Los católicos en Australia son el 26% de la población. Representan la Iglesia más difundida del mundo cristiano, que reúne más o menos a la mitad de la presencia humana del país más multicultural del mundo. La conferencia episcopal está compuesta por 42 obispos, y es guiada hoy por el arzobispo de Melbourne, Denis James Hart.
Es indiscutible el hecho de que la Iglesia australiana está atravesando por un momento de grandes desafíos: la creciente secularización, el fenómeno migratorio que trae a fieles de otras religiones, las acusaciones a la Iglesia Católica por abusos sexuales a menores también en Australia; la enseñanza de la ética sexual que especialmente una gran parte de los jóvenes no comparte «a pesar de que hay una fuerte sensibilidad, también en los no católicos, hacia el pensamiento cristiano sobre el cuerpo», me explica Matthew MacDonald, director ejecutivo del la oficina de la arquidiócesis de Melburne para la vida, el matrimonio y la familia.
Algunos obispos amigos del Movimento fueron invitados a uno de los dos lugares símbolo de la Iglesia local, el Thomas Carr Center, junto a la catedral neogótica de Melbourne. El Movimiento es muy apreciado por los obispos por su “marianidad”, como me explica el obispo de Sale, Mons. Christofer Prowse, gracias a lo que han podido conocer en las diócesis, pero también en el último encuentro anual de los obispos australianos con los Movimientos eclesiales.
Mons. Prowse es quien organiza el encuentro. Cuenta cómo conoció a los Focolares, mientras era todavía seminarista, y cuánto había apreciado lo que el Espíritu Santo operaba en Chiara Lubich: bromeando, pero no demasiado, sostiene que lo impresionó también la «belleza inmaculada de sus cabellos». El hecho es que «alguien dejaba la “Palabra de Vida” debajo de mi puerta… Después conocí el Movimiento y pude apreciarlo, también por el carácter conciliar de su presencia eclesial. Los Focolares, sin imponer nunca sus intuiciones, ofrecen una gran acogida, mediante el diálogo y la amistad conquistan los corazones». Y concluye: «He hecho una experiencia extraordinaria en la Mariápolis de Phillip Island, que me ayudó mucho y ha reforzado mi fe. El Espíritu Santo trabaja dulcemente pero firmemente en el Movimiento».
En total están presentes una docena de obispos y sacerdotes, más algunas autoridades del mundo católico, con diversos compromisos dentro de las diócesis, entre ellos está el obispo anglicano Phillip Huggins, quien desde 1990 conoce a los Focolares, con quienes ha colaborado concretamente en la Wcrp (Conferencia Mundial de las Religiones por la Paz). El arzobispo de Bangkok, moderador de los obispos amigos del Movimiento, Mons. Francesco Kriengsak, envió un mensaje, subrayando como «el carisma de la unidad es de gran ayuda para llevar adelante la nueva evangelización».
En un clima muy familiar, sencillo así como lo saben crear los australianos, el obispo Prowse presenta con gran calidez a María Voce, en especial por el encuentro que tuvo con ella en el último sínodo de los obispos. La presidente expone el pensamiento del Movimiento sobre la nueva evangelización a partir de su reciente experiencia como auditora en el Sínodo, manifiesta el compromiso de llevar fuera del Vaticano la experiencia de la Iglesia hecha durante el Sínodo y que ciertamente los documentos no pueden contar plenamente. Una experiencia de conversión en primer lugar: «La Iglesia salió de allí más pobre de gloria y honores, después de un período de humillaciones, pero más rica de Dios y por lo tanto más potente. El Sínodo puso en evidencia en especial las palabras evangélicas que se refieren al amor». Y, a propósito del deseo de los padres sinodales de llevar el evangelio fuera de las iglesias, dijo: «Me parece que se está realizando en tantas partes del mundo también por las comunidades del Movimiento, sobre todo por la presencia de Jesús en medio de los suyos».
En el curso del diálogo, Bishop Elliott cuenta cómo la espiritualidad de la unidad lo ayudó mucho, sobre todo al inicio de su ministerio, e invita a María Voce a hablar de Jesús abandonado y de Jesús en medio Pero cuándo Jesús se hace presente, la alegría llega y establece su morada entre sus amigos», precisa la presidente. Otra pregunta se refiere a la experiencia de la presidente en Estambul, «donde experimenté que es posible la acogida recíproca con los musulmanes». Después se habla de la difusión actual del Movimiento, de sus nuevas fronteras después de la muerte de la fundadora. Finalmente, el copresidente Giancarlo Faletti, por su parte, hace una reflexión sobre la propuesta que el Movimiento ofrece a los sacerdotes y a los obispos.
de Michele Zanzucchi, enviado
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