Movimiento de los Focolares
Hechos y no palabras. Coherencia

Hechos y no palabras. Coherencia

Probablemente habremos experimentado muchas veces lo difícil que es transformar en acción aquello que, en un momento dado, sentimos con fuerza en nuestro corazón y en la interioridad de nuestra conciencia. Una ayuda puede ser vivir juntos un pensamiento que guíe nuestros días, sabiendo que no estamos solos y que formamos parte de una red mundial.Es con esta intención que la Idea del Mes nació en Uruguay de la mano de algunas personas apasionadas por el diálogo y el ideal de la Unidad.

Alrededor de estas intuiciones y pensamientos han surgido grupos de reflexión y de intercambio de experiencias, y ahora la cita mensual es esperada en todo el mundo. Sin embargo, ¿se convierten en un hábito, en una oportunidad para compartir algunas buenas intenciones en grupos virtuales on line?Sin duda, éste es el mayor riesgo de las iniciativas de este tipo. No nos conformemos con palabras vacías y tópicos repetidos. Los ingleses tienen el dicho: “Las acciones dicen más que las palabras” y en los Países Bajos: “Hablar no llena agujeros”. Estas expresiones no surgen por casualidad. Hay una palabra que protege contra este riesgo: la palabra es “coherencia”.

En el libro “El libro de la alegría” [1], el Dalai Lama y Desmond Tutu destacan en su diálogo algunos puntos que pueden ayudarnos a vivir con coherencia. En primer lugar: escuchar a nuestra conciencia para evaluar cuáles son los deseos de mi corazón y que seguramente tienen que ver con aquellos valores humanos que nos dan un sabor de felicidad; luego preguntarse: lo que realmente quiero es algo ¿sólo para mí o también para los demás? ¿al servicio de unos pocos o de muchos? ¿para ahora o para el futuro? Llegados a este punto: declarar la intención para este día, con compromisos concretos, aunque sean pequeños: “hoy quiero saludar a todo el mundo; hoy seré menos crítico; hoy seré más paciente…”.

Pero, ¿dónde encontrar el valor para hacer lo que dice tu conciencia? Hay que discutir con gente sabia, ponerse a prueba dispuesto a no tener siempre razón. Cuando la decisión esté madura, ponerse en camino juntos. Tomarse regularmente tiempo para recalibrar, renovar y reforzar los objetivos sin dejar que las decepciones, la falta de cooperación, los hábitos los nublen o los oscurezcan.

Este fue el testimonio de un inolvidable hombre de diálogo – Piero Taiti – cuando conoció la experiencia del
Movimiento de los Focolares. Los viajes a la ciudadela de Fontem en África, la relación personal con los “focolarinos”, personas hacia las que sentía estima porque vivían antes de hablar y trabajaban con mente abierta codo a codo con quienes, como él, no se reconocían en la misma fe religiosa, fueron un punto de encuentro de valores auténtica y profundamente humanos. Los mismos valores que más tarde encontró a través de su amistad personal con Chiara Lubich. Hasta el final, como padre de familia, esposo, médico, político y amigo de confianza de tantos que reconocieron su calibre moral, Piero vivió y transmitió con sus hechos la fuerza de este auténtico encuentro.

No con palabras, sino con hechos. Esto da energía a una persona. Esto hace que uno sea feliz por dentro. Al hacerlo, uno presta un servicio al prójimo.


[1]The Book of Joy: Lasting Happiness in a Changing World, Tenzin Gyatso, the 14th Dalai Lama, and Archbishop Desmond Tutu with Douglas Abram published in 2016 by Cornerstone Publishers

LA IDEA DEL MES, LA IDEA DEL MES es producida actualmente por el «Centro para el diálogo con personas de convicciones no religiosas» del Movimiento de los Focolares. Se trata de una iniciativa nacida en 2014 en Uruguay para compartir con amigos no creyentes los valores de la Palabra de Vida, es decir, la frase de la Escritura que los miembros del Movimiento se esfuerzan por poner en práctica en su vida cotidiana. Actualmente LA IDEA DEL MES está traducida a 12 idiomas y se distribuye en más de 25 países, con adaptaciones del texto a diferentes sensibilidades culturales. www. dialogue4unity.focolare.org

«Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos» (St 1, 22).

«Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos» (St 1, 22).

La escucha y la práctica es un tema fundamental sobre el que insiste el autor del versículo de este mes. La carta continúa: «En cambio, el que considera atentamente la Ley perfecta de la libertad y se mantiene firme, no como oyente olvidadizo sino como cumplidor de ella, ese, practicándola, será feliz» (St 1, 25). Y es precisamente este empeño por conocer sus palabras y vivirlas lo que nos hace libres y nos da alegría.

Se podría decir que la cita bíblica de este mes es de por sí el motivo para la práctica de la Palabra de vida, que se ha difundido en todo el mundo. Una vez a la semana, y más adelante una vez al mes, Chiara Lubich elegía una frase completa de la Escritura y la comentaba. Nos reuníamos, compartíamos los frutos de lo que había obrado contando las experiencias de vida, y se iba creando una comunidad unida que mostraba en germen las consecuencias sociales que era capaz de obrar.

«No obstante su sencillez, la iniciativa de la fundadora del Movimiento de los Focolares contribuyó notablemente a redescubrir la Palabra de Dios en el mundo cristiano del siglo XX»[1], transmitiendo un método para vivir el Evangelio y poner en común sus efectos.

«Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos».

La carta de Santiago retoma lo que Jesús había anunciado para que viviésemos y experimentásemos la realidad del reino de los cielos entre nosotros: declara bienaventurado a quien escucha su Palabra y la observa (cf. Lc 11, 28); reconoce como su madre y sus hermanos a quienes la escuchan y la ponen en práctica (cf. Lc 8, 21); la compara a la semilla que, si cae en un terreno bueno, es decir, en quienes la escuchan con corazón íntegro y bueno y la guardan, estos producen fruto con su perseverancia.

«En cada Palabra suya Jesús expresa todo su amor por nosotros –escribe Chiara Lubich–. Encarnémosla, hagámosla nuestra, experimentemos la gran potencia de vida que desarrolla si la vivimos, en nosotros y alrededor de nosotros. Enamorémonos del Evangelio hasta dejarnos transformar en él y derramarlo sobre los demás. […] Seremos libres de nosotros mismos, de nuestros límites, de nuestras esclavitudes;

y no solo, sino que veremos estallar la revolución de amor que Jesús, libre para vivir en nosotros, provocará en el tejido social en el que estamos inmersos» [2].

«Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos».

¿Cómo poner en práctica la palabra? Miremos a nuestro alrededor y hagamos de todo para ponernos al servicio de quienes están necesitados, con pequeños o grandes gestos de cuidado mutuo, transformando las estructuras injustas de la sociedad, oponiéndonos a la violencia, favoreciendo gestos de paz y de reconciliación; con más sensibilidad y acciones a favor de nuestro planeta.

Así irrumpe una auténtica revolución en nuestra vida, en la de la comunidad donde vivimos y en el lugar de trabajo donde actuamos.

El amor se manifiesta en las acciones sociales y políticas que procuran construir un mundo mejor. Del compromiso de una pequeña comunidad de los Focolares para con las personas más frágiles, nace en Perú un centro para ancianos con el nombre de la fundadora del Movimiento, en Lámud, una ciudad de la Amazonia peruana a 2.330 metros sobre el nivel del mar.

«El Centro se inauguró en plena crisis de la pandemia y alberga a 50 personas ancianas y solas. La casa, los adornos, la vajilla y los alimentos llegaron como regalo de la comunidad vecina. Ha sido una apuesta no exenta de dificultades y trabas, pero en marzo de 2022 el Centro celebró su primer aniversario abriendo las puertas a la ciudad con una fiesta en la que participaron incluso las autoridades políticas. En los dos días de celebración se añadieron nuevos voluntarios, adultos y niños, que quieren cuidar de los mayores solos y ampliar así su familia»[3].

Patrizia Mazzola y el equipo de la Palabra de Vida


[1] C. LUBICH, Palabras de vida/1 (1943-1990) (ed. F. Ciardi), Ciudad Nueva, Madrid 2020, p. 5, Introducción.

[2] EAD., «Palabra de vida», septiembre de 2006: Ciudad Nueva n. 434 (8-9/2006), p. 23.

[3] Balance di Comunión 2022. Movimiento de los Focolares , in https://eyut279xk3q.exactdn.com/wp-content/uploads/2024/02/BdC-2022-DialogoES.pdf p.67


LA IDEA DEL MES, basada en la Palabra de Vida del Movimiento de los Focolares, surgió en Uruguay en el contexto del diálogo entre personas de convicciones diversas. Su lema es “construyendo diálogo”. La finalidad de esta publicación es contribuir y promover el ideal de la fraternidad universal. Actualmente LA IDEA DEL MES se traduce a doce idiomas y se distribuye en más de 25 países.

Tiempo de la Creación

Tiempo de la Creación

La familia ecuménica de todo el mundo se une para escuchar y cuidar a nuestra casa común. Como ya es costumbre, el 1 de septiembre empieza el Tiempo de la Creación, un período de oración y reflexión asociado a acciones concretas para el cuidado del Planeta Tierra. El evento concluirá el 4 de octubre con la fiesta de San Francisco de Asís, patrono de la ecología, amado por muchas confesiones cristianas. El Movimiento de los Focolares adhiere a la iniciativa. Desde la Semana de oración para la unidad de los cristianos del último mes de enero hasta hoy hemos vivido la fase de “Preparación” para el Tiempo de la Creación, fundamental para crear vínculos y relaciones, renovando la alegría de encontrarse y cultivando los dones de la comunión y de la paz como Pueblo de Dios, junto con nuestra casa común.

Tema del año 2024

El tema de este año es Tener esperanza y actuar con la Creación. ¿De dónde nace este tema? En la carta del apóstol Pablo a los Romanos, la imagen bíblica presenta a la Tierra como una Madre, que gime y siente dolores como durante el parto (Romanos 8:22). San Francisco de Asís lo había entendido cuando en su Cántico de las Criaturas se refería a la Tierra como a nuestra hermana y nuestra madre.

Lastimosamente los tiempos en que vivimos demuestran que no nos relacionamos con la Tierra como con un regalo de nuestro Creador, sino más bien como un recurso para ser utilizado.

¿Puede haber una esperanza?

Sin duda, tiene que haberla, junto con una expectativa por un futuro mejor. Tener esperanza, en el contexto bíblico, no significa quedarnos inmóviles y silenciosos, sino por el contrario gemir, llorar y luchar activamente por una nueva vida en el medio de las dificultades. Justamente como durante el parto –retomando la imagen del apóstol Pablo–, se atraviesa por un período de dolor intenso pero, simultáneamente, está naciendo una vida nueva.

La esperanza es un regalo de Dios. Sólo a través de la esperanza podemos desarrollar plenamente el regalo de la libertad, que junto con la responsabilidad nos permiten hacer del mundo un lugar mejor. Solamente cuando colaboramos con la Creación pueden nacer las primicias de la esperanza.

Tener esperanza y actuar

La esperanza es confianza en que nuestra acción tiene un sentido, por más de que los resultados de esa acción no se vean inmediatamente. Sabemos cuán urgente es una acción valiente para contener la crisis climática y ecológica y también sabemos que la conversión ecológica es un proceso lento ya que los seres humanos a veces somos reacios a cambiar nuestra mente, nuestro corazón y la forma de vivir. O a veces no sabemos cómo tendrían que ser nuestras acciones. Hay mucho por aprender de otras culturas y países acerca de cómo tener esperanza y actuar junto con la Creación.

Este año el 1 de septiembre cae en domingo; estamos todos invitados a celebrar el comienzo del Tiempo de la Creación en nuestros respectivos países y comunidades.

Lorenzo Russo

Los chicos en la Escuela “Foco”

Los chicos en la Escuela “Foco”

En los primeros días de agosto, en Trento (Italia), se ha realizado la Escuela “Foco”, un Congreso del Movimiento de los Focolares para los y las Gen 3, que son la generación de los adolescentes del Movimiento.

Participaron unos 350 chicos –entre los 14 y los 17 años, junto con los asistentes, de 18 años para arriba–, provenientes de 19 países con 12 idiomas diferentes. Fue un poco más de una semana, en donde de profundizaron temas relacionados con la adolescencia, se aprendió a vivir con plena conciencia la relación con Dios, a descubrir que el Ideal de la unidad y la fraternidad universal es posible vivirlo día tras día, a pesar de la amenaza de guerras en varias partes del mundo. Además se realizó el Festival de los Pueblos, en donde cada país podía presentarse a través de cantos, bailes, atuendos, fotos y comida local. Fue una manera de conocer la cultura del otro y construir un espacio de mundo más unido y fraterno.

Aquí van algunos testimonios.

Sofia, Italia: “Decidí participar en la Escuela “Foco” para tener una relación más íntima con Jesús. En esta escuela he aprendido la forma de amar siempre a la gente que me rodea. Ahora consigo afrontar mejor los momentos de dificultad y de sufrimiento pues me siento más cerca de Jesús”.

Veronika, Croacia: “He vivido en un clima de unidad, que nacía del deseo de paz y de comunidad, y que se basaba en la oración y el diálogo con Dios. Después de escuchar los testimonios acerca de la violación de la paz, sobre la lucha para mantener la paz dentro de uno mismo, en la familia y en mi país, me surgió el deseo de hacer de todo para mantenerla en todos esos ámbitos”.

Naomi, India: “Quise asistir a la Escuela “Foco” para mejorar mi relación con Dios. Al terminar, lo que me llevo a casa es la manera en que puedo reconfortarme en los momentos de dificultad o de sufrimiento, pensando en Jesús Abandonado en la cruz. Pero me he dado cuenta también del poder que tiene la reconciliación a través del sacramento de la confesión. Intentaré dedicarme con todo mi ser a propagar el Evangelio siempre y hacer que mi ciudad sea un lugar de amor”.

Tomás, Portugal: “Durante el Festival de los Pueblos, me sentí orgulloso de mostrar nuestro país y al mismo tiempo conocer las culturas de otros países. Después de esta escuela, echo de menos todo lo que allí hemos vivido, pero al mismo tiempo quiero vivir todos los días lo que aprendí allí”.


Emanuel, Croacia: “En la escuela “Foco” me gustó la fiesta de los Pueblos. Pudimos conocer culturas distintas y platos tradicionales. Allí conocí a muchos amigos y probé varias especialidades. Volvería a vivir esa experiencia otras cien veces más”.

Gloria, Brasile: “Sentí cambios en mi relación con Dios. Al comienzo no lograba conectarme con él y sentirlo en las personas, pero sé que tras todas estas experiencias que escuché y las reflexiones que viví, podré sentirlo fácilmente en cualquier situación. Además, aprendí a ayudar a las personas que no me gustan, a atender a las personas con problemas y a identificar a Dios en cada uno”.

Sarahi, México: “He entendido que a pesar de vivir en países diferentes e incluso en continentes muy lejanos el uno del otro, el Ideal de la unidad siempre lo podemos vivir. Ha sido una experiencia muy bonita sobre todo conocer la cultura de otros países, la comida, sus trajes típicos, algunas palabras o tradiciones. Lo que me llevo de la escuela es, como primera cosa, que he dejado de tenerle miedo a la confesión y ello ha hecho crecer mi fe en Dios. La misa cotidiana me ayudó mucho, espero seguir yendo todos los domingos por iniciativa mía”.

Sebastian, Croacia: “Me gustó cuando presentamos nuestros países en la Fiesta de los Pueblos: cada uno mostraba alguna tradición del propio país. Era muy divertido cuando por la tarde jugábamos al fútbol y así nos conocíamos. El momento más bonito fue la fiesta final en la que cantamos y nos divertimos. Mi vida ha cambiado después de la escuela, ahora trato de vivir el Evangelio amando a las personas a mi alrededor”.

Silvia, Italia: “Después de la escuela, mi vida se ha transformado y he empezado a ver el mundo con ojos diferentes. Ha sido la experiencia más significativa de mi vida y me han nacido las ganas de parecerme a lo que Chiara Lubich siempre quiso de los Gen”.

Anna, Italia: “¡Les aconsejo decididamente a los Gen que aún no han asistido a una Escuela “Foco” que lo hagan! Se van a divertir mucho, se lo puedo garantizar”.

Jakov, Croacia: “En la Escuela “Foco” entendí la importancia de la unidad. Cuando llegué, todos eran muy acogedores, era como di fuésemos una única familia. Pocas veces creo haber vivido una sensación así antes, o tal vez nunca. Además entendí cómo amar y querer a todos, independientemente de quiénes son o del entorno del que vienen. Me gustaría vivir otros encuentros de este tipo, ¡ha sido una experiencia inolvidable!”.


Julia, Brasil: “Me llevo a mi casa el amor inmenso de Jesús por mí y por todos, como así también la esperanza y la sensación de querer que un mundo unido sea una realidad. Ver que Jesús nos ama a cada uno de nosotros y poder sentir su amor en la Escuela “Foco” ha sido una de las experiencias más bellas que he hecho y que llevaré siempre conmigo seguramente. Volví a encontrar la esperanza y la fe. Ahora el reto será llevar el amor y la unidad que he sentido en esta escuela al “mundo real”, a mi casa, al colegio y con mis amigos. Pero los recuerdos y el amor por lo que he aprendido en esa experiencia lo que me impulsan a no rendirme y a luchar por un mundo unido”.

Maria Teresa, Italia: “Participé en la Escuela “Foco” porque sentía el deseo de querer conocer más el origen del Movimiento de los Focolares. De esta Escuela me llevo a casa la esperanza de un futuro mejor para nuestra generación. Mi vida ha mejorado porque he comprendido que tengo que mirarla desde otra perspectiva, hacer de cada obstáculo un trampolín de lanzamiento. Como soy muy insegura, siempre tengo miedo de tocar el violín en público. De hecho, cuando me propusieron tocar en la escuela, estaba un poco nerviosa. Luego, un día, se habló de cómo cada uno de nosotros puede donar a los demás sus talentos o sus cualidades, que Chiara Lubich llama “perla”. Entonces decidí donar mi perla a los demás y mientras tocaba con otra Gen, un grupo de chicos y chicas se acercó para acompañarnos con el canto, apoyándonos. Viví el pasaje del Evangelio de Lucas (Lucas 6, 38) “Dad y se os dará”.

Elena, Italia: “Terminando esta escuela, me llevo conmigo lo que he entendido durante una jornada dedicada a Jesús en su dolor, abandonado en la Cruz. Me impactó profundamente porque a través de los testimonios de los Gen, logré entender la forma de superar un dolor gracias al amor”.

Tomás, Portugal: “Me llevo a casa el descubrimiento de Jesús Abandonado, el poder de la oración, además de haberme confesado. Llevaré el amor de Dios adonde vaya, he reforzado mi fe, he aprendido mucho en esta escuela”.

Lorenzo Russo

Trieste y la acogida a los inmigrantes

Trieste y la acogida a los inmigrantes

Trieste es una ciudad situada en el noreste de Italia, en la frontera con Eslovenia. Históricamente representa un cruce de culturas, lenguas y religiones. Y hoy es uno de los primeros puntos de desembarco en Europa para los inmigrantes que pasan por la ruta de los Balcanes. Personas con un bagaje de sufrimiento, guerras, persecuciones.

En Trieste la comunidad del Movimiento de los Focolares, en sinergia con otras instituciones, trabaja para dar una primera acogida a los inmigrantes.

“El mayor problema es la percepción del problema en sí, dice Claudia, de la comunidad local. De hecho, no se trata de una emergencia, de una invasión inmanejable como suele describirse, sino de un fenómeno estructural que es la realidad de nuestro presente histórico. Un flujo continuo de personas que llegan y que, si son adecuadamente acogidas y redistribuidas, pueden incluso convertirse en un recurso para nuestra ciudad y nuestro país. Si el fenómeno migratorio no se comprende y aborda con las herramientas adecuadas, está destinado a generar desconfianza, miedo, intolerancia y rechazo”.

En otoño del año pasado, anticipándose a la emergencia del frío, el obispo de Trieste, monseñor Enrico Trevisi, expresó su deseo de abrir un dormitorio como respuesta concreta a la acogida de los inmigrantes. Un pequeño grupo de personas del Movimiento de los Focolares respondió al llamamiento del obispo ofreciéndose como voluntarios junto con otras asociaciones católicas y ciudadanos individuales. “Para nosotros no es sólo un mero servicio caritativo – explica Claudia -, sino la oportunidad de encontrar en cada prójimo un hermano, una hermana a quien amar incluso en las pequeñas cosas: una sonrisa al ofrecer la comida, el intercambio de alguna palabra. Muchas veces estos hermanos nos cuentan pedazos de su historia, de su dolor, de sus esperanzas, nos muestran fotos de sus hijos, pero también bromean y comparten tiempo en serenidad. Además, algunos de nosotros hemos seguido más de cerca a algunos inmigrantes tanto en el caso de una hospitalización como en la asistencia en la redacción del CV para la búsqueda de empleo”.

Sandra de la comunidad de los Focolares añade: “Encontramos tiempo para conocer a los inmigrantes, sus historias, sus necesidades. Están surgiendo pequeñas y grandes experiencias que nos han implicado en ayudar incluso fuera del turno de dormitorio y que nos estimulan mucho a continuar. Los turnos nos permitieron entregarnos con los demás voluntarios y descubrir que muchos de ellos, a pesar de no frecuentar asociaciones o parroquias, respondieron al llamamiento del Obispo”.

“Las relaciones van creciendo poco a poco, un signo de unidad también para la Iglesia local, añade Claudia. Esta experiencia, unida con la reciente Settimana Sociale dei Cattolici Italiani, en presencia del papa Francisco, traerá gran vida a nuestra ciudad fronteriza”.

“En Trieste he conocido a los mejores voluntarios, aquellos que no se limitan a distribuir alimentos, dice un huésped del albergue diocesano. Satisfacer el hambre de los necesitados y curar las heridas de los enfermos son tareas nobles porque son las más urgentes y necesarias. Sin embargo, existen otras necesidades sumamente importantes para el ser humano, la salud de sus emociones, síntomas del estado de su alma. No es una cuestión individual o menor, es lo que marca la diferencia entre las acciones que tienen un impacto momentáneo y aquellas que persisten y permean a toda la sociedad”. “Los mejores voluntarios – continúa – lo hacen porque son conscientes de que los necesitados no son los que reciben la caridad, somos personas con una historia que vale la pena escuchar. Saben que cada migrante lleva dentro de sí un duelo por sus raíces perdidas, al mismo tiempo una esperanza que golpea contra las murallas al sistema y una lucha incesante por la supervivencia”. “Los mejores voluntarios – concluye – se sienten conmovidos por esta humanidad adolescente y se animan a escuchar nuestras historias, sin detenerse en las barreras lingüísticas: enseñan italiano, aprenden español, utilizan la tecnología, renuncian a su tiempo personal, invierten su energía en el bien común, sueñan con una comunidad en la que todos podamos ofrecer lo mejor de nosotros mismos”.

Lorenzo Russo