31 obispos de 18 países de 15 iglesias diferentes. Se trata del 30° encuentro ecuménico de los obispos promovido por el Movimiento de los Focolares, el primero tuvo lugar en 1982. Estamos en Welwyn Garden City, una pequeña ciudad a alrededor de 40 kilómetros al Norte de Londres. Es una ciudad jardín, surgida en medio de áreas verdes, con amplios prados más extensos que las mismas calles y que los laguitos. Fundada por Ebenezer Howard”>Sir Ebenezer Howard en 1920, cuenta con alrededor de 40 mil habitantes. Allí se erige el Focolare Centre for unity nacido después de la visita de Chiara Lubich a Inglaterra en 1983, cuando advirtió la necesidad de “una cuna”, un lugar para las actividades de los Focolares. El encuentro de los obispos es itinerante precisamente porque es la ocasión para conocer las realidades eclesiales del país anfitrión. Este año se profundiza en especial en el conocimiento de la Iglesia de Inglaterra. Es interesante un documento, llamado “The anglican communion covenant”, es decir la propuesta de un pacto para sostener la comunión y un acuerdo, preparado por un grupo de teólogos anglicanos, vinculante para las iglesias de la Comunión Anglicana que compromete a 44 iglesias anglicanas autónomas a reconocer principios comunes. Será un importante instrumento de comunión, que puede representar un vínculo también para las iglesias no anglicanas. La adhesión será siempre libre y no están previstas sanciones jurídicas para quien cambie de idea. El programa del Congreso se desarrolla también mediante la visita a lugares simbólicos del anglicanismo como el Lambeth Palace, la sede del Primado de la Iglesia de Inglaterra Rowan Williams, quien acogió a todos los participantes, la visita al santuario de San Alban, donde se conservan las reliquias del primer mártir inglés, y el encuentro en la catedral de Westminster con el arzobispo católico Vincent Nichols. El tema elegido este año es: “La Palabra de Dios y su fuerza transformadora”. María Voce, Presidente de los Focolares, intervino con un apasionante tema sobre la espiritualidad ecuménica de los Focolares nacida de la vida de la Palabra. Y recordó cómo la espiritualidad de los Focolares nació a partir del Evangelio leído a la luz de una vela en un oscuro sótano por Chiara y sus primeras compañeras durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
«El sótano oscuro de hoy –explica María Voce- es el mundo con sus desafíos e interrogantes. La Verdad muchas veces es sustituida por muchas verdades, prevalecen los intereses económicos, el núcleo familiar pareciera no tener ya significado». «El sótano oscuro nos interpela a todos para que no tengamos otra cosa que el Evangelio. Es a partir de allí que tenemos que empezar para re-evangelizarnos a nosotros mismos y, después, a la humanidad que nos rodea». «Empezando por vivir la palabra, momento tras momento, y compartiendo las experiencias, los frutos de esta vida». Ya Martin Lutero escribía que: “Al alma le puede faltar todo menos la Palabra de Dios”. Y, en este momento “delicado –dice María Voce- por el paso del período de fundación” de los Focolares “al período de actualización y desarrollo, tenemos que volver a los orígenes y recordarnos que toda la vida del Movimiento explotó a partir del Evangelio vivido” Así nacieron comunidades centradas en la palabra, la espiritualidad de comunión y también vivir la palabra nos ha facilitado el diálogo ecuménico y a todo nivel. “El apego fiel al único Evangelio -está escrito en el documento “Caminos hacia la comunión”, redactado por la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial- es un paso indispensable hacia la plena unidad”. Unidad que se ha de perseguir no sólo con los cristianos pertenecientes a otras iglesias, “sino también –agregó María Voce- para abrir el diálogo con personas de otras religiones y en el encuentro con personas de convicciones no religiosas o con las diversas expresiones culturales actuales”. Del enviado Aurelio Molè [nggallery id=68] Más informaciones:
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