Movimiento de los Focolares

En una clínica en Kinshasa

Sep 30, 2015

En la capital del Congo/RDC, como en muchos países africanos, el acceso a la atención médica es costoso y no siempre inmediato. La experiencia de Aline, enfermera y microbióloga, quien optó por la acogida como primera cosa.

Alcuni membri CL Lemba«Un día estábamos cerrando, cuando a las 16.30 se presenta una mamá con un niño de más o menos ocho meses, para sacarle una muestra de sangre». Aline M. es enfermera y microbióloga de la clínica universitaria de Kinshasa. EN el Congo/RDC el índice de natalidad es muy alto, pero también el de mortalidad y de mortalidad infantil. La esperanza de vida después del nacimiento y la edad media de la población son muy bajas. «Mis colegas ya habían cerrado los cuadernos de registro y querían irse. Pero recordé las palabras del Evangelio, que invitan a amar al prójimo como a sí mismos: “Tengo que acoger a esta mamá”, pensaba. Le tomé la muestra al pequeño y, mientras estaba cerrando, la mamá me dijo con voz firme: “¡Qué Dios la bendiga, señora!”». C11Con mucha dificultad logro convencer a una colega del banco de sangre para que atienda esta emergencia, cuando se presenta otra situación grave. Eran ya las 17 horas. Llega una mamá llorando, que no puede pagar la asistencia médica, con su hijo de 4 años en brazos, afectado por una grave anemia. Mi colega me dice decididamente que ya no es posible aceptar a nadie. “De lo contrario voy a perder el trabajo”, exclama. Me siento impresionada por este sufrimiento. Tomo una hoja con membrete y escribo que yo voy a pagar de la transfusión de sangre del niño, salvándole así la vida. La mamá del chico me dice: “Dios le devolverá el dinero. ¡De esto estoy segura!”. C04Regresando a casa me pregunto: “¿Por qué será que precisamente a la hora de cerrar el servicio me encontré con dos mamás tan afligidas? Leo la Palabra de Vida, una frase del Evangelio, y encuentro alivio. La siguiente semana recibo una invitación de mi servicio de salud. Entre todos los colegas había sido elegida para participar en un curso de capacitación profesional de 3 días. El aporte financiero que me dieron por la participación fue de $ 150. Era la respuesta de Dios. Por haber pagado $25 por la transfusión de sangre recibí dos bendiciones y esta suma que me permite ahora pagar la cuota de la escuela de mis hijos». A.M. – Kinshasa, Congo/RDC

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