Movimiento de los Focolares

El hombre pacífico no ignora la lucha

Mar 16, 2012

Una política que tiende a suscitar el bien, guiada por una justicia que se completa con la caridad. Cómo se edifica la ciudad del hombre que va hacia la ciudad de Dios, según Igino Giordani.

>>Centro Igino Giordani>>

Si una sociedad empezara de la nada, llegaría a la nada, surgida del impulso de anulación. Si una sociedad empezara a partir del ansia de dinero, llevaría a la lucha para conquistarlo. Si empezara del vientre terminaría en un foso. Pero la vida suscita la vida. La política está orientada por la justicia. Pero si se quedara sólo en la justicia sería estéril para aquellos ciudadanos derrotados por la competencia existente. Viceversa se completa con la caridad; y por ella la autoridad se vuelve servicio; un servicio respetuoso de la persona humana y consiente de la deuda que se tiene hacia quien está en la miseria. La política concebida de este modo se siente responsable del bien de todos los ciudadanos, también de los últimos, no le basta impedir el mal o mantener el orden externo, sino que se esfuerza por suscitar el bien, según un orden interno, es supremamente benéfica. La política fuera de la ley de Dios se transforma en una maldición para los administradores; dentro de la ley de Dios se convierte en una ayuda vigorosa para alcanzar fines individuales, familiares, profesionales. Y, si se traduce la ley de Dios se edifica la ciudad de Dios. Por la caridad se excluye al egoísmo que nos mantiene al margen y se concientiza a cada uno del deber de hacerse cargo de la comunidad; se ve el interés público, no como una categoría externa, sino como un interés común, del que no se excluye el destino de las respectivas familias y personas. De hecho se llama “bien común”. El hombre pacífico no ignora la lucha, el hombre de la caridad no ignora el odio. Apenas sale de la “celda del propio yo” encuentra al adversario. Es un hermano, pero reducido a enemigo. Y a menudo recibe un mal por el bien que hace, y a menudo se ve instigado a la venganza; y quizás durante diez, dieciséis, veinte horas, y no recibe otra cosa que estímulos de ambición y alarmas de corrupción. De modo que todo es un combate contra la lujuria y la guerra: pero combatir es vivir: un vivir como signo de contradicción.

 Igino Giordani, Le due città (Las dos ciudades), Città Nuova, 1961, pp.79-83.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a la Newsletter

Pensamiento del día

Artículos relacionados

Estados Unidos: recuperar la unidad en un mundo polarizado

Estados Unidos: recuperar la unidad en un mundo polarizado

Políticamente en bandos opuestos, Phil y Laura comparten el carisma de la unidad y el compromiso de vivir el Evangelio cada día. Allí encuentran la fuerza y la esperanza para superar las polarizaciones y dialogar para construir puentes entre ellos y con muchos otros.

François-Xavier Nguyen Van Thuan: Testigo de la esperanza

François-Xavier Nguyen Van Thuan: Testigo de la esperanza

Este año se conmemora un doble aniversario particularmente significativo: el 23° de la muerte del Cardenal François-Xavier Nguyên Van Thuân (16 de septiembre de 2002) y el 50° del período en el cual, tras su arresto (15 de agosto de 1975), escribió en la cárcel 1001 pensamientos dirigidos a todos los bautizados, recogidos en el volumen “El camino de la esperanza”. Su memoria sigue estando viva como la de un pastor fiel que supo transformar la prisión en un espacio de oración, perdón y entrega. Es un hombre que ha demostrado que ninguna cadena puede sofocar la esperanza y que la luz del Evangelio vence toda oscuridad.