“El espíritu que anima el Movimiento es en cierto sentido el mismo espíritu que anima nuestro Consejo, nacido con la intención de formar una fraternidad de Iglesias”, dijo el Secretario General del Consejo ecuménico de las Iglesias, el pastor luterano Konrad Raiser, motivando la invitación a la fundadora del Movimiento de los Focolares a la Sesión Plenaria de los miembros del Consejo. Y agrega: “Es el compromiso de Chiara Lubich y de sus amigos, de traducir la espiritualidad de la unidad en formas nuevas de convivencia, lo que nos acerca, especialmente en un momento en el que el Consejo Ecuménico está en búsqueda de una nueva expresión”.
El encuentro tuvo lugar en el auditorium de la moderna construcción que acoge, en Ginebra, a la mayor organización ecuménica mundial. Abraza 342 Iglesias, de 157 Países. Cuenta con más de 50 años de vida. A Chiara Lubich habían pedido que hablara del corazón de su carisma, de la “llave” que abre a la unidad: Jesús crucificado y abandonado. Sus palabras hacen penetrar en el misterio de amor de un Dios que llega a gritar el abandono del Padre, para reunirnos nuevamente con Él y entre nosotros. Un Dios que asume todos los rostros del dolor, de los traumas de las divisiones, para devolver “al ciego la luz, al desesperado la esperanza, al fracasado la victoria, al separado la unidad”. Chiara muestra que en Jesús abandonado “está también ‘la luz para recomponer la plena comunión visible de la única Iglesia de Cristo’”. “Podemos verlo -dice- como ‘el crucificado ecuménico’.” “He sentido en su discurso –dijo enseguida después el Pastor Raiser- el eco de una intuición que ha sido el fundamento de la búsqueda de unidad que había sido fijada como programa desde 1925: ‘más nos acercamos a la cruz de Cristo, más nos acercamos los unos a los otros. Es bajo la cruz que podemos tender nuestros brazos unos hacia otros’.” En una entrevista el Obispo de Basilea, Kurt Koch, vice-presidente de la Conferencia Episcopal Suiza, da a la crisis del movimiento ecuménico una interpretación positiva: “Se puede hablar de crisis en el sentido que es hora de encontrar nuevos caminos. Sólo si reconocemos a Jesús abandonado en este cuerpo desgarrado de Cristo y asumimos este dolor, podremos encontrar nuevos caminos para llegar a la unidad”. Servicio de la Radio Vaticana
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