Movimiento de los Focolares
Escuela Loreto: crecer como familia

Escuela Loreto: crecer como familia

IMG-20160806-WA0042En la Escuela Loreto cada vez que empieza el año, nada es igual que antes. Sucede desde 1982, año de su fundación, porque es siempre distinta la procedencia de los núcleos familiares que la frecuentan. Así como son distintas las expectativas que los impulsan a venir a Loppiano. El ritmo de las lecciones se adapta a sus idiomas y culturas; el trabajo, que es parte integrante de la Escuela, se reacomoda; los momentos de fiesta se enriquecen con nuevos sonidos y colores.Los cursos, que están centrados en temas de familia bajo la orientación de la espiritualidad de la unidad, coinciden con el año escolar de los hijos que frecuentan las escuelas públicas vecinas. Japón, Corea, México, Brasil, Colombia, Italia-Argentina, Vietnam, son los países de las 8 familias del curso recién inaugurado. Los une un único deseo: crecer como familia en el amor recíproco del Evangelio. De hecho es ésta la única ley vigente en la ciudadela en la que estas familias quieren hacer una experiencia de inmersión total. “¿Por qué vinimos aquí?”, tratan de responder Indian Henke y Emilio de Pelotas (Brasil). “Para buscar lo esencial de la vida. No queríamos quedarnos en el círculo vicioso del lucro por eso, insertamos nuestra empresa en el proyecto de la EdC, vendimos el automóvil, les regalamos a los pobres la mitad de nuestra ropa y algunos electrodomésticos. Fue una revolución y, como consecuencia, nos vino un deseo irresistible de hacer una experiencia formativa juntos, con nuestros hijos”. IMG-20160805-WA0028“Para venir – cuenta Bao Chau, vietnamita, papá de los niños – tuvimos que esperar cuatro años por motivos familiares. Estábamos a punto de retirar la inscripción, cuando, se disiparon las dificultades, y sentimos fuertemente que Dios nos esperaba en Loppiano. Estamos aquí desde el 2016. Debido al idioma, en el curso anterior no pudimos comprender todo. Por eso pensamos quedarnos otro año. Hice la solicitud a mi jefe, les pedí a mis hermanos si me podían ayudar con el préstamo de la casa e hice la solicitud a los responsables de la Escuela. Después de casi dos meses, finalmente todas las respuestas fueron afirmativas”. “Estamos felices de quedarnos – agrega la esposa de Bao Vy – para aprender más profundamente la vida del Evangelio y, regresando, compartir con las familias de Vietnam, creciendo juntos en el amor cada día”. “Venimos de Corea y ella es nuestra hija María Grazia de 13 años”. Así se presentan Irema y Michele, quienes fueron docentes de un Instituto que hace unos quince años fundó Michele para responder a la general exigencia de una mejor preparación universitaria. “De los diez estudiantes con los que empezamos –cuentan– en tres años las inscripciones llegaron a mil. El trabajo nos exigía cada vez más y nuestro proyecto de construir una familia unida y armoniosa empezó a resentirse” Después de una profunda comunión entre ellos, a principios de junio surgió la decisión de vender y buscar otro trabajo. Después a Michele le surgió una idea: “¡Si vendemos el Instituto y vamos a Loppiano por un año!”. Era la propuesta que Irema le había hecho cuando estaban recién casados, pero entonces no era realizable. “Teníamos que lograr vender antes de las vacaciones. Rezamos mucho y el último sábado de junio se vendió el Instituto. ¡Realmente Dios nos quería aquí!”. IMG-20170201-WA0007También componen este multiforme mosaico internacional, Francesca (34), italiana, y Roberto (37) argentino de Córdoba. “Después de varias experiencias vividas en otros países –ahora somos residentes en Italia, en Loreto. En nuestro itinerario familiar, hasta ahora breve pero intenso, no han faltado las dificultades: los contextos familiares distintos, algunos hechos externos a nosotros y nuestra forma, diferente, de reaccionar nos han obstaculizado, pero el amor y la voluntad de construir una familia sana y abierta son fuertes. Así maduró la decisión de venir a la Escuela Loreto con Isabel (3 años), para aprender a dar la justa prioridad a cada cosa y crecer como personas y como padres. Viviendo la comunión y el intercambio con los demás, y así quizás un día ser también nosotros testigos del Evangelio en el mundo”. Ver el Video

Dios se hace Niño

https://vimeo.com/246971375 Video en italiano y/o en inglés «Yo sólo había escuchado hablar de Santa Claus, pero ninguno me había contado la verdadera historia de Navidad, ¡la historia de Jesús que nace!», cuanta una niña. «Sí, la gente se había olvidado un poco de ella, pero nosotros se la podemos recordar! Como ya están haciendo muchos otros niños en todo el mundo», responde otro. Son los gen 4, niños y niñas «que quieren a todos como hizo Jesús y que hacen ver a todos que ¡Él es el don más grande!», como ellos mismos explican. Se lo enseñó Chiara Lubich, la fundadora del Movimiento de los Focolares, que les había dirigido a ellos esta invitación: «Hagan nacer a Jesús en medio de ustedes con su amor; ¡así será siempre Navidad! […] Podemos ofrecer a todo el mundo a Jesús, a Jesús en medio nuestro, y llevar este amor, esta alegría a las calles, a las escuelas, a los pequeños y a los grandes… ¡por doquier!». Hace algunos años, Chiara, paseando por las calles de Zúrich, en Suiza, antes de Navidad, había visto las vitrinas con luces, juguetes, la nieve sobre los árboles, Santa Claus… y se había preguntado: ¿Dónde está Jesús? Jesús no estaba. «Este mundo rico se apropió de la Navidad, pero han desalojado a Jesús», escribía. «¿Qué quiere decir ‘desalojado’?» Pregunta una niña. «Significa que Jesús no tiene lugar donde vivir, como cuando nació que no encontraban un lugar para Él». «Entonces Chiara nos dijo: ¡al menos nosotros hagámosle una fiesta! Nosotros los gen 4 de todo el mundo queremos hacer así e invitar a todos a hacerlo». Seguidamente nace la idea de hacer estatuitas del Niño Jesús y pesebres y ofrecerlas a las personas que quizás no saben o no recuerdan que Jesús es el regalo más importante de la Navidad. «Queremos hacer que recuerden que la Navidad es la fiesta de Jesús. Y les decimos a las personas: ¿quieres llevarlo a tu casa? Hay quien responde que no, hay quien pasa y ni siquiera se detiene, pero otros se detienen y nosotros les damos las imagencitas de Jesús o los pesebres, preparados por nosotros. Vamos a las principales plazas de las grandes ciudades, a los centros comerciales, se las damos a nuestros alcaldes y vamos a las casas de ancianos, tratamos de llamar la atención con nuestros quioscos, con nuestras canciones; organizamos fiestas de Navidad para muchos niños. Es como una ola de felicidad que involucra a todos y vuelve a poner en el centro de la Navidad al “festejado”».

En el corazón del Caribe

En el corazón del Caribe

Nuvoletta_VenezuelaUna emergencia continua, pero también solidaridad y el deseo de abandonar el lugar. En Venezuela, hay un difícil cuadro socio político. La inflación está por las nubes, el aumento persistente del número de personas en estado de pobreza extrema, para muchos la falta de lo más necesario, enfrentamientos violentos. En Cuba y en Puerto Rico, después del paso del huracán, hay una difícil reconstrucción, el éxodo de millares de personas, falta la electricidad, de agua potable y comunicaciones. Sin embargo, también en medio de estas dificultades extremas, no falta la vitalidad del pueblo caribeño y la voluntad de recomenzar. María Augusta y José Juan, de la comunidad de los Focolares de la zona del Caribe, cuentan: «La situación general en Venezuela es muy dolorosa, por la falta de comida, medicinas, por la impotencia y la precariedad cada vez mayor y, además, también por el continuo éxodo de personas que dejan el país. La lista de nuestros amigos que ya se fueron, y de otros que se están preparando para irse, es larga. No obstante esto, debemos “permanecer al pie de la cruz”, en medio de tanto dolor, con la esperanza en la Resurrección, que ya vemos encarnada en las personas, en su profundidad y en la solidaridad evangélica que los alienta» Ofelia, en nombre de la comunidad venezolana, cuenta: «No es fácil encontrar soluciones a los problemas que estamos viviendo, como la falta de comida, ropa y medicinas. Pero tenemos vivo en el corazón las palabras de Jesús “Den y se les dará”, que podemos vivir día a día. Si alguien no tiene nada para comer, compartimos el paquete de arroz o las medicinas y todo lo que nos llega de mil maneras. Y entre aquellos que tienen más necesidad circula todo, sin distinción. Cada uno piensa y tiene presente a los demás, la vida circula y la comunidad crece. En medio de la violencia y de la precariedad de cada día, la presencia de Jesús entre nosotros es como una llama que atrae y da esperanza» MeetingMaría Augusta y José Juan también nos dan noticias sobre la situación de la comunidad de Cuba: «El fin de semana pasado, en Santiago, se realizó una Mariápolis con casi 200 personas, un signo de la vida que brota siempre nueva en medio de las dificultades que todos debemos enfrentar» Y con respecto a la comunidad de Puerto Rico dicen: «Como bien saben, se viven meses verdaderamente trágicos por los devastadores efectos del huracán que destruyó la isla. De allí recibimos continuos y conmovedores testimonios de amor evangélico y de solidaridad entre todos» Aquí algunos testimonios: «Van 56 días sin luz eléctrica y hay agua solo durante 30 minutos por día. No es fácil trabajar en la oficina con el gran calor, ¡pero se puede! La antorcha ilumina un poco, las botellas de agua se pueden poner al sol y a medio día ya hay un poco de agua tibia para lavarse. Por el calor tan fuerte… un abanico o un spray con agua y alcohol refresca un poco…» «Algunos jóvenes del Movimiento y de la Parroquia Inmaculado Corazón de María del pueblo Patillas, junto con los estudiantes del Colegio San Ignacio, distribuyeron alimentos a las comunidades más necesitadas. En total 237 bolsas de alimentos» «Mi experiencia en Palma Sola fue muy fuerte por la destrucción y la falta de todo. Ponerme al servicio, junto con mi familia, fue la cosa más linda que hice en mi vida» «Tenemos siempre algo para dar, evaluamos bien lo que necesitamos y ofrecemos el resto con alegría al que lo precisa» «Fuimos a la comunidad de Recio del “barrio” Guardarraya de Patillas. Era difícil llegar a causa de las calles destruidas por el huracán. Comenzando por la periferia donde la devastación fue total, sumando pobreza a la miseria que ya existía, hemos encontrado ancianos con rostro cansado y desalentados, personas con problemas de asma, úlceras en las piernas, diabetes (y el problema de cómo conservar la insulina en ausencia de la energía eléctrica), presión alta. Un niño tenía una alergia en la piel… Tratamos de volver a utilizar el antiguo acueducto comunitario para suplir la falta de agua» «En Gurabo tuvimos la posibilidad de conocernos mejor con nuestros vecinos, mientras los ayudábamos en sus necesidades» «Ir adelante y ponernos de pie no depende sólo del Gobierno, ni de los militares, ni de ayudas externas. Depende también de nosotros, de mí, de ti. ¡Juntos lo lograremos!”.    

El viaje como método, el territorio como aula

El viaje como método, el territorio como aula

Colombia 0LocandinaNo es un viaje turístico el que organiza la Red Internacional “Diálogos en Arquitectura”, junto con la Universidad de La Salle de Bogotá; es una experiencia de vida juntos, que permite conocer directamente los lugares, el mundo de la cultura, de las empresas y de las asociaciones. Se sale de Bogotá, del sur de la ciudad.  Las miradas desorientadas de los italianos dicen que es necesario “cambiar los ojos” para transferirse con el corazón y la mente en esta tierra de fuertes contrastes, con una relación diferente con el ambiente y el territorio. Superamos los más de 3.000 metros de Cordillera Oriental para llegar al centro de Villanueva, un pueblo colonial entre las montañas, donde parece que el tiempo se detuvo. Participamos en un simulacro de evacuación de los habitantes en caso de terremoto. Todos se reúnen en la plaza del pueblo lo que nos permite vivir con todos este momento comunitario. El viaje prosigue por una larga calle en bajada, con muchas curvas, a través de un túnel que nos permite ver en algunas partes el verde intenso de las montañas y la vista de bellísimos panoramas. Sólo en un momento se ve la intervención del hombre que está construyendo un audaz puente de conexión. Colombia24Llegamos a la puerta del Llano, Villavicencio. La temperatura externa es muy alta, al igual que la calidez de la gente que encontramos.  Un majestuoso árbol nos repara de la luz. Proseguimos el camino atravesando “el llano”, una extensión inmensa.  Es una naturaleza virgen, que contrasta con la megalópolis. Etapa sucesiva: Yopal, una ciudad que no habíamos visitado antes, pero que enseguida nos resulta familiar por la acogida que recibimos. Visitamos la Universidad Unitrópico, que ha iniciado un camino interdisciplinario de arquitectura social. Como en todos los países de América Latina, también en Colombia la arquitectura no se puede separar de lo social, nace de las relaciones construidas con las comunidades. En los alrededores de Yopal se encuentra el campus universitario. Una ‘Utopía’ de la Universidad de La Salle. Una experiencia para los jóvenes que provienen de las regiones rurales, víctimas de la violencia por parte de la guerrilla.  Conjuga el estudio y el trabajo de la tierra y permite obtener un diploma en Ciencias Agrarias y la posibilidad de empezar un trabajo. Se trata de una experiencia piloto de paz, que hay que mirar con esperanza. Estamos a la mitad del viaje.  Después de un óptimo desayuno típico, proseguimos hacia las ciudades coloniales de Monguì, y Tunja, que fue la primera capital de Colombia. En las grandiosas plazas coloniales, como la de Villa de Leyva, se encuentran las poblaciones indígenas que nos transmitieron su fuerte identidad, que hoy se integran bien a las arquitecturas coloniales. Regresamos a Bogotá por el Norte.  El impacto es casi más fuerte que el del Sur. Pasamos por la zona más rica con sus casas encerradas en recintos de seguridad. La experiencia continúa con el taller organizado por el Observatorio Urbano de la Universidad de La Salle, en el barrio periférico de Cazucá, donde nos transferimos por una semana. Podemos conocer de cerca a las familias, compartir su comida y dormir en sus casas. El impacto es muy fuerte. Estamos junto a jóvenes universitarios de Alemania, de Bogotá y de Yopal. La pobreza es altísima, pero la solidaridad y las relaciones que existen nos hacen descubrir la identidad del lugar. ¡La experiencia de trabajo es nueva! Se trata de completar la parte externa de algunas casas, realizar huertas y pintar algunas fachadas, poner a punto una biblioteca y diseñar algunos murales que expresen la vida de esa comunidad.   Toda la familia es representada simbólicamente por pájaros, entre ellos está también un hijo que fue asesinado por la delincuencia local, un dolor que hemos compartido.  Uno de los jóvenes del barrio nos dice: «Hemos trabajado juntos y hemos hecho más bello nuestro barrio. Ahora proseguiremos completando las calles».  Sus miradas se imprimen dentro de nosotros; un gran entusiasmo y una nueva esperanza nos invaden. El intercambio cultural ha sido un auténtico enriquecimiento, al hacer arquitectura juntos, poniendo a disposición capacidades y conocimientos. El arquitecto puede contribuir a reconstruir el tejido social creando espacios que destinados a custodiar y hacer crecer la identidad de un lugar con su comunidad.

Día Mundial de los Derechos Humanos

El 10 de diciembre de 1948 se proclamó la Declaración universal de los Derechos Humanos. Desde entonces, cada año en éste día se recuerda la Declaración elaborada por la Comisión por los derechos humanos, órgano de las Naciones Unidas, presidido entonces por Eleanor Roosevelt, esposa del presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, para evidenciar la importancia y la defensa de la dignidad de la persona. El documento costituye un corte entre la época anterior al 1948, en la cual la inequidad en el mundo se evidenciaba con esporádicas intervenciones, y la que se inició en el ’48 en la cual se reconoce con firmeza y por primera vez la necesidad de contrarrestar las desigualdades en todos los Estados del mundo. Reconociendo la validez de ésta Carta y aplicando a la letra los 30 artículos, muchos aspectos desviados de nuestra sociedad desaparecerían: esclavitud, tortura, guerra, razismo, violencia de género, abuso de menores, explotación de las personas, pero también el empobrecimiento, abuso y contaminación de los recursos ambientales.