¿Por qué es tan especial la historia de una adolescente y por qué su vida sigue iluminando a quien se encuentra con ella aunque sea sólo un momento? Lo cuenta un grupo de jóvenes, súper vivaces y procedentes de diversas naciones, presentes en Loppiano (Florencia, Italia) en el evento “24 horas de Luz”, desde las 12 del sábado 28 de octubre hasta la misma hora del día siguiente. Fue una experiencia de fraternidad, que significó, para todos, un encuentro con Dios. La misma experiencia vivida por Chiara Luce Badano. Tenía sólo 18 años cuando, afectada por un cáncer incurable, dio testimonio hasta el último respiro de que sólo en Dios Amor se puede encontrar la plenitud de la alegría, y del don a los demás, el sentido y el gusto por la vida. El 25 de septiembre de 2010 fue proclamada Beata. En el mes dedicado a la fiesta litúrgica que la recuerda, son muchos los eventos en todo el mundo para proponer el ejemplo de su vida. «Un rayo de luz brillantísimo hoy nos ha iluminado también a nosotros –dicen los jóvenes presentes en Loppiano- y sigue iluminando a tantos. Como Chiara Luce, mirando a Jesús crucificado y abandonado, encontraremos la posibilidad de no temblar ante cualquier situación. Es más, se convertirán en rayos de luz allí donde vivimos, para guiar a nuestra humanidad hacia la fraternidad universal».
Un programa rico en canciones, partes recitadas, danzas, comunión de experiencias, con ese matiz espontáneo propio de la edad, y el compromiso de quien es consciente de que tiene sólo una vida. Toman en serio las palabras de Chiara Lubich, quien, a los jóvenes, siempre les habló con gran franqueza: «Vivir por una vida más o menos es demasiado pobre para un joven. Conviene vivir por algo grande. El amor, por lo tanto, un amor infinito, un amor esparcido a todos los rincones, para que se vuelva realidad una invasión de amor y se realice, también por nuestro aporte, la civilización del amor que todos esperamos». La noche del primer día, mientras afuera el brillo de las estrellas y las chispas de una fogata parecían tocarse, una multitud de personas de todas las edades, llenó completamente una sala para participar del evento, que en esa ocasión, fue dedicado a Chiara Luce. La imagen de la beata, bajo la tela que la cubría, anima a los presentes a volverse también ellos “luz”, a formar, también sobre la tierra, nuevas y distintas constelaciones, conformadas por personas que se aman recíprocamente.
El domingo 29 de octubre, en la mañana, el Auditorio de la ciudadela de Loppiano estuvo repleto de jóvenes. Gracias a una transmisión en directo, vía streaming, el mensaje de Chiara Luce recorrió miles de kilómetros, llegando también a un grupo de Nepal. La misa de conclusión fue celebrada en el santuario dedicado a María Teotokos, que no lograba contener a la festiva multitud , por la joven beata propuesta como testigo para el próximo Sínodo de los Jóvenes del 2018. ¿Qué queda después de estas 24 horas? Amor, plenitud, luz, seguridad, confianza que la vida puede cambiar. Pero también la necesidad de trabajar en equipo, del sacrificio, de la unidad más allá del orgullo. Chiara Luce a menudo repetía que quien ama no es pequeño. De hecho, su grandeza se manifestó claramente cuando dijo sí también al dolor incomprensible de la enfermedad. En ese dolor ella encontró a Jesús, uno como ella, un hombre que en la cruz gritó el abandono. Mirando Su ejemplo podemos llegar a ser también nosotros un rayo de luz, listos para aclarar la oscuridad en la que el mundo está sumergido». Fuente: Loppiano online: http://www.loppiano.it/ Fotogallery – Flickr
https://www.youtube.com/watch?v=1XbJVCElU_o&feature=youtu.be
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