor del sufrimiento. Y recordémosles ese maravilloso principio cristiano por el cual un dolor amado como rostro de Jesús crucificado y abandonado puede transformarse en alegría. […] Siendo conscientes de que quien se pone a caminar en el camino de Dios no puede escapar al sufrimiento, deseamos a todos que sepan descubrir cada dolor pequeño o grande que encuentren con amor, con gran amor, para donarlo al Niño Jesús […] como los Reyes Magos ofrecieron sus regalos. Será el mejor incienso, el mejor oro, la mejor mirra que podremos depositar en el pesebre.   Chiara Lubich, 25 de diciembre de 1986

Trabajo público y fraternidad

Trabajo público y fraternidad

CD_02«Por más que África sea rica, existen otros que parecen beneficiarse más que África de sus riquezas. Al conceder contratos y hacer concesiones para la extracción de minerales a las multinacionales por ejemplo, existe un juego de intereses, en los cuales ‘los beneficios’ y los ‘compromisos’, ‘los arreglos’ y ‘los agradecimientos’ tienen como consecuencia la explotación del país productor, sin un verdadero aumento del nivel de vida de las poblaciones» Raphael Takougang, abogado camerunés de Comunión y Derecho, delinea con fuertes pinceladas el cuadro de la realidad que se vive hoy en África: «La corrupción en África no es sólo obra de ciudadanos individuales, es sobre todo, un modo consolidado con el cual las potencias económicas “crean” y sostienen a políticos déspotas con tal de que estén dispuestos a proteger sus intereses, con la complicidad silenciosa dela comunidad internacional». Los que pagan son siempre los más pobres. Takougang no se limita sólo a hacer denuncias, al contrario, a pesar de todo se manifiesta optimista «porque está naciendo una nueva generación de líderes políticos en África que ha comprendido que tendrá que ser principalmente el ciudadano quien controle la acción de quien lo gobierna para asegurar la defensa de los derechos fundamentales de los pueblos africanos a la vida, a la educación, a la salud, al bienestar espiritual y material». Patience Lobé, ingeniera – responsable mundial de las voluntarias, quienes, junto con los voluntarios animan Humanidad Nueva – durante todo su mandato como dirigente en el Ministerio de Obras Públicas en Camerún recibió pesadas amenazas: «Para la concepción africana de la solidaridad cualquier persona necesitada debe sentirse satisfecha en sus necesidades. . Por este motivo pasaban continuamente personas por mi oficina, algunos para pedir trabajo, otros para pedir apoyo económico. Durante mi permanencia como responsable en esa oficina no hubo un día en el cual no hubiera sido tentada o amenazada. La corrupción es un virus difundido, contagioso, difícil de extinguir. Como todos los virus hay una vacuna que sirve para poderlo debilitar. La vacuna podría estar representada por un verdadero cambio de mentalidad: la educación a una cultura distinta de la  consumista, que  encuentra en la posesión de los bienes y en recorrer el tener como único camino hacia la felicidad». CD_01Del mismo modo, no es fácil comenzar a abrir caminos y buenas prácticas en el campo de la lucha contra la ilegalidad en la gestión del dinero público. Françoise, funcionaria francesa en el Ministerio de Finanzas, cuenta: «Por la variedad de las situaciones, de los servicios públicos y de las cuestiones que debo tratar, no es siempre fácil mantener el discernimiento, defender la legalidad, sostener las buenas prácticas de gestión o simplemente ser coherente con los principios de honestidad (también intelectual), rectitud, cooperación y solidaridad con los colegas. Pero la experiencia de trabajo en el correr de los años me ha confirmado, que, cada vez que fui fiel a estos valores, descubrí siempre nuevos horizontes, nuevos modos de actuar, las situaciones se resolviendo y la unidad entre instituciones y personas fue posible». Paolo, dirigente Municipal de una gran ciudad italiana, agrega: «No debemos olvidar que como empleados públicos nuestra función primaria es la dedicarnos al bien de la comunidad en todos sus aspectos, asumiendo el peso de las responsabilidades que deriven de esta actitud. Cada acción debe realizarse conforme a principios y valores sin los cuales no se puede vivir juntos, de tal manera que favorezcan el bienestar y el progreso humano de todos los ciudadanos». Lucha contra la corrupción, por lo tanto, pero no sólo esto. Difundir buenas prácticas, respetar los derechos del ciudadano y de sus necesidades, pero también acogida, capacidad de ponerse a trabajar en red con otras instituciones: son es éstos los grandes desafíos para quienes trabajan en la Administración Pública. Los participantes  en el Congreso están convencidos de esto e hicieron suyo este procedimiento para continuar llevando adelante cada día. Son semillas de una cultura de la legalidad que fructificará, sin hacer ruido, en su propio país.  

Genfest 1980: el mundo una familia

Genfest 1980: el mundo una familia

Genfest1980_cNací en Bérgamo (Italia), soy la mayor de 4 hijos de una linda familia con sólidas raíces cristianas. Cuanto tenía 17 años, iba a la escuela superior y estaba comprometida en la parroquia. Me apasionaba el estudio, dedicarme a los demás, los paseos a la montaña. Tenía muchos amigos y una experiencia de fe rica. Era, como se decía entonces, “una buena muchacha”, sin embargo… me faltaba algo. Buscaba algo todavía más grande, bello, auténtico. Italia atravesaba años difíciles marcados por los atentados de las Brigadas Rojas y por la crisis laboral. Mi papá, metal-mecánico, primero se había tenido que acoger al subsidio estatal porque le habían reducido el horario laboral y, después perdió definitivamente el trabajo. Yo sentía un fuerte el dolor ante las injusticias, ante las contraposiciones sociales, me atraía el compromiso político para renovar la sociedad. Transcurría horas hablando con mis amigos, confrontándonos en debates que, sin embargo, me dejaban vacía por dentro. Genfest-1981_aUn día Anita, una chica de la parroquia, nos invitó a mí y a mi hermana al Genfest que se iba a realizar en Roma. Nos dijo que nos encontraríamos con miles de jóvenes de otros países y también con el Papa. Anita tenía algo especial. Una alegría sincera brillaba en sus ojos, y como ella, otras personas de la parroquia –el sacerdote, dos catequistas, un seminarista- parecía que tenían un secreto: estaban siempre abiertos a todos, disponibles, eran capaces de escuchar en forma auténtica. Con una buena dosis de inconciencia, mi hermana y yo partimos con un centenar de jóvenes de la parroquia a Roma, al Genfest. Debido a un accidente llegamos tarde al estadio Flaminio, y nos tocó ubicarnos en la parte alta de las graderías, en la parte descubierta y lejos del palco donde ondeaba un escrito: “Por un mundo unido”. Llovía sin parar y estaba empapada. Empecé a preguntarme cómo se me había ocurrido emprender una aventura de este tipo. Pero enseguida unos jóvenes suizos que estaban sentados unas gradas más debajo de las nuestras, nos pasaron una lona para que nos reparáramos de la lluvia, nos ofrecieron comida y nos prestaron binoculares para poder seguir mejor el programa. Hablábamos idiomas distintos, pero nos entendimos enseguida: experimenté la gratuidad del amor y una gran acogida. En la gramilla del estadio, a pesar de la lluvia, se alternaban coreografías coloridas. Me parecía que había entrado en otra dimensión. 40.000 jóvenes llenos de entusiasmo que llegaban de todas partes de la Tierra, que daban testimonio del Evangelio vivido realmente. Genfest1980Después subió al palco una pequeña mujer de cabello blanco. Era Chiara Lubich. La veía por el binocular. Apenas empezó a hablar, el estadio hizo profundo silencio. Escuchaba absorta, más por su tono de voz y por la convicción que emanaba que por sus palabras. Tenía una potencia que contrastaba con su figura frágil. Hablada de un “momento de Dios”, y a pesar de que hizo referencia a las divisiones, fracturas y desunidades de la humanidad, anunciaba un gran ideal: el de un mundo unido, el ideal del Jesús. Nos invitaba a llevar lo divino a la sociedad, al mundo, mediante el amor. Su intervención duró pocos minutos. Yo me sentía como aplastada por una conmoción que nunca había experimentado. Tenía el rostro húmedo por las lágrimas. Salí de ese estadio caminando entre el río de jóvenes, con la profunda convicción de que –desde ese momento en adelante- ningún acontecimiento doloroso o difícil me podría destruir: ¡el mundo unido es posible y yo tengo la maravillosa posibilidad de construirlo con mi vida! ¡Había encontrado! Quería vivir como Chiara, como esos jóvenes con quienes había estado esa tarde, tener una fe como la de ellos, su misma vivacidad, su misma alegría. Genfest1980_dA la mañana siguiente, en la Plaza San Pedro, tuvo lugar el fascinante encuentro con Juan Pablo II. Durante el viaje de regreso, yo –que era timidísima- bombardeé de preguntas a las Gen: ¡quería saber todo de ellas! Empecé a frecuentarlas en mi ciudad. Las Gen me hablaron de su secreto, un amor sin condiciones a Jesús Abandonado en cada pequeño o gran dolor en nosotros o a nuestro alrededor. Comprendí que se trataba de una experiencia de Dios, radical, sin medias tintas; que Él me invitaba a darLe todo, a seguirlo. Me vino un temor grandísimo pues para mí se trataba de TODO o NADA. En los meses sucesivos al Genfest, no faltaron los sufrimientos y dolores fuertes. Pero la vida que había emprendido con las Gen, el poderle dar un sentido al dolor, la unidad entre nosotras hecha de amor concreto, de comunión, me ayudó a seguir adelante, más allá de cada obstáculo, en una aventura extraordinaria que me dilató el corazón. Experimenté que, con Dios en medio nuestro, todo es posible y la realidad de la familia humana que había soñado era posible. Patrizia Bertoncello

Curso para novios

Se trata de un curso de preparación al matrimonio en el Centro internacional de Castelgandolfo, al que están invitados jóvenes de distintas naciones que desean dialogar sobre los valores fundamentales de la vida de pareja. En modo interactivo y dinámico serán propuestas temáticas como:

  • la elección de la persona
  • el ‘paso’ del yo al nosotros
  • la comunicación en la pareja
  • los conflictos y el perdón
  • el lenguaje del cuerpo
  • fecundidad y procreación responsable
  • y muchas otras cosas

Han colaborado en la elaboración del programa, junto a los expertos de Familias Nuevas, cuatro jovenes parejas de distintas nacionalidades: Filipinas, Portugal, Brasil, Italia. Para información e inscripciones:  famiglienuove@focolare.org Telf. +39.06.97608300 – +39.06.9411614

La Fiesta de las Luces

La festividad judía de Janucá, conocida también como la Fiesta de las luces o Luminarias, que cada año comienza el 25° día del mes hebraico de Kislev y se prolunga en el mes de Tevet, este año iniziará en la noche del 13 de diciembre y durarà hasta el 20. La fiesta recuerda la revuelta de los Macabeos, en el II siglo a.C., che insurgieron en defensa del monoteísmo, de su tierra y de sus costumbres, contra los Griegos que querían despojar a los judíos de su identidad. Cuando regresaron al Templo de Jerusalén, después de la ocupación helénica, para reconsagrarlo encontraron una pequeña ampolla de aceite, suficiente sólo para un día. Milagrosamente esa pequeña cantidad de aceite siguió iluminando por 8 días. Cada año, en éste período, cada familia judía enciende en su casa la Januquiá (el candelabro de nueve brazos) por ocho noches, así como fueron los días en que la ampolla de aceite permaneció encendida en el Templo. El candelabro se pone cerca de la ventana, para que sea bien visible, como advertencia de respeto a la vida y a sus ideales.