Movimiento de los Focolares

Narrativas de paz para cambiar el mundo

Vinu Aram, directora del Shanti Ashram, visita el Centro Internacional del Movimiento de los Focolares (Rocca di Papa- Roma). Un momento de gran intercambio recordando el precioso legado que le dejó el encuentro con Chiara Lubich: vivir en unidad por un mundo mejor; una ocasión especial para desear una feliz Navidad a todos aquellos que se preparan para vivir esta celebración. “Creo que nuestro viaje sigue teniendo un gran significado. Basta pensar en las primeras semillas sembradas, el trabajo que hemos hecho juntos y el deseo constante de un mundo en paz. ¿Dónde estamos? Piensen en una familia en la que cada uno tiene su particularidad, pero donde también hay cohesión. Confiamos el uno en el otro, con respeto y con mucho amor”. Son palabras de fraternidad las usadas por Viru Aram, india e hindú, directora del Centro Internacional Shanti Ashram, amiga y colaboradora del Movimiento de los Focolares desde hace mucho tiempo. Su reciente visita a Margaret Karram, presidente de los Focolares, el 23 de noviembre de 2022 en el Centro Internacional del Movimiento en Rocca di Papa (Italia), fue una oportunidad para fortalecer este vínculo, reflexionar sobre algunas cuestiones que aquejan este tiempo y considerar formas comunes para hacer del mundo un lugar mejor. Vinu, según su parecer, hoy ¿qué necesita realmente el mundo? Creo que necesita una escucha real y sincera. Lo que se requiere de nosotros hoy es humanidad y la humanización de nuestra experiencia vivida. Hemos hecho mucho, en algunos casos bien, pero a veces el costo ha sido alto. Estamos en medio de lo que hemos denominado una confluencia de crisis y la pandemia de COVID-19 la ha exacerbado. El virus no discriminó, pero prosperó en un mundo desigual. Creo que es necesario actuar fortalecidos por todo lo bueno que hemos hecho, pero también informados sobre lo que podemos hacer mejor: el respeto por el medio ambiente, por la vida humana y su sacralidad. La forma en que vivimos, la forma en que gobernamos y compartimos recursos, conlleva una responsabilidad para con nuestros hijos. Son nuestro presente y nuestro mañana. Es necesario hacer las cosas no solo de manera diferente, pero teniendo en cuenta los intereses de todos. Hoy son muchos los países y regiones del mundo afectados por la violencia y los conflictos, algunos de ellos olvidados. Como docente, ¿qué mensaje da a sus chicos? La de promover en ellos una mentalidad de paz, para que no sólo las naciones y las comunidades puedan trabajar por la paz, sino también los propios pueblos. La paz es la base fundamental sobre la que avanza la prosperidad. Pero si miras al mundo, los indicadores de violencia superan en número a los de vida pacífica. Ya sea en la esfera social o en la esfera económica u otros. Y cada conflicto en todo el mundo quita la dignidad esencial de la vida humana. Lo que se necesita son narrativas de paz. La gente tiene que creer que es posible. Necesitamos experiencias vividas ante las cuales los jóvenes y los niños puedan decir: “Ah, si esto funciona, también podemos hacerlo nosotros”. Necesitamos estructuras adecuadas, compartir y un diálogo de la más alta calidad, sinceros, que realmente lleven a la transformación. Por lo tanto, como solía decir Mahatma Gandhi, de una manera amable, podemos sacudir el mundo.

Maria Grazia Berretta

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Evangelio vivido:  el misterio de la Navidad, redescubrir la gratitud

El Adviento es un tiempo de recogimiento, de espera y es un tiempo que nos despierta del adormecimiento, sorprendiéndonos con la encarnación de un Dios que se hace “pequeño” para venir a vivir en medio nuestro. El misterio de la Navidad nos lleva a lo concreto, a acoger a Jesús niño que en nuestra vida nos abre la posibilidad de convertirnos nuevamente y mirar con gratitud nuestra cotidianidad. Una caridad siempre nueva Desde que estalló el conflicto en Ucrania nos comprometimos a recoger alimentos y ropa y a acoger a los refugiados. En la parroquia empezó una cadena de oración por la paz. Nosotros acogimos a una madre de familia ucraniana con dos hijos. Por el idioma, que tiene una raíz eslava, no tuvimos mucho problema, a pesar de que mezclado con el inglés hablábamos una especie de esperanto… pero ¿cómo ayudar a organizar la vida a personas completamente desorientadas? En nuestra familia ya somos cinco y para acoger a los huéspedes le pedimos ayuda a parientes y amigos. Teníamos que organizar también los espacios, era una experiencia que nunca habíamos hecho. Después de los primeros días, fáciles por la novedad, pero difíciles por el resto, notamos en nuestros hijos, todos adolescentes, un sentido de responsabilidad que antes no habían demostrado, ayudaban en los quehaceres de la casa, con las compras, llevando al médico a alguno, enseñándoles algunas palabras en eslovaco, a cocinar, a planchar. Comprendimos el dolor de nuestros huéspedes, la incertidumbre y la falta de un horizonte y que compartir este dolor sordo no era solo un buen modo de ayudar a alguien, sino que nos ayuda a nosotros a vivir mejor nuestra fe y a transformarla en caridad siempre nueva. (J. y K. – Eslovaquia) Dios te visita Cuando quedé viudo, no encontraba ningún punto de referencia para el futuro. Nuestras dos hijas, ya no vivían en casa y tenían una vida por delante. ¿y si me volvía a casar? Pero, mi problema no era la falta de compañía, sino un gran interrogante sobre el sentido de la vida. Comencé  a tomar licor, cada vez más. Un día tocó a mi puerta un chico de Bangladesh que vendía calcetines. Viéndome en estado catastrófico, se ofreció para acomodar la cocina y se puso a lavar un montón de platos y trastes hasta crear un aspecto ordenado. Mientras tomaba el café que me había preparado, le pregunté más sobre él. Estaba en Austria para tratar de sostener a sus padres ancianos y a su hermano enfermo. En resumen, después de pocos días se vio a vivir conmigo. Además de darme una mano con las labores de casa, le busqué otros trabajitos con amigos. Cuando veía que me dejaba llevar por la angustia, ese muchacho sencillo y bueno trataba de distraerme. Puedo decir que me salvó la vida.  A través de él, siento que Dios vino a mí,  vino para visitarme. (F.H. – Austria)

A cargo de Maria Grazia Berretta

(Tomado de “Il Vangelo del Giorno” (El Evangelio del día), Città Nuova, año VIII, n.2, noviembre-diciembre 2022)