Del 1 al 3 de abril de 2011, se ha desarrollado en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo el congreso promovido por el centro de los Focolares para el diálogo con personas de convicciones no religiosas. Ha sido la primera cita ‘a lo grande’, realizada desde y para ellos, después de la muerte de Chiara.
Los participantes (240) la mayoría jóvenes, provenían además de todas las regiones italianas, también de Rusia, Bulgaria, Croacia, Bosnia, Eslovenia, Albania, Alemania, Austria, Bélgica, Francia y España, con representantes de Angola, Argentina, Uruguay y Brasil.
Piero Tati, toscano de Prato y “amigo” desde los inicios, introduciendo ha dicho: “Chiara mujer una radical experiencia de tipo cristiano, evangélico, católico. Esto nos da curiosidad, nos interpela porque lo importante es la luz que ella ha encendido. Entonces el sentido de nuestra reunión es el de pedir que aquella luz no se oscurezca, no sea olvidada con el pasar del tiempo, si no que sea propuesta nuevamente. Chiara no está más, pero nosotros, creemos también hoy en aquella utopía de esperanza y fraternidad”.
Después de este nuevo inicio, el convenio se desarrolló entre profundizaciones culturales y testimonios sobre las distintas sugerencias propuestas por el título: “Humanismo diálogo fraternidad – Herencia de Chiara Lubich”: desde la división al compartir, el sentido del diálogo, la fraternidad universal. Todo expuesto mediante breves reflexiones, tanto en plenaria como en pequeños grupos lingüísticos.
Incluso estando de viaje en los Estados Unidos, María Voce, presidente del Movimiento, se ha hecho presente mediante la grabación de una conversación suya con algunos amigos de convicciones no religiosas el 6 de noviembre de 2010. Esta contribución, posteriormente ha estimulado el diálogo y la reflexión. Uno de los participantes: “Ha tenido un efecto fuerte en este contexto recordar el sueño loco de Chiara: “Llevarte el mundo entre mis brazos”. Allí se sentía el significado verdadero de lo que quiere decir llevar el mundo, y que esto será posible, si a través de la universalidad del carisma de la unidad, contribuimos a hacer que creyentes y no creyentes pongan en práctica el arte de amar”.
A estas declaraciones, ha hecho eco nuevamente Piero Taiti, que ha concluido así: “Las tres primeras palabras del título son los valores que nos habían fascinado y que con Chiara hemos compartido, es decir, apertura a cualquier civilización, a cualquier cultura, con tal de que se hiciera con el espíritu de respeto y del amor a los otros (…). Nuestra idea de fraternidad se construye sobre la convicción por un lado, evangélica y yo podría decir también estoica, de que todos pertenecemos a la misma familia humana”.
[nggallery id=32]
0 comentarios