Fue en abril de 2013. Estábamos paseando mi esposa Lucía y yo, cuando observamos en el suelo una monedita de 5 centavos, pero nos dio vergüenza agacharnos para recogerla. Después de recorrer otro tramo del camino, un señor con gran delicadeza, acercándose a los transeúntes, les mostraba una monedita de 5 centavos, como para indicar que se conformaría con ese monto. No sabemos decirlo bien: nos avergonzamos. Algunos días después, volviendo a pensar en ese episodio, afloró una chispa inspiradora: lanzar en nuestro pequeño mundo una iniciativa: “Operación 1-2-5- en la libertad”, así quisimos llamarla. Consiste en considerar libremente como superfluo 1, 2 ó 5 centavos que recibimos como vuelto cuando hacemos nuestras compras diarias, para invertirlos en gestos de fraternidad en apoyo a situaciones de pobreza cerca de nosotros o en naciones pobres. Una primera pequeña confirmación de que la Operación era fruto de una imborrable exigencia de amar, nos llegó cuando – tímidamente – llevamos las primeras 150 moneditas de un centavo, 36 de 2 centavos y 64 de 5, al dueño de un supermercado quien, intrigado, nos preguntó acerca de su proveniencia; se la explicamos y su respuesta fue que también él quería hacer algo para las necesidades de los pobres. Desde ese día, el señor Antonio empezó a donar siempre algo más de cuantas moneditas le llevábamos. Animados por ese gesto suyo, y por el apoyo de la familia, en el condominio, empezamos a hablar de ello con más amigos, de tal suerte que la iniciativa terminó por involucrar a varias familias de Andria y traspasó sus confines: ¡Lecce, Bari, Bríndisi, Santa María a Vico, Nápoles, Roma, Spinazzola, Trani, Corato, Barletta, Bolzano, Varese, Trento! Pero el amor concreto, el de recolectar moneditas, se demostró incluso “bello”. Vimos que la entrega de los centavos estimulaba la fantasía de muchos al entregarlos en envoltorios que el amor inspiraba: centavos recogidos en una bolsita de tul blanco; sobrecitos elegantes y de flores… Supimos que esta iniciativa empieza a realizarse en algunas escuelas y entre colegas de trabajo. Cuatro años después del nacimiento de la Operación, los centavos recogidos suman 5.225 euros, ya todos han sido donados. Pocos centavos que humanamente se pueden considerar insignificantes, los “sentimos sagrados” porque nos impulsan a amar, nos recuerdan varios textos del Evangelio: el óbolo de la viuda; los cinco panes y los dos peces; las migajas que la mujer cananea le pedía a Jesús como limosna. A nosotros nos parece vislumbrar que, paso tras paso, ésta del 1-2-5- es una iniciativa que, más allá de cualquier monto, puede contribuir al crecimiento de una comunión entre personas, talentos, capacidades… Y a propósito de comunión, nos impactó profundamente – en concomitancia con el inicio de la Operación – encontrar en un viejo cuaderno de apuntes de 1991, un pensamiento de nuestro amigo focolarino y sociólogo, el profesor Tommaso Sorgi quien – hablando de Economía de Comunión – decía: “El concepto de comunión es algo más profundo que el concepto de solidaridad. La hace viva, la ilumina, la pone en movimiento y también hace que sea posible, porque si no hay esta comunión de almas, tampoco la comunión de las economías se realizará jamás”. En conclusión, sentimos una alegría especial: hoy “la Operación 1-2-5- en la libertad– ha sido asumida por el Centro Igino Giordani de Andria – cada vez más tiene como motivación sólo el amor. Ese amor que, como un pequeño rayo de luz pasando a través de un prisma se refracta en los colores del arco iris, así la Operación 1-2-5- lo hace en los colores de la Fraternidad y de la Comunión. Gennaro y Lucía Piccolo (Centro Igino Giordani)
¡Aquí estoy!
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