Rahmé Briki (en árabe): “Después de estudiar como diseñadora de moda, he trabajado durante varios años en la industria del vestido. Después la Providencia ha querido que empezase a trabajar en una organización humanitaria con una obra religiosa del Movimiento de los Focolares. Juntas, hemos llevado a cabo proyectos de enseñanza de costura, bordado y como estilistas para las mujeres desplazadas, y ayudarles de este modo para que luego puedan encontrar un trabajo para mantener a sus familias.
En septiembre de 2012 se inscribieron en el curso 45 mujeres pertenecientes a las diferentes religiones del País (sunníes, chiítas, cristianas, alauitas, drusas) y de diversas tendencias políticas. Solo tenían en común una única cosa: eran desplazadas y lo habían perdido todo. Las tensiones entre ellas eran muy fuertes y evidentes, se negaban incluso a encontrarse en el mismo lugar.
Un día en la Palabra de vida, encontré la respuesta, que era como una advertencia: si quería hacer la voluntad de Dios “que hace salir el sol sobre buenos y los malos” y nos ama sin diferencias, incluso mi caridad no tenía que hacer diferencias.
Mi prioridad era tratar a cada uno como una persona digna de respeto, hemos visto que poco a poco estas mujeres, lentamente, empezaron a saludarse, a hablar con las demás, a tener algún tipo de contacto, una relación que iba creciendo
A medida que pasaban las semanas, estas mujeres comenzaron a aceptar sus diferencias y a dejar de lado las diversidades, que en cambio, fuera, en el País se acentuaban. Compartían preocupaciones y dolores, y nacía entre ellas una relación de amor verdadero.
El día de la fiesta del Ramadán, para mi sorpresa, las chicas cristianas prepararon una pequeña fiesta sorpresa para las musulmanes. Las mujeres musulmanas hicieron lo mismo en Navidad.
Cuando se lanzó el time-out para la paz en Siria, pensé en proponer a todas, este momento de silencio y de oración por la paz y me quedé muy sorprendido cuando al día siguiente escuché que casi todos sus teléfonos móviles, ¡sonaron al mediodía para recordar el time-out!
En junio de 2013, el día de la graduación, en presencia de los miembros de la Asociación internacional y de los representantes de la Media Luna Roja, se les preguntó cuáles fueron los momentos más difíciles durante el año. Una, en nombre de todo el grupo, respondió que ese era el día más difícil, porque era el último día en el Centro. Decía; “es el único lugar donde conseguimos respirar y que siempre nos ha ayudado a seguir adelante, poniendo paz en nuestras familias y en nuestros corazones”
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