Descubriendo la Inculturación
4 días dedicados a la ejemplificación y al estudio de las tradiciones, tanto escritas como orales, según el argumento elegido, así como es comprendido y vivido en los varios grupos étnicos del continente. Un cotejo con la Sagrada Escritura, con el Magisterio de la Iglesia y con las experiencias y reflexiones fruto de la espiritualidad de la unidad. Ésta es, en síntesis, la metodología de la Escuela de la Inculturación, que tiene como base una dinámica relacional imprescindible: «No se puede entrar en el alma de un hermano para comprenderlo, para entenderlo… si la nuestra está llena de aprensiones, de un juicio…», escribía Chiara Lubich. «»Hacerse uno» significa ponerse delante de todos en la actitud de aprender, porque realmente tenemos que aprender». ¿Pero dónde se origina esta experiencia? «Sin duda ha sido una idea genial de Chiara Lubich», explica María Magnolfi, quien vivió 20 años en África, entre Kenia y Sudáfrica, y tiene un doctorado en Sagrada Escritura en el Instituto Bíblico Pontificio, y que ha acompañado desde los inicios el camino de la Escuela. «Se remonda a cuando Chiara fue a Nairobi, en mayo de 1992, y se encontró con el Nuncio y escuchó las preocupaciones de la Iglesia que se preparaba al primer sínodo africano, y por lo tanto también a afrontar este interrogante sobre la inculturación que provocaba tanta zozobra. Fue entonces que fundó la Escuela de la Inculturación, inspirada en la espiritualidad de la unidad, para abrir un espacio de estudio sobre las cualidades y los valores de las culturas africanas, y el fruto de su encuentro con la vida pura del Evangelio. No siempre en los contextos eclesiales ha sido fácil encontrar un camino exitoso para la inculturación. La carta recibida recientemente de parte del Card. Arinze nos parece muy significativa. En ella el Cardenal expresa su alegría por el trabajo realizado a lo largo de estos años y da su pleno apoyo para proseguir este camino». Propiedad, trabajo y el sentido de lo sagrado, el sufrimiento y la muerte, hasta los procesos sociales de reconciliación, los itinerarios educativos, y de la comunicación, son algunos de los argumentos tratados en estos años, cada uno con sus relativas Actas publicadas en varios idiomas. En el 2013, en la edición anterior a ésta, se pudo dar espacio al descubrimiento de quién es la persona en África. Ahora se pretende pasar de la persona al entramado de relaciones familiares, conscientes de que en África nunca se puede prescindir de la familia.
¿Cuáles con las características de la 11ª edición? «Sobre este vasto argumento de la familia –investigando qué es el matrimonio en la cultura Tswana, Zulú, Kikuyo, y también las de Burkina Faso, Costa de Marfil, Congo, Angola, Nigeria, Uganda, Burundi, Camerún, Madagascar… – se encontraron dos direcciones prioritarias para ahondar» – sigue explicando María Magnolfi – «el papel hombre-mujer y la institución del matrimonio como alianza y después la transmisión de los valores en la familia, una temática que al concluir la escuela sobre la persona ha se había puesto muy en evidencia. ¿Cuáles valores? El compartir, la acogida, la participación, el respeto hacia los ancianos como “depositarios de la sabiduría”, la disposición a compartir según las necesidades, también arriesgándose». ¿Qué significado tiene la escuela de inculturación? ¿Cuál es su importancia para el encuentro entre las culturas africanas, y entre éstas y las culturas extra-africanas? Raphael Takougang, focolarino camerunés, abogado, lo explica así: «Chiara Lubich al fundar la Escuela de la Inculturación durante su viaje a Kenia en mayo de 1992 tocó el alma del pueblo africano. Demostró que comprendía África más de lo que se puede pensar. El suyo no fue un acto formal, sino el fruto de un amor profundo por un pueblo y sus culturas que la historia no siempre ha valorado. Ya desde hace más de veinte años, “peritos” africanos, expertos en Sagrada Escritura y en el Carisma de la Unidad trabajan para poner en evidencia esas Semillas del Verbo contenidas en las varias culturas del continente, primero que nada para ponerlas en evidencia a los mismos africanos, que así aprenden a conocerse y apreciarse más. De hecho, la diversidad y la riqueza de esas culturas vienen más de relieve. Después es un aporte para dar a conocer mejor el pueblo africano poco conocido, aparte de las guerras y carestías. El patrimonio cultural que poco a poco se ha constituido habla de la presencia de Dios en la vida cotidiana de estos pueblos y puede dar un notable aporte al diálogo entre los pueblos en este mundo que es cada vez más una “aldea planetaria”».
Voluntariado jóvenes: proyecto MilONGa
Proyecto MilONGa = Mil ONG en acción, para ofrecer a los jóvenes de más de 18 años la oportunidad de arremangarse y trabajar, como protagonistas, en los proyectos de desarrollo social de las periferias del mundo. El Movimiento de los Focolares promueve esta iniciativa en diálogo con otras organizaciones humanitarias en el territorio, en el respeto de las diversidades, con miras a una cultura inclusiva y fraterna. Para su realización, los Focolares ponen a disposición las propias estructuras presentes en los 5 continentes y su experiencia en el ámbito de las relaciones internacionales, ofreciendo a los jóvenes la oportunidad de convertirse en promotores de paz y de diálogo, en un esfuerzo constante de construir puentes entre individuos, pueblos y culturas. Otro objetivo es el de desarrollar en los jóvenes aquellas competencias transversales capaces de transformarlos en parte activa dentro del propio grupo y poder así influenciar los procesos de toma de decisones y los estilos de vida en los respectivos contextos sociales. Se trata de una forma de “voluntariado intercultural” que, tratando de capitalizar el patrimonio adquirido gracias a la realización de numerosos proyectos sociales en el mundo, les da a las nuevas generaciones, la posibilidad de entrenarse, en calidad de protagonistas, en los procesos de cambio. Una ocasión para aprender a medirse – según el estilo de la reciprocidad – con los distintos contextos culturales; poner en marcha el ejercicio de la ciudadanía activa; desarrollar las propias competencias relacionales y de liderazgo. Todo esto siempre en el intercambio con los demás actores del proyecto, en un camino de crecimiento no individual y aislado, sino conjunto.
La primera fase prevé experiencias en países de América Latina y el Caribe, para luego expandirse también hacia otras áreas donde están presentes actividades de desarrollo socialmente inclusivo aptas a la acogida. Los jóvenes podrán pasar allí de uno a seis meses, acompañados por voluntarios y tutores locales. En el portal United World Project es posible conocer las localidades en las que se puede desarrollar el servicio voluntario y descargar el formulario de inscripción. En un segundo momento, los coordinadores regionales se pondrán en contacto con los inscritos para realizar una entrevista y evaluar con ellos una propuesta personalizada que también prevé una formación preliminar (realizada en colaboración con AMU, Ong de los Focolares), actividades no formales de trabajo en equipo y trabajo en red y la presentación de las realidades asociativas que los recibirán en el lugar. Una vez llegados a la meta, después de un breve periodo de entrenamiento acerca del contexto local, los jóvenes empezarán el periodo establecido de voluntariado, durante el cual se prevé también realizar visitas culturales, participación a eventos internacionales y actividades recreativas. Para Europa, el ente competente para la selección y envío de los voluntarios es New Humanity, para el área Hispanoamericana es Sumá Fraternidad, y para Brasil Sociedade Movimento dos Focolari. Gustavo Clariá Más informaciones: Página web: http://www.milongaproject.org/ Facebook: https://www.facebook.com/milongaproject/?fref=ts Info: Maria Chiara Humura (mariachiarahumura@gmail.com)
El Espíritu Santo es quien crea la unidad
«Jesús, en la última cena, pronunció su maravilloso testamento diciendo: “Que todos sean uno”. Unidad en la verdad seguramente, unidad en el amor; pero ¿qué quería decir exactamente Jesús cuando dijo estas palabras? Ahora, después de la experiencia de más de veinte siglos de la Iglesia, para nosotros es más claro (…) La realidad que ve la revelación cristiana y la fe cristiana sobre todo y casi exclusivamente como verdad ha entrado un poco en crisis precisamente porque las personas que escuchan esta verdad no la aceptan más como en un tiempo. (…) Entonces ¿qué se necesita? Es necesaria la caridad. La caridad se puede entender como caridad en acción, de los hechos, práctica, aquélla que se refiere a la ortopraxis, a la teología de la liberación, a la reforma social o a la práctica de las obras de misericordia, pero vemos que ni siquiera así se crea la unidad. Muchas veces en cambio se crean divisiones. Existe también la caridad entendida como aquella realidad espiritual de las almas de buena voluntad que, bajo la inspiración de la gracia de Dios, se aman y se unen (…) Pero, incluso la caridad misma, en sí, como realidad humana que se vuelve divina por obra de la gracia de Dios, no creo que sea suficiente para crear la unidad. ¡Quien crea la unidad es el Espíritu Santo! Retomando todo el patrimonio de la Iglesia católica, retomando el corazón de todo el patrimonio de la Iglesia ortodoxa, podemos decir que aquél que da la vida a la mente, y a la caridad vivida es el Espíritu Santo, quien renueva la faz de la tierra. Es el Espíritu Santo quien crea la unidad de la Iglesia. Y nosotros vemos que el Espíritu Santo, también hoy, renueva la Iglesia; lo vemos a través del carisma que ha recibido nuestro Movimiento –al igual que los carismas de los otros Movimientos- que concretamente renuevan la Iglesia. ¿Qué es un carisma? El carisma es la acción del Espíritu Santo recibido por una o más personas. Nosotros no tenemos el carisma de los apóstoles, tenemos el carisma de llevar la unidad , pero este carisma vale en la medida que es el Espíritu Santo el que crea la unidad». (1980) De: Pascual Foresi – Luce che si incarna – Città Nuova 2014 – pág. 211-12-13


