P. Lo que se ha vivido en estos días, ha sido un encuentro muy esperado, que ha tenido una mayor participación de Obispos de varias Iglesias, respecto a los años anteriores �Por qué? R. Porque se trata de Estambul, la antigua Constantinopla, esta tierra, Turquía, que es un país cristiano desde la antigüedad, rico de historia, de tantos lugares santos. Y por ello muchos obispos se han sentido atraídos: para vivir, precisamente aquí, momentos de unidad. Ha sido un encuentro especial. En estos días hemos vivido una experiencia extremadamente rica, que nos ha renovado espiritualmente, entrando en contacto con esta cristiandad antigua: con los ortodoxos, con los siro-ortodoxos, con los armeno-apostólicos, con los católicos de diversos ritos. Un hecho del todo excepcional y extraordinario, �para dar gloria a Dios! P. Ustedes han vivido esta semana precisamente en un momento en el que han tenido lugar gestos históricos en las relaciones entre Constantinopla y Roma, por el regreso a Constantinopla, de las reliquias de dos grandes Padres de la Iglesia, San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno apodado, “El Teólogo”. Además, han tenido más de un contacto directo con el Patriarca �Qué significado ha asumido en el Congreso de ustedes? R. El regreso de las reliquias, después de siglos, ha sido, para estos cristianos, para Turquía, un signo de esperanza muy fuerte, muy conmovedor. Quedé impresionado al ver como los obispos de las Iglesias anglicana y evangélico-luterana, que asistían por primera vez a la veneración de las reliquias por parte de ortodoxos y católicos, apreciaron este gesto. El Patriarca Bartolomé habló en un modo conmovedor, agradeciendo al Papa y a la Curia Romana por este gesto excepcional. P. Para el Patriarcado ecuménico y para las otras comunidades que visitaron, la siro-ortodoxa, la armena, la anglicana, �qué significado tuvo la presencia de ustedes? R. Todas las comunidades advirtieron la unidad que había entre nosotros. Apreciaron la oración, la “calidad” de la comunión. Para ellos ha sido una cosa extraordinaria ver a Obispos de tantas Iglesias unidos en la oración. Han manifestado su alegría por el hecho de que hemos estado en medio de ellos. Para ellos ha sido un nuevo llamado a la unidad: si los obispos están juntos, también el pueblo de Dios debe estar junto. Pienso que todas estas comunidades han recibido un gran impulso para el futuro. P. El Patriarca ecuménico Bartolomé I, en la fiesta de San Andrés, habló del primado de la unidad espiritual que estamos llamados a vivir en Cristo, según el modelo de la Trinidad. Parece una meta lejana… R. Pienso que lo que hemos vivido aquí en Constantinopla y lo que viven cristianos de diversas Iglesias juntos, en el espíritu de unidad del Movimiento de los Focolares, con Jesús en medio, es un ejemplo, una esperanza, es una semilla de la unidad que ya existe entre las diversas Iglesias en la comunión, en el amor de la Trinidad. Entre nosotros, de hecho, hay un gran amor, un gran respeto hacia cada Iglesia, hacia cada tradición. He visto como los obispos evangélicos, anglicanos y católicos han apreciado los íconos, las reliquias, la liturgia ortodoxa, que es larga, pero bella. Todo esto ha sido un ejemplo de la unidad que ya existe y que se debe difundir en todas las Iglesias, en toda la cristiandad. Es el amor el que puede hacer avanzar la unidad de los cristianos. Si, sobre todo nosotros los obispos y jefes de las Iglesias, damos este testimonio -el don de las reliquias ha sido un signo muy fuerte- todo esto será recibido por la conciencia de nuestras Iglesias. P. �Dónde está la raíz de esta experiencia de unidad, dónde encuentra su linfa? R. La raíz de la unidad es el amor de Dios, el amor de Cristo que une en el Espíritu Santo al mundo entero y primero que nada a todos los cristianos que se unen en Su nombre. Es por esto que tenemos en nosotros, en nuestro corazón, a Jesús, a Jesús en medio nuestro. Esta espiritualidad, del Movimiento de los Focolares, es la espiritualidad por excelencia de la Iglesia de Cristo, de cada Iglesia. Subrayo esto siempre: no es algo específico de este Movimiento o de la Iglesia católica solamente. La unidad propuesta por Chiara Lubich y por el Movimiento de los Focolares es también para la Iglesia ortodoxa, luterana, anglicana, porque es simplemente evangélica, resume, comprende, todo el Evangelio, la esencia del Evangelio: es el amor de Dios, la unidad en Cristo por el Espíritu Santo. P. Entre las etapas del peregrinaje que ustedes han hecho en esta tierra antigua del cristianismo estuvo también Nicea. �Qué significado tuvo para ustedes? R. – En Nicea hemos vivido un momento muy fuerte: es un lugar que da testimonio de la Iglesia indivisa. Donde, en el 325, se celebró el primer Concilio que formuló la primera parte de nuestro Credo. Juntos hemos firmado un pacto de amor entre nosotros obispos, y, en cuanto obispos, nos hemos comprometido también por toda nuestra Iglesia local a trabajar por el restablecimiento de la plena comunión visible. Ha sido un signo muy fuerte y una esperanza para el porvenir. P. – �Dónde y cuándo es la próxima cita? R. El próximo año nos encontraremos en Rumania, en Bucarest. Nos encontraremos en un país ex-comunista que ha sufrido durante 50 años la represión y hace pocos años ha vuelto a encontrar la libertad, no sin dificultades. Este encuentro nuestro será un signo de aliento para los cristianos de Rumania, no sólo ortodoxos. Hay una fuerte comunidad de católicos, hay evangélicos, calvinistas. P. – Será la ocasión para encontrar al patriarca Teoctist… R. – Sí, será la ocasión para encontrar al Patriarca Teoctist y a los responsables de las Iglesias católica y evangélica y a muchos obispos del país. Será la ocasión para darles a conocer, más de cerca, el papel de unidad del Movimiento de los Focolares: aquí en Constantinopla hemos recibido un fuerte testimonio de un sacerdote católico rumano que se ha comprometido a encontrarse regularmente con los sacerdotes ortodoxos, católicos, reformados y luteranos. Estos encuentros han cambiado el espíritu de esta ciudad. Ahora todos rezan juntos, hay entre todos una vida verdaderamente en el Espíritu Santo. Sí, el Movimiento de los Focolares tiene un gran respeto por cada Iglesia: es más, cada uno encuentra sus propias raíces en su propia Iglesia, cada sacerdote, cada cristiano profundiza su propia tradición. Es algo extraordinario que puede cambiar la situación.
Hoy quiero sonreír más
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