Movimiento de los Focolares

Palabra de vida marzo 2002

Feb 28, 2002

«El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna.» (Jn 4,13-14).

En esta perla del Evangelio que es la conversación con la samaritana, junto al pozo de Jacob, Jesús habla del agua como del elemento más simple, pero que evidentemente es el más deseado, más vital para el que está habituado al desierto. No necesita extenderse en explicaciones para hacer entender lo que significa el agua.
El agua de manantial es para nuestra vida natural, mientras que el agua viva, de la que habla Jesús, es para la vida eterna.
Así como el desierto sólo florece luego de una lluvia abundante, del mismo modo las semillas depositadas en nosotros por el bautismo sólo pueden germinar si las riega la Palabra de Dios. Entonces la planta crece, saca nuevos brotes y toma la forma de un árbol o de una hermosa flor. Y todo esto porque recibe el agua viva de la Palabra que suscita la vida y la mantiene por la eternidad.

«El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna.»

Jesús dirige estas palabras a todos nosotros, sedientos de este mundo: a los que son conscientes de su aridez espiritual y sienten que todavía no han apagado su sed, como también a aquellos que ni siquiera advierten la necesidad de beber de la fuente de la vida verdadera y de los grandes valores de la humanidad.
En el fondo, Jesús dirige su invitación a todos los hombres y mujeres de hoy, haciéndonos ver dónde podemos encontrar la respuesta a nuestros porqués, la satisfacción plena de nuestros deseos.
Es nuestra tarea, entonces, abrevar en sus palabras y dejarnos embeber de su mensaje.
¿Cómo?
Reevangelizando nuestra vida, confrontándola con sus palabras, tratando de pensar con la mente de Jesús y de amar con su corazón.
Cada momento en el cual tratamos de vivir el Evangelio es una gota de agua viva que bebemos.
Cada gesto de amor a nuestro prójimo es un sorbo de esa agua.
Sí, porque esa agua tan viva y preciosa tiene la particularidad de que brota de nuestro corazón cada vez que lo abrimos al amor hacia todos. Es una vertiente – la de Dios – que mana agua en la medida en que su vena profunda sirve para saciar la sed de los demás, con pequeños o grandes actos de amor.

«El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna.»

Se comprende entonces que, para no padecer sed, hay que dar el agua viva que obtenemos de él en nosotros mismos.
A veces bastará una palabra, una sonrisa, un simple gesto de solidaridad, para volver a probar una sensación de plenitud, de satisfacción profunda, un estremecimiento de alegría. Y, si seguimos dando, esta fuente de paz y de vida dará agua cada vez con mayor abundancia, sin agotarse nunca.
Hay además otro secreto que Jesús nos ha revelado, una especie de pozo sin fondo al cual acudir. Cuando dos o tres se unen en su nombre, amándose con su mismo amor, él está en medio de ellos. Entonces nos sentimos libres, uno, plenos de luz y torrentes de agua viva brotan de nuestro seno. Es la promesa de Jesús que se verifica porque es de él mismo, presente en medio nuestro, de donde brota agua que sacia la sed por la eternidad.

Chiara Lubich

 

___

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a la Newsletter

Pensamiento del día

Artículos relacionados

10 años de Laudato Si’: el “proyecto Amazonia

10 años de Laudato Si’: el “proyecto Amazonia

El 24 de mayo se cumplen 10 años de la publicación de la Encíclica “Laudato Si’” del Papa Francisco. Un momento de celebración, de evaluación de lo hecho y para retomarla y darla a conocer a quienes aún desconocen su contenido. Conscientes de que “no habrá una nueva relación con la naturaleza sin un nuevo ser humano. No hay ecología sin una adecuada antropología” (LS, 118) presentamos el “Proyecto Amazonia”, contado por dos jóvenes brasileños durante el Genfest 2024 realizado en Aparecida, Brasil.

Bruselas: a los 75 años de la Declaración Schuman

Bruselas: a los 75 años de la Declaración Schuman

Acompañar a Europa para que realice su vocación – A los 75 años de la Declaración Schuman, en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, un panel de expertos, exponentes de varios Movimientos cristianos y jóvenes activistas, han expresado la visión de la unidad como instrumento de paz. Un encuentro promovido por Juntos por Europa y por parlamentos europeos.

El Concilio de Nicea: una página histórica y actual de la vida de la Iglesia

El Concilio de Nicea: una página histórica y actual de la vida de la Iglesia

El 20 de mayo – fecha mencionada por la mayoría de los historiadores – del 1700, inició el primer Concilio ecuménico de la Iglesia. Corría el año 325, en Nicea, actualmente Iznik, en Turquía, hoy una pequeña ciudad ubicada a 140 km al sur de Estambul, rodeada de las ruinas de una fortaleza que aún habla de aquellos tiempos.