Movimiento de los Focolares

Bruni: la felicidad es demasiado poco

Mar 5, 2016

En el periódico italiano “Avvenire” empieza una nueva serie de editoriales firmados por el economista Luigino Bruni, coordinador del proyecto de Economía de Comunión. El primero se centra en el concepto de felicidad.

Luigino-Bruni«Un día te diré que renuncié a mi felicidad, por ti». Las primeras palabras de la canción de los Stadio, que ganó el último Festival de Sanremo [festival de la canción italiana ndr], nos brinda una buena ocasión para reflexionar acerca de la felicidad nuestra y la de los demás. Nuestra civilización colocó la búsqueda de la felicidad individual en el centro del propio humanismo, dejando otros valores y la felicidad de los demás – a menos que no sean un medio para aumentar nuestra felicidad – cada vez más en segundo plano. De tal suerte que ya no tenemos las categorías para poder comprender las elecciones (que todavía existen) de quienes renuncian, conscientemente, a la propia felicidad en pos de la de otra persona. […] La historia de la felicidad es muy larga. Desde un inicio, el humanismo cristiano, innovando mucho con respecto a la cultura griega y romana, propuso una visión de la “felicidad limitada”, donde la búsqueda de nuestra felicidad no era considerada como la última finalidad de la vida, porque estaba supeditada a otros valores, como la felicidad de la comunidad, de la familia, o el paraíso. Durante siglos pensamos que la única felicidad digna de ser alcanzada era la de los demás y la de todos. […] 20160305-aEn la edad moderna, esta antigua y arraigada idea de felicidad ha entrado en una profunda crisis, y en su lugar se abrió paso la idea, que era propia del mundo pre-cristiano, según la cual nuestra felicidad es el bien último y absoluto […]. La economía contemporánea, con su matriz cultural anglosajona, se casó perfectamente con el ideal de la felicidad individual. […] Para la economía, el mundo está habitado sólo por personas que quieren satisfacer al máximo la propia felicidad. […] Esta descripción de las elecciones humanas logra explicar muchas cosas, pero resulta inútil o engañosa cuando tenemos que explicar aquellas pocas, pero decisivas elecciones de las que depende casi toda la calidad moral y espiritual de nuestra vida. Cuando Abraham decidió encaminarse con Isaac hacia el Monte Moriá, seguramente no pensaba en su propia felicidad […] pero ciertamente estaba siguiendo una voz, dolorosísima, que lo llamaba. Y, como él, muchos siguen subiendo los Montes Moriá de su vida. Los momentos, los actos y las elecciones a lo largo de nuestra existencia no son todos iguales. […] Hay muchas cosas buenas en nuestra vida que no se miden en el eje de nuestra felicidad, y algunas ni siquiera en el eje de la felicidad de los demás. Las elecciones más importantes son casi siempre elecciones trágicas: no elegimos entre un bien y un mal, sino entre dos o más bienes. Y hay también decisiones en las que salimos del rango normal. Y otros momentos en los que no logramos ni siquiera elegir, sino tal vez, siendo dóciles, pronunciar sólo un “sí”. La tierra està habitada por muchas mujeres y muchos hombres quienes, en ciertos momentos decisivos, no buscan la propia felicidad. […] 20160305-02Felicidad, verdad, justicia, fidelidad, son todos bienes primarios, originarios, que no se pueden reducir a uno solo, aunque éste fuera la felicidad. Podemos tener una idea clara de cuál es la elección que nos hará más felices, podemos incluir en esa felicidad casi todas las cosas bellas de la vida, también las más altas, sin embargo, a pesar de esto, podemos decidir libremente no elegir nuestra felicidad si hay otros valores en juego que nos interpelan. Y de pronto, al final, descubrir una palabra nueva: la alegría, que a diferencia de la felicidad no puede ser buscada, sino sólo acogida como regalo. Quienes han dejado su propia marca positiva en la tierra, no han vivido la vida persiguiendo la propia felicidad. La han considerado demasiado pequeña. A veces la vieron, pero no se detuvieron a recogerla; prefirieron seguir caminando detrás de una voz. Al final de la carrera no quedará la felicidad que acumulamos, sino que, si algo quedara, serán cosas mucho más verdaderas y serias. Somos mucho más grandes que nuestra felicidad. […] Luigino Bruni La voz de los días/1 – Para leer el texto completo en italiano (Fuente: Avvenire)  

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