Movimiento de los Focolares

Argelia: fidelidad en el amor

Ene 23, 2017

A veinte años del asesinato de los “monjes de Tibhirine” y de Mons. Claverie, enviamos el recuerdo de Giorgio Antoniazzi, uno de los focolarinos que vivió muchos años en Tlemcen. La elección compartida de permanecer fieles al Evangelio.

Christian de Charge.jpg1Hace algunos días, me encontré con una carta del P. Christian de Chergé, de quien el año pasado recordamos el 20º aniversario de su fallecimiento. Christian era el Prior de la comunidad de trapenses del Monasterio Nuestra Señora del Atlas de Tibhirine (a 90 Km de Argelia). En 1996, él y otros 6 monjes fueron secuestrados y posteriormente asesinados. El 1º de agosto fue asesinado Mons. Pierre Claverie, Obispo de Orán. Se estaba viviendo la “década negra”, como acostumbraban llamar a la guerra civil que estalló en los años ’90. Los monjes eran de origen francés y como todos los “extranjeros” estaban puestos “en la mira” por los “hermanos de la montaña”, como se le llamaba a los guerrilleros que habían tomado las armas en consecuencia a la anulación de las elecciones de 1992. El Frente Islámico de Salvación, partido político que fue disuelta más adelante por considerarse fuera de la ley, estuvo por vencer aquéllas elecciones. Frecuentemente vuelvo a ver con el pensamiento sus rostros sonrientes, durante los momentos que vivimos juntos. Todos participaban de  la vocación particular de la Iglesia de ese país, al cual se sentían enviados para testimoniar el Evangelio estando al servicio de ese pueblo. Una  iglesia sencilla, pobre, pero su testimonio brilla en el corazón de muchos amigos, en su mayoría musulmanes. Ya, en Argelia el 99,99% de la población profesa el Islam. La Iglesia es “Iglesia para un pueblo, una Iglesia del Encuentro”, según la expresión del Arzobispo de Argelia, Mons. Paul Desfarges. Volviendo a la carta del 3 de diciembre de 1994, me parece que reencuentro a Christian o a alguno de los monjes en nuestro focolar de Tlemcen, donde solían pasar la noche, para retomar después el viaje hacia el Monasterio que estaban fundando en Féz, en Marruecos. Veladas de coloquios intensos, alegría de reencontrarnos, de sentirnos hermanos y de sentirnos comprendidos en este recíproco compromiso hacia el pueblo que nos alojaba. Teníamos vocaciones distintas, pero nuestros corazones latían al unísono. TNX-13263-martiriNos alentábamos a ir adelante dentro de ese clima de peligro en el que se vivía. Se había corrido la voz de una eventual salida momentánea de los miembros del focolar de Tlemcen, que posteriormente no se verificó. Y Christian nos escribía:  «Todos pensábamos que ustedes se iban a quedar el mayor tiempo posible entre nosotros dando testimonio de una convivencia ofrecida, de una comunión de vida sin fronteras, de una apertura familiar que permite al corazón vibrar al unísono más allá de las barreras que existen por la distinta creencia religiosa. Ustedes encarnan  el mensaje del Evangelio y grabaron profundamente este mensaje entre nosotros. Y nosotros gozamos con ustedes por este “de más” de humanidad que su Carisma da a nuestra Iglesia. Era hermoso reencontrarnos con ustedes en su “focolar”. Muchos monjes pudieron gozar de su caluroso recibimiento cuando pasaban para ir a Fez. A todos les quedó el sabor de …. gustar más! (…). En estos tiempos, todos tenemos necesidad de contar con este “fuego” mantenido vivo en la comunidad. Hará un poco de frío en Navidad si ustedes no están más aquí. (…). Nuestras vidas están en las manos de Dios… y nuestros motivos para quedarnos se identifican con los que nos hicieron vivir aquí. (…). Para ustedes, como para nosotros, la situación no cambia nada. Otra vez GRACIAS a cada uno y toda nuestra comunión fraterna de hoy y de siempre. Christian». Se habló del coraje de quedarse..., pero para personas como nosotros que vivíamos desde adentro esa experiencia dura, hablaría más bien del valor de ser fieles a un llamado y el deseo de compartirlo con una parte de humanidad de la cual éramos ya integrantes. Una fidelidad de amor. En los corazones de todos los que conocían a los monjes, Mons. Claverie y las otras hermanas y religiosas asesinadas en esos años en Argelia, continúan hablándonos de Evangelio vivido y de amistades profundas con un pueblo que se había convertido en el propio. Giorgio Antoniazzi

___

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a la Newsletter

Pensamiento del día

Artículos relacionados

10 años de Laudato Si’: el “proyecto Amazonia

10 años de Laudato Si’: el “proyecto Amazonia

El 24 de mayo se cumplen 10 años de la publicación de la Encíclica “Laudato Si’” del Papa Francisco. Un momento de celebración, de evaluación de lo hecho y para retomarla y darla a conocer a quienes aún desconocen su contenido. Conscientes de que “no habrá una nueva relación con la naturaleza sin un nuevo ser humano. No hay ecología sin una adecuada antropología” (LS, 118) presentamos el “Proyecto Amazonia”, contado por dos jóvenes brasileños durante el Genfest 2024 realizado en Aparecida, Brasil.

Bruselas: a los 75 años de la Declaración Schuman

Bruselas: a los 75 años de la Declaración Schuman

Acompañar a Europa para que realice su vocación – A los 75 años de la Declaración Schuman, en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, un panel de expertos, exponentes de varios Movimientos cristianos y jóvenes activistas, han expresado la visión de la unidad como instrumento de paz. Un encuentro promovido por Juntos por Europa y por parlamentos europeos.

El Concilio de Nicea: una página histórica y actual de la vida de la Iglesia

El Concilio de Nicea: una página histórica y actual de la vida de la Iglesia

El 20 de mayo – fecha mencionada por la mayoría de los historiadores – del 1700, inició el primer Concilio ecuménico de la Iglesia. Corría el año 325, en Nicea, actualmente Iznik, en Turquía, hoy una pequeña ciudad ubicada a 140 km al sur de Estambul, rodeada de las ruinas de una fortaleza que aún habla de aquellos tiempos.