
Colombia después de la visita de Francisco
Los ojos del mundo, creyente o no, estuvieron dirigidos en días pasados a Colombia. También la comunidad de los Focolares participó activamente, a través de las parroquias, en la preparación y el desarrollo de la visita del Papa. Susana Nuin, focolarina y miembro del equipo de Antropología Trinitaria del Consejo episcopal latinoamericano (Celam), Organismo de la Iglesia Católica que reúne a los obispos de América Latina y del Caribe, explica: «Algunos elementos emergieron en forma muy fuerte. El primero fue la presencia del Estado, en la persona del presidente y de todos los representantes del gobierno. El gobierno, débil y fagocitado por el narcotráfico y la guerrilla, en el pasado, ahora está comprometido en primera línea con el proceso de reconciliación. El segundo elemento fue el tema de la reconciliación popular, vinculado al de la justicia social, de hecho Colombia es el país con mayor porcentaje de desigualdad social». Sole Rubiano, responsable de la editorial Ciudad Nueva, explica en una entrevista al AGI: «Teóricamente todos están a favor de la paz, pero no todos entienden que hay necesidades de inclusión y de equidad». En Colombia ha sido posible un hecho sin precedentes en otras partes: «Víctimas y victimarios – explica Susana Nuin – han rezado juntos, se han perdonado, reconciliado y se han abrazado. Ni siquiera en Sudáfrica ni en las dictaduras latinoamericanas víctimas y victimarios se habían puesto en el mismo plano, a la par. No bastan las leyes y los acuerdos institucionales para que se resuelvan los conflictos, es necesario el encuentro personal entre las partes. El Papa Francisco ha creado una conciencia popular que antes no existía». En Villavicencio (500.000 habitantes, al sur de Bogotá), el Papa se encontró con 3000 representantes de las víctimas de la violencia (alrededor de 150.000 en la ciudad). Eran militares, agentes policiales y exguerrilleros. Ha sido el momento central de la visita, un encuentro de oración por la reconciliación nacional en el Parque Las Malocas. En el centro de la escena, sobre el altar, estaba el crucifijo de Bojayá, roto y amputado, (que el 2 de mayo de 2002 asistió a por la masacre de decenas de personas refugiadas en la iglesia). La imagen expresa el trauma de las víctimas. Siguieron los testimonios de ex-miembros de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), de paramilitares, de una mujer que sufrió abusos de todo tipo. Ese mismo día (8 de septiembre), a través de una carta, el líder de las FARC escribió al Papa, pidiendo perdón por “cada dolor provocado al pueblo de Colombia”. Una joven, Nayibe, escribe: «Me impresionaron las palabras del Papa Francisco ante el Cristo de Bojayá: “Para nosotros ese Cristo amputado es todavía más Cristo, porque nos demuestra que vino a sufrir por su pueblo”». Fue una jornada que muchos consideran histórica, en donde emergieron la valentía, la capacidad de sufrir y de recomenzar del pueblo colombiano.

Cambiar el mundo está en tus manos
Miles de jóvenes se preparan para el Genfest recogiendo las experiencias de fraternidad que se encuentran diseminadas en todo el planeta. Son menos rumorosas que las guerras y que los atentados, menos “apetecidas” por los medios de comunicación que se inclinan hacia reportajes amarillistas, pero son eficaces y concretas en lo que respecta a la realización de un mundo sin alambre de púas, sin odio e indiferencia. Existen miles de proyectos sociales promovidos en el mundo, y una sola red de comunicación. Es el Proyecto Milonga. No es el célebre baile de ritmo veloz y sincopado, aunque conserva los rasgos de la calidez y la generosidad del pueblo latinoamericano. Se trata de un programa de voluntariado internacional dirigido a los jóvenes. Milonga existe para Mil Organizaciones No Gobernativas en Acción (www.milongaproject.org), acrónimo que contiene la inmensa realidad de muchas organizaciones sociales inspiradas en el carisma de la unidad, todas con el objetivo de responder al deseo – cada vez más difundido entre los jóvenes, que no dejan el pasaporte escondido en un cajón – de realizar una experiencia de voluntariado, donándose a sí mismos y abriéndose, con un corazón amplio, a las riquezas de otras culturas. El Proyecto, promovido por la Asociación Internacional New Humanity y por los Jóvenes por un mundo unido, después de una fase “piloto” en América Latina (Argentina, Bolivia, Brasil, México, Paraguay, Venezuela y Uruguay), actualmente está activado también en Europa (Italia, Croacia), en Jordania, en Filipinas y en el continente africano (Kenia, Tanzania).
Desde el 5 al 11 de agosto pasado, en la Mariápolis Ginetta de Brasil, se reunieron los referentes de 8 ciudadelas internacionales de los Focolares y de varias ONG para compartir las estrategias para un posterior desarrollo de talleres, profundizando aspectos estratégicos y de gestión del programa, la selección y el acompañamiento, el monitoreo, la comunicación y ofrecer así una propuesta formativa de calidad con objetivos positivos, ya sea a nivel individual como también en la comunidad que los recibe. Son 60 ya los jóvenes que aprovecharon esta oportunidad en su fase piloto, realizando el deseo de hacer una experiencia de voluntariado en el extranjero. El programa Milonga provee módulos de preparación desde el comienzo, con una propuesta formativa personalizada sobre las necesidades del voluntariado y del ente receptor; prevé que el joven sea acompañado por un tutor en todas las fases (desde la preparación, a la permanencia en el lugar hasta el regreso al propio país natal) y que sea recibido en las ciudadelas y comunidades de los Focolares, permitiéndole vivir una experiencia de relación con el contexto local. Cada participante tiene la posibilidad de interactuar con sus coetáneos a nivel mundial, contactándose con el United World Project.
El enfoque de Milonga nace de la experiencia madurada desde hace varios años y del impacto que experiencias de voluntariado están generando en diversos ambientes. Es una forma particular de acción social, en la cual el vínculo fraterno entre los varios actores es la clave. Es precisamente el espíritu de fraternidad el que motiva el encuentro con las diversas comunidades en situación de vulnerabilidad, para realizar con ellas una experiencia de comunión, de diálogo y de verdadero intercambio intercultural, de donde encontrar, juntos, soluciones no “caídas desde arriba”, sino lo más posible compartidas, dentro de la óptica de reciprocidad. «No es fácil expresar en pocas palabras lo que he vivido en la “Casa de los niños” en la ciudad de Cochabamba durante un mes– cuenta una joven uruguaya que hizo el voluntariado en una ONG de Bolivia-. Recién empezando el año fui hacia una aventura que deseaba realizar hacía tiempo, con mis ahorros y con el corazón preparado. Quería ir a una ONG donde el espíritu de los Focolares estuviese presente y me sorprendió la fraternidad que se vive en cada momento». «Conocí una realidad social muy distinta de la que vivimos nosotros – es la reflexión de una joven española- una realidad muy fuerte, que me ayudó no tanto a conocer ciertas problemáticas, porque tal vez ya las conocía, sino a reconocer y aceptar que, más allá de donde procedemos, y de cuánto dinero tenemos, y del lugar donde vivimos, somos todos iguales» Voluntariado jóvenes proyecto MilONGa
Escriben desde Atlanta
Después del paso de “Irma” por las islas del Caribe que causó muertes y destrucción, el violento huracán golpeó al Estado de Florida, declarado en estado de emergencia. Más de 5,8 millones de personas se han quedado si electricidad, agua corriente, o internet. Son al menos cinco los muertos acertados. Ahora, desclasado a categoría 1 (con vientos hasta de 136 kilómetros por hora), Irma se dirige hacia Atlanta (Georgia). La comunidad de los Focolares de esa ciudad escribe: “Estamos en constante contacto con nuestras comunidades del sur de Florida. Muchos han tenido que dejar sus casas para buscar un lugar más seguro. Nos cuentan que están tratando de ayudar a quien se encuentra solo, a los vecinos, y poniéndose en contacto con los familiares que viven en el Exterior; lo mismo respecto a las comunidades en las islas afectadas. Está previsto que el huracán llegue a Atlanta el lunes o el martes, tal vez sólo con abundantes lluvias y vientos fuertes. Detrás del sufrimiento, advertimos el amor de Dios y constatamos que esta emergencia nos recuerda que todos somos hermanos y que podemos ayudarnos, más allá de las contraposiciones sociales que, en estos momentos, se vuelven secundarias”.