May 30, 2019 | Sin categorizar
Pedimos a algunos jóvenes de los Focolares de distintos países que nos dijeran una palabra sobre la última exhortación apostólica del Papa Francisco. Empezamos con Noemí Sánchez quien participó en el encuentro preparatorio del Sínodo.
Noemí tiene 28 años, es paraguaya de origen brasileño y está concluyendo su doctorado con una investigación en Filosofía en la Universidad de Perugia (Italia). En marzo pasado participó en la reunión pre-sinodal en donde el Papa reunió a diversos jóvenes de todo el mundo para escucharlos in primis y construir, con ellos y para ellos, el sucesivo Sínodo sobre los jóvenes. La exhortación apostólica “Christus Vivit” es uno de los resultados de este camino intergeneracional. Muchos jóvenes ya la han leído y compartido en sus propios grupos. – En varias partes del documento el Papa insiste sobre la escucha a los jóvenes por parte de la Iglesia. ¿Se dio esta escucha? Pienso que todo el camino construido hacia el sínodo de octubre de 2018 fue un claro ejemplo del deseo concreto de la Iglesia de escucharnos y acogernos plenamente. En el pre-sínodo éramos 300 de muchos países; tuvimos la libertad de decir todo, así como el Papa nos había pedido; los adultos nos escucharon y promovieron el diálogo. Ahora la idea es que esta experiencia de reciprocidad entre las generaciones se realice en distintos ambientes, en las parroquias y las comunidades cristianas. – Varias veces en el documento el Papa hizo referencia a la inquietud, como característica de la juventud. ¿Crees que en medio de las múltiples voces, a la cacofonía digital, es posible escuchar la voz de Dios?
El Papa usa la expresión “volar con los pies” porque efectivamente nosotros los jóvenes nunca estamos quietos, siempre estamos en búsqueda de algo. Pero también nos topamos con nuestros límites, como la falta de experiencia y, como consecuencia, con el temor a equivocarnos en nuestras elecciones fundamentales. No basta la “velocidad”, se necesita un sentido, y es aquí que la cercanía y el apoyo de los adultos es crucial, sobre todo en el mundo de hoy, lleno de “falsas sirenas”. Habiendo hecho la experiencia, creo que la voz de Dios se hace sentir siempre gracias a los “amplificadores” del amor. – ¿Por qué son tan pocos los jóvenes que quieren emprender un camino de fe serio? ¿Qué es lo que falta y qué cosa buscan? Son muchas las razones: desilusión, ignorancia, pereza. A menudo hace falta tener una conciencia profunda de la fe, y por lo tanto nosotros los jóvenes terminamos siendo víctimas que esta sociedad desarraigada y desarraigadora que el Papa denuncia continuamente. Al mismo tiempo, en todos nosotros, existe el deseo de comprometernos con causas sociales, una cierta sensibilidad artística, el deseo de construir relaciones verdaderas y duraderas, de vivir algo auténtico que le dé sentido a nuestra vida, la necesidad de modelos de vida auténticos. En definitiva el joven de hoy busca a Dios, aunque no sea penamente consciente. – Según tu parecer ¿Cuál es el verdadero aporte que el sínodo sobre los jóvenes y esta exhortación apostólica aportan a la vida de los jóvenes y de la Iglesia? Este Sínodo ha marcado, sin duda, un novum en la Historia de la Iglesia a nivel de metodología y acercamiento a la realidad. Me parece que ha emergido la esencialidad y la riqueza del diálogo intergeneracional en un modo activo y continuo en todas las instancias de la Iglesia. La exhortación, especialmente, es un auténtico tesoro para todos los jóvenes, no sólo los católicos. Cuando la leí no sentí en ningún momento que se trataba de un documento del Magisterio, sino que era una larga carta de un abuelo, un amigo grande que, porque me ama, logra hablar a mi corazón, y decir lo que necesito en este momento de la vida para no caer, para levantarme, para seguir intentando y seguir creyendo en la belleza, en el bien, en el amor, en la humanidad más auténtica que es también divina, en la posibilidad de alcanzar la plena felicidad a pesar de los dolores y los problemas que forman parte de mi vida y a saber afrontarlos con valentía y compromiso.
A cargo de Stefania Tanesini
May 23, 2019 | Sin categorizar
Entrevista al prof. Pál Tóth: “Aplicar a Europa el principio de la fraternidad como categoría política significa construir instituciones che apunten a la colaboración entre todas las diversidades, para realizar el bien común”. Se acercan las elecciones europeas para la renovación de los representantes de los 27 Estados miembros de la Unión Europea en el Euro-parlamento: 400 millones son los ciudadanos llamados a votar a finales de mayo. Están en juego dos ideas de Europa: una europeísta, la otra euro-escéptica. Una polarización que sigue – a grandes líneas – las fronteras geográficas del viejo continente, y ve contrapuestos el Este y el Oeste. De ello hablamos con Pál Tóth, del Movimiento de los Focolares, consejero cultural del Comité de Orientación de Juntos por Europa , una red de más de 300 Comunidades y Movimientos cristianos que quiere ser un boceto de Europa unida, expresión de una “cultura de la reciprocidad”:
“Hay que tener presente que con la ampliación de la Unión Europea se ha llegado bastante rápido, en los nuevos Estados miembros, a la aplicación de la economía de mercado y del sistema jurídico democrático; pero una sincronización entre las distintas realidades culturales se da de una manera mucho más lenta. Hablo de “sincronización” y no de una simple recuperación o adaptación a las conquistas sociales y políticas del Oeste, porque estoy convencido de que el Este es portador de valores que son fruto de un sufrimiento secular y por lo tanto de un valor fundamental. Pensemos en el amor a la verdad del pueblo checo desde Jan Hus fino hasta Vaclav Havel, en las pequeñas comunidades nacidas en la Iglesia del silencio que dan testimonio del Evangelio vivido, en la Iglesia popular de Polonia que llena las iglesias en tiempos de secularización, en los íconos de la Ortodoxia que en la era de la imagen y de la crisis de la palabra pueden abrir nuevos accesos al misterio cristiano. Me parece que el Este no está aún en condiciones de expresar esos valores, y reacciona de manera impulsiva a fenómenos que considera que están en decadencia y ocaso moral. En esto no se avanza sólo con las críticas; hay que hacer un camino de crecimiento común, un ‘proceso sinodal’ – diría yo, junto con el Papa Francisco – con acogida, compresión, palabras claras pero no ofensivas, deconstrucción de prejuicios, discernimiento comunitario”. El tema Brexit plantea a los Estados de la Unión Europea un interrogante: los retos del presente y del futuro, ¿se afrontan mejor estando solos o en una formación cohesiva? La transformación radical del mundo en el que vivimos nos coloca por delante retos que no se pueden gestionar a nivel nacional. El sociólogo alemán Ulrich Beck habla incluso de una metamorfosis del mundo, que requiere un razonamiento netamente distinto al anterior. El cambio climático, las migraciones, la delincuencia organizada, los “males comunes” del capitalismo global no pueden ser afrontados eficazmente a nivel nacional, sino más bien con políticas integradas. Chiara Lubich e Igino Giordani, fundadora y co-fundador de los Focolares, tuvieron claro que una Europa unida debía hacerse promotora de la paz mundial. A la luz del carisma de la unidad, ¿qué quiere decir adoptar la fraternidad como categoría política? La democracia nace, en la modernidad, como un sistema competitivo: división de poderes, lucha entre partidos, frenos y contrapesos, la sociedad civil como control del poder público. Aplicar el principio de la fraternidad como categoría política significa construir instituciones que apunten a la colaboración entre todas las diversidades, para realizar el bien común. Los principios de la libertad y de la igualdad han sido traducidos, en los últimos dos siglos, en categorías jurídicas y políticas. Ahora es cuestión de trabajar en la categoría de la fraternidad, que resume los valores de la reciprocidad y la mutua responsabilidad. En el escenario político, junto a los partidos como agentes de competición, podrían emerger las instituciones de la sociedad civil como realizadoras de tareas públicas. Los modelos no faltan y movimientos de renovación espiritual y cultural, como el de los Focolares, podrían tener un rol determinante en este proceso. Hoy en compromiso de los Focolares por una Europa unida se expresa también en el peoyecto Juntos por Europa. Ilona Tóth, miembro del Comité de Orientación de Juntos por Europa, explica cómo nace la iniciativa: En los umbrales del Tercer Milenio, fundadores y responsables de Comunidades y Movimientos cristianos (Chiara Lubich, Andrea Riccardi, Helmut Nicklas, Salvatore Martinez y otros) decidieron unir los carismas de cada uno sobre una base de amor recíproco al servicio del Continente. Ello para permitir que junto a la Europa geográfica y económica adquiriera consistencia la Europa del espíritu también, fundada sobre los valores del cristianismo. ¿Qué resultados ha producido esto hasta ahora? De la red de Juntos por Europa está naciendo un proyecto para un pueblo europeo con una cultura basada en la fraternidad evangélica. Estos pequeños laboratorios, esparcidos por Europa, realizan la unidad en la diversidad. En el propio ambiente están encaminando juntos iniciativas por la paz, la familia, el cuidado del ambiente, por una economía equitativa, por la solidaridad, etc., para responder así a los desafíos de un continente en crisis.
Claudia Di Lorenzi
May 13, 2019 | Sin categorizar
Se ha discutido el tema de salvaguardar la Amazonía, uno de los ecosistemas más ricos del planeta y al mismo tiempo una “selva de culturas”. Mirar la Amazonía con los ojos de quienes viven allí, “hacerse uno” con las poblaciones indígenas que la habitan en una relación de intercambio y equilibrio perfecto: la tierra es una madre que da vida y el hombre cuida y protege la riqueza de sus criaturas, siendo ellas mismas una criatura en la Creación. Esta es la mirada con la que los promotores y participantes en la cuarta edición de la Aldea de la Tierra, promovida en Roma por el Movimiento de los Focolares con Earth Day Italia, del 25 al 29 de abril, abordaron el tema de la salvaguardia de la región panamazónica, unos de los ecosistemas más ricos del planeta y al mismo tiempo una “selva de culturas”. Desde el parque de Villa Borghese, ha sido renovado el llamado a la protección de la biodiversidad ambiental y étnico-cultural del “pulmón” del planeta, largamente explotado y saqueado por multinacionales y gobiernos que consideran a esa tierra como una fuente de ingresos. La actividad extractiva de petróleo, gas y minerales preciosos, y la creciente deforestación de las áreas destinadas a la agricultura intensiva o a la construcción de represas e infraestructuras – denuncia Francesca Casella, directora de Survivor International Italia – es un “ataque deliberado” que pone en riesgo la supervivencia del ecosistema y las tribus que lo habitan, desalojadas ilegalmente de sus tierras, privadas de sustento o incluso exterminadas.
“Tenemos hambre y sed de justicia por todos aquellos que murieron luchando por nuestra gente y por nuestras vidas, dijo Hamangaì, una estudiante, representante del pueblo aborigen Patax – en el estado brasileño de Bahía – y pidió que “la humanidad se detenga y escuche a los pueblos originarios”, portadores de una sabiduría milenaria. Este grito fue respondido por las cientos de organizaciones, instituciones y realidades – civiles y eclesiales – que participaron en el evento, formando un frente común para la protección de la región amazónica. Una tierra que constituye un inestimable patrimonio ecológico, pero que también se ofrece como modelo para la coexistencia de cientos de diferentes poblaciones con diferentes culturas, grupos étnicos y religiones. Un modelo para ser protegido, por lo tanto, de acuerdo con el espíritu indicado por el Señor a Moisés en la Biblia: “Quítate las sandalias, porque el lugar que pisas es suelo sagrado” (Ex 3, 5). Un pasaje bíblico que el Papa Francisco citó durante su viaje apostólico a la Amazonía, en 2016, y que el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos, propuso nuevamente a los participantes en la Aldea, como modelo de relación en el encuentro con los indios y su tierra. Los obispos del mundo se reunirán en octubre para discutir el tema de la Amazonía, en busca de “Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, como dice el título del Sínodo querido por el Papa. La presencia de la Iglesia en la Amazonia, recordó el cardenal, es de hecho significativa, con “7 conferencias episcopales, 106 obispos y miles de sacerdotes y operadores pastorales”. Una atención especial que proviene de la conciencia de que todo está relacionado, como lo subraya el Santo Padre en la Laudato si, donde invita a una “conversión ecológica”, que es asumir la interdependencia de toda Creación, de la naturaleza con el hombre y entre los hombres, y por tanto cambiar los estilos de vida para superar el individualismo y adoptar la solidaridad global como criterio para la acción. En este sentido, se lee también el trabajo de los frailes capuchinos en Tierra Santa, presentes en 72 aldeas junto a los pueblos indígenas, comprometidos en la lucha contra el prejuicio contra los indios, vistos como pueblos atrasados, y que en cambio tienen mucho que enseñar. “Somos esclavos del tiempo, mientras estás con ellos, entiendes lo sagrado que es estar juntos, escucharnos”, dice el padre Paolo Maria Braghini, misionero capuchino durante 20 años en la Amazonía, que dice “San Francisco hoy estaría feliz de vivir en esa parte del mundo”. Un modelo amazónico, que en su biodiversidad puede y debe ser replicado en otros lugares, pero adaptado a cada realidad, como lo demuestra Rafael Padilha, profesor de la Universidad de Vale do Itajaì, en Brasil, quien destaca también la importancia de promover una economía que ponga a la persona en el centro, por ejemplo, a través de proyectos como los inspirados por la Economía de Comunión, nacida del carisma del Movimiento de los Focolares. El desafío, incluso en los llamados países desarrollados – añade el padre Laurent Mazas, Director Ejecutivo de Cortile dei Gentili – es pasar de la multiculturalidad a la interculturalidad, “del duelo al dúo, respetando los tesoros de cada cultura”. Al final de la charla, en el Viale delle Magnolie de Villa Borghese, como testimonio del compromiso común de salvaguardar la selva y los pueblos que la habitan, se plantó una encina utilizando tierra de la Amazonía.
Claudia Di Lorenzi
May 12, 2019 | Sin categorizar
La presidente y el copresidente de los Focolares regresaron a Líbano donde celebraron el quincuagésimo aniversario del Movimiento con la comunidad y varias personalidades civiles y religiosas. A veces sucede que los grandes caminos históricos se concentran en la pequeña historia de una persona. Esto sucedió el sábado 11 de mayo, durante la reunión de los miembros de los Focolares en el Líbano, con motivo del quincuagésimo aniversario de la llegada del Movimiento al país de los cedros. Los 450 presentes acababan de recorrer algunas de las etapas principales de estos 50 años, cuando uno de los presentadores confesó: “En la guerra del 75 al 90 mi hermano murió y yo era uno de los que tenía un arma en la mano. En 1993 conocí a los Focolares y la espiritualidad de la unidad cambió mi vida”. Estas pocas palabras son, en realidad, un concentrado de la realidad: existe la riqueza y la belleza del Líbano que conduce al Medio Oriente, donde se encuentran tres continentes y tres grandes religiones; dicen que es un país privilegiado por la historia, que vive el desafío continuo de una convivencia fraterna entre pueblos, religiones, confesiones y ritos cristianos, y finalmente cuentan con una nación que nunca se resigna y que siempre encuentra nuevos recursos para volver a empezar. Esta confesión también expresa el drama y los traumas de una guerra que duró 16 años, cuyos orígenes y raíces nunca se abordaron realmente. Y en la pequeña historia de este hombre se esconde la semilla arrojada por los primeros focolarinos que llegaron a Beirut en 1969, cuyo testimonio de una vida basada en el amor ha sobrevivido a la guerra y que hoy se expresa en las diferentes expresiones del Movimiento y en muchas actividades eclesiales y sociales que se presentan en este día festivo.
Maria Voce y Jesús Morán, presidente y copresidente de los Focolares, que vinieron a celebrar con los libaneses, no se contentan con un jubileo que hable del pasado para llegar al presente. En sus respuestas a algunas preguntas desafían a los focolares libaneses a mirar hacia el futuro: no cansarse de anunciar el Evangelio según el estilo típico del carisma de la unidad que, a imitación de Cristo, se hace uno con todos. Los alientan a no evitar los contrastes y los conflictos que pueden poner en discusión incluso las propias categorías culturales, para alcanzar una nueva mentalidad evangélica y animarlos a no vivir un ecumenismo superficial para testimoniar, incluso ante las autoridades eclesiales, una verdadera unidad en la diversidad de los ritos y confesiones. En resumen, piden que no dejen escapar la profecía inherente al diálogo interreligioso, especialmente con los musulmanes, así como Chiara Lubich la ha transmitido.
Todos estos desafíos, Maria Voce los resume en su saludo después de la misa del domingo 12 de mayo, en la catedral de la resurrección de Antelias, cerca de Beirut, el acto oficial con el que se celebró el quincuagésimo aniversario. La presidente expresó el deseo “de que el Líbano en todo el mundo sea ese ‘mensaje’ vivo de convivencia y fraternidad más allá de cualquier fragmentación que el Papa Juan Pablo II ya vio en la década de 1980 como una característica especial del pueblo libanés, donde la diversidad cultural y espiritual se convierte en riqueza ejemplar en el camino de individuos y de pueblos. Nosotros también repetimos con el Papa, hoy santo: “El Líbano es algo más que un país; es un mensaje de libertad y un ejemplo de pluralismo para Oriente como para Occidente” . Los 50 años de los Focolares en este país demuestran que la espiritualidad de la unidad tiene la capacidad de mantener vivo y actual este mensaje.
Joachim Schwind
May 11, 2019 | Sin categorizar
La comunidad del movimiento presente en este país desde la década de 1970, ha colaborado activamente en varios ámbitos con ocasión de esta visita papal: en el coro, haciendo voluntariado durante los eventos, en la liturgia, concediendo entrevistas. Han pasado como un relámpago los dos días de la visita del Papa Francisco a Bulgaria, suscitando un gran interés no sólo entre los católicos, quienes representan solamente el 0,6% de la población búlgara, sino también en todos los grupos que componen la sociedad. Los medios de comunicación dieron amplia cobertura al evento, creando en la opinión pública una gran expectativa, ya desde la preparación. Las principales emisoras televisivas del país, en estos días, siguieron la visita momento por momento.
Muy cordial el encuentro con Su Santidad el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Búlgara, Neofit, que acogió al Papa con calidez. Impresionante fue la participación de la gente. Durante la liturgia, en la plaza donde antes solían llevarse a cabo las manifestaciones de un régimen que persiguió duramente a la Iglesia – la Sacristía era la ex Casa del Partido – estaban presentes más de 15 mil personas, mientras que en otras partes de la ciudad la gente seguía a través de maxi-pantallas, algo insólito para Bulgaria, país con mayoría ortodoxa. El Papa logró hablar al corazón de los búlgaros, a pesar de la dificultad de la lengua, con gestos, con su ser, con su extraordinaria capacidad de comunicar con todos. Como, por ejemplo, cuando, al día siguiente, en Rakovski, una pequeña ciudad mayoritariamente católica, durante la Misa, el Papa, tras un sorprendente cambio de programa, dio la Primera Comunión a la totalidad de los 245 niños que tenían que recibirla, y no sólo a 10; y mantuvo con ellos un diálogo espontáneo, subrayando los principales puntos de la fe y la sacralidad de lo que estaba sucediendo. Por la tarde, luego, se dio un encuentro con la comunidad católica, marcado por gestos espontáneos y saludos que hicieron gozar a los 700 presentes (el encuentro se llevaba a cabo en una iglesia y era un número cerrado). Tras los testimonios de una monja, de un sacerdote y de una familia, todos jóvenes, el Papa pronunció su discurso, interrumpiéndolo varias veces para hablar en forma improvisada, lo cual suscitó inmediatamente una fervorosa reacción de los presentes.
El Focolar dio su aporte en varios ámbitos, en donde se lo requiriera: en el coro, en la difusión de las invitaciones en distintos ambientes, en el voluntariado durante los eventos, en la liturgia, concediendo entrevistas, etc. Para sostener al Papa en el cansacio de estos días, le regalamos incluso un paquete de yerba mate. El Movimiento llegó a Bulgaria en la década de 1970, siendo la única realidad laical presente durante los años del comunismo y el más afirmado en la Iglesia local. Desde el año 1991 está el focolar femenino en Sofía y las comunidades del Movimiento existen en 9 ciudades del país, compuestas por católicos, ortodoxos y personas sin una precisa referencia religiosa. Tenemos fuertes vínculos de amistad con exponentes de la Iglesia Ortodoxa a varios niveles. Esta visita, entre otras cosas, nos dio la ocasión de profundizar relaciones que se habían construido en el tiempo, estrechar vínculos con personas nuevas, y retomar contactos con gente que conocíamos.
Majda Šušteršič