Con el encuentro de ayer de tarde con un nutrido grupo de miembros de varias comunidades judías de Argentina y Uruguay, comenzó una serie de compromisos que en estos días tendrá la presidente de los Focolares, María Voce, en contacto con varias expresiones del Movimiento en el Cono Sur.
Para el encuentro se utilizó la fastuosa Sala Dorada del Palacio San Martín, sede del Ministerio del Exterior argentino, donde las autoridades de la Secretaría de Culto dieron la bienvenida a María Voce.
El contexto haría pensar en una reunión formal, pero inmediatamente la larga amistad establecida con varios miembros de la comunidad judía en Argentina transformó la tarde en un momento de familia y de diálogo fraterno. El subsecretario, embajador Juan Landaburu, concluyó su saludo subrayando cómo Argentina haya hecho del diálogo interreligioso una verdadera y pura política de Estado. Continuaron una serie de intervenciones que recorrieron las etapas de la amistad y del diálogo de los Focolares con miembros de varias comunidades judías de estas tierras. “Aquí tus hermanos judíos se presentan delante tuyo, con nuestros rostros, nuestras historias, nuestras voluntades”, comenzó diciendo la rabina Silvina Chemen. Paul Varsawsky, en cambio señaló la necesidad de re encontrarse en torno al mensaje bíblico y mencionó el rol que la “Regla de oro” (no hacer a los otros lo que no quieres que te hagan a ti) asume para las tres grandes religiones monoteístas. Otras intervenciones señalaron la importancia de los cuatro simposios judío-cristianos celebrados en estos años, el último fue en agosto pasado, justamente en Argentina; las Jornadas por la Paz, que desde hace doce años se realizan en la Mariápolis Lia, a 250 Km de Buenos Aires, la figura de Lia Brunet, una de las primeras compañeras de Chiara Lubich que dió un fuerte impulso a este diálogo de los Focolares.
Un momento que se citó varias veces como algo esencial en la historia de esta amistad fue la visita de Chiara Lubich en 1998 a la B’nai B’rith, en ocasión de su viaje a la Argentina, cuando después de haber encendido las velas de la Menorah, invitó a los presentes a formular un pacto de amor recíproco.
Un par de preguntas realizadas a María Voce le dieron la ocasión para profundizar algunos temas.
¿Cómo se irá adelante en el Movimiento sin Chiara y con María Voce? “Chiara nos dio una espiritualidad colectiva y comunitaria… para vivirla se precisa ser al menos dos, porque requiere un amor recíproco, que va y que viene. Yo no me sentí sola en el suceder a Chiara, porque sentía que todo el Movimiento estaba conmigo. Y en este compromiso están también todos ustedes y siento que juntos podemos caminar por el camino que Chiara abrió”
¿Cómo podemos evitar que el diálogo entre nosotros permanezca limitado al ámbito de los especialistas? “Es necesario mirar al prójimo que tengo a mi lado como a un hermano. Asi comenzamos una cadena que no termina. De esta forma podemos llegar a todos, y superar los prejuicios y las dificultades surjidas en la historia. El haber re encontrado la posibilidad de tener confianza entre nosotros, abolir la sospecha, querernos sinceramente…esto nos ayudará a llegar a toda la sociedad”
“Formamos parte de la misma familia porque somos hijos de Dios y debemos llegar a Él, pero debemos llegar unidos”, concluyó luego María Voce entre los aplausos de los presentes. La reunión va terminando. Juntos, abrazados, se canta: “Hine ma tov umanaim, Shevet ajim gam iajad” (que agradable y delicioso es que los hermanos vivan unidos, salmo 133. Hay pocos deseos de irse, …. como a menudo ocurre entre hermanos.
Alberto Barlocci
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