Sep 14, 2015 | Focolare Worldwide
«Este es el grito de todo Medio Oriente: detengan los conflictos». Así empieza diciendo la libanesa Arlette Samman ante el éxodo sin precedentes de enteras poblaciones de Siria, Irak y otros países: «Quien parte lo hace con un dolor inmenso. Va hacia lo desconocido, porque siente que la muerte está cerca o se encuentra sin recursos y seguridad para el futuro de la familia… de lo contrario nadie dejaría la propia tierra». «Es confortante ver la reacción de muchos países de Europa –sigue diciendo Philippe, quien desde hace 14 años vive en Egipto- pero quisiéramos hacer escuchar la voz de Medio Oriente que espera ansiosamente la paz y el derecho de “vivir y no de morir”». Ambos subrayan la importancia de encontrar juntos siempre nuevos caminos hacia la fraternidad y sobre todo de levantar la voz ante la opinión pública. Sigue esa línea la movilización por la paz que el Movimiento de los Focolares ha relanzado en estos días junto a todos los que trabajan en este sentido. En Europa, interpelados por las palabras del papa Francisco, y también por el despertar de las autoridades políticas –como recientemente expresó el presidente de la Comisión de la Unión Europea, Jean-Claude Juncker – se multiplican las iniciativas de acogida, ya desde hace tiempo en curso: casas privadas abiertas, coordinación de la ayuda, campañas de recolección de fondos…
Pero es todo el mundo el que está presente en estos días en Roma, con 80 delegados de 36 naciones, representantes de las respectivas macro-áreas geográficas: «Venir aquí es una ocasión para reencontrar hermanos y hermanas que también trabajan por la paz, que siguen sosteniéndonos en los momentos difíciles», es el sentir común de quien proviene de las áreas menos favorecidas. De América Latina, María Augusta De La Torre, trae consigo otros panoramas: «En Cuba hay una gran expectativa llena de esperanza. Por un lado la “nueva amistad” entre Cuba y los Estados Unidos, por el otro la Iglesia católica cubana, que se presenta más viva que nunca. La mediación del Papa y su próxima visita a la Isla ayuda a este despertar». Con respecto a la crisis diplomática entre Colombia y Venezuela debido al contrabando fronterizo, declara: «Es una situación muy dolorosa. La gente tuvo que abandonar sus casas, y hay incerteza por el futuro, dolor y rebelión por todo lo sucedido. El contrabando siempre ha existido, pero ahora no se sabe realmente qué está detrás de estas decisiones. A las personas del Movimiento las sostiene la fuerza que viene del Evangelio y quieren seguir testimoniando la fraternidad entre las dos naciones». Desde Nigeria, Ruth Wambui Mburu, keniata, confiesa que el desafío más grande que tienen que afrontar como Focolares es la polarización entre el norte y el sur, entre musulmanes y cristianos, entre etnias. Su esfuerzo y compromiso es dar testimonio de la fraternidad vivida en medio de las diferencias. Georges Sserunkma, también el de Nigeria, llegando a Roma precisamente en este momento histórico advierte que «el mundo es realmente una única casa en donde todos tenemos que vivir; ver cómo la Iglesia y el Movimiento toman en serio la situación hace que se me ensanche el corazón y me da esperanza».
«Cada uno de nosotros llega con una carga de dificultades –afirma Marcella Sartarelli, de Vietnam – pero también llega lleno de esperanza, creyendo que “el mundo tiende a la unidad”». Uno de estas señales es para ella «la apertura que se registra en Vietnam, por ejemplo en lo que respecta al contacto con la Iglesia. Es un fermento que aumenta la esperanza. De Vietnam se conoce la guerra de hace 30 años, pero no se conoce casi nada del Vietnam de hoy, un país que vive un desarrollo acelerado. Algunos párrafos de la Laudato Si’ parecen un retrato de este país: una economía que avanza velozmente, con ciudades modernísimas y contemporáneamente campos abandonados por la contaminación. Con un grupo de jóvenes, en una aldea cerca de Hanoi donde la situación es crítica, estamos documentando este problema desconocido y, al mismo tiempo estamos viendo cómo hacer para empezar a limpiar».
También en Oceanía la problemática ambiental es muy sentida: «En Nueva Zelanda los jóvenes promovieron la acción “Give one hour of your power”, apagar la corriente eléctrica por una hora, el día de la conservación de la Creación -cuenta Augustine Doronila –, en tanto desde hace años está en curso una acción a favor de la población de Kiribati, el archipiélago que corre el riesgo de desaparecer debido a la elevación del nivel del agua». Reflexiones e intercambio de experiencias durante dos semanas, del 14 al 27 de septiembre de 2015, bajo el signo de la palabra “unidad”: no sólo es uno de los puntos de la espiritualidad focolarina, sino la clave de la acción espiritual y social del Movimiento, la palabra que puede resumir su mensaje.
Sep 12, 2015 | Focolare Worldwide
Es lunes 31 de agosto. En este período no es fácil llegar a Fontem, la aldea donde está el pueblo Bangwa en medio de la selva camerunés. De hecho, estamos en plena estación lluviosa y el camino es fangoso en varios puntos, casi imposible de transitar. No obstante esta dificultad, en los últimos 8 días, ha habido una ininterrumpida procesión de personas que llegan para rendir homenaje a los restos de Pía Fatica. Hoy hay más de mil personas, que han llegado de todas partes para dar el último saludo a esta extraordinaria mujer que hace 48 años vino desde Italia y se radicó aquí. Preside el funeral es Monseñor Andrew Nkea, quien empezó diciendo: «Como obispo y como bangwa, puedo decir que Pía vivió todas las bienaventuranzas. Esto significa que para ella hoy es el día de su nacimiento al Cielo». Son palabras dichas con autoridad, que confirman lo que en el año 2000 había dispuesto el Jefe tradicional local quien otorgó a Pía el título Mafua Nkong (Reina del Amor). Pero, ¿quién era esta mujer que a los 38 años eligió pasar el resto de su vida en África, pidiendo incluso ser sepultada allí? Pía nace en Campobasso (Italia) en 1929. Es obstetra, profesión prestigiosa y muy ventajosa en aquella época. En el Observador Romano lee que se está comenzando una misión en Camerún, y que también se prevé construcción de un hospital. Ella se siente interpelada en primera persona y, sin conocer siquiera cuál es el Movimiento que lleva adelante el proyecto, decide dejar todo para correr allí a dar una mano. Cuando llega a Fontem se entera de que debido a una difundida mortandad infantil, la profesión de obstetra es prioritaria. Se dedica a ella con todas sus energías, internándose completamente en la tradición de este pueblo, animista, que angustiado al ver morir a los recién nacidos, se había dirigido al obispo católico pidiéndole ayuda.

Pia Fatica
Es concreta, abierta y tiene una gran capacidad de diálogo con la cultura local. Ella sabe entablar relaciones significativas con los individuos y con las familias, con las autoridades, a las que les habla con respeto y amor, pero también, cuando es necesario, con gran verdad y libertad interior. Como obstetra infatigable ayuda a nacer a más de 11.000 niños, a quienes también acompaña en su camino espiritual. Un episodio entre muchos: una joven convertida al cristianismo, muy convencida de su fe cristiana, le confiesa que no quiere casarse por la iglesia para no traicionar los valores tradicionales de su gente. Pía la escucha con gran apertura. Sabe que no son elecciones fáciles. En ese momento no le da consejos. Pero posteriormente retoma el tema. Le repite que es ella la que debe decidir libremente, pero le recuerda también que con el Bautismo que ella pidió recibir, ha recibido una nueva tradición, la de Jesús. Después de un mes, la joven le pide a Pía que la acompañe a conversar con el sacerdote. El resultado es un matrimonio feliz, una espléndida familia testigo de la fe. Pía sigue dando su contribución en los distintos sectores del Hospital, hasta en el último servicio que fue creado a propósito para ella, llamado “Oficina para todos los problemas”, un título que por sí solo habla de la amplitud y la apertura de su corazón. Ella conoce profundamente la realidad del pueblo Bangwa y tiene una sensibilidad especial hacia los últimos: los enfermos, los presos, las personas con dificultades económicas, y encuentra siempre la forma de ayudar incluso con dinero que, por su gran fe, obtiene de la Providencia. Su forma concreta de ser la caracterizó siempre y la acompañó también en sus últimas semanas, cuando decidió escribir a la presidente de los Focolares, María Voce, para anunciarle que pronto dejaría este mundo: «Estoy contenta de ir ante Jesús –escribe entre otras cosas – y de entregar en sus brazos el mundo por el cual he vivido». En el cementerio, bajo una lluvia torrencial, se suceden las danzas de la celebración, como signo de profunda gratitud hacia esta gran mujer. Todos tienen la convicción de que Pía ha ido ante Jesús.
Sep 7, 2015 | Focolare Worldwide
«A menudo estamos replegados y encerrados en nosotros mismos, y creamos muchas islas inaccesibles y cerradas a la hospitalidad. Incluso las relaciones humanas más elementales crean a veces realidades incapaces de apertura recíproca: la pareja cerrada, la familia cerrada, el grupo cerrado, la parroquia cerrada, la patria cerrada… ¡Y esto no es de Dios!». Resuenan fuertemente las palabras del Papa Francisco durante el Angelus del 6 de septiembre, con las que indica una acción concreta para socorrer el drama de los centenares de miles de refugiados obligados a dejar sus propias casas: «Ante la proximidad del Jubileo de la Misericordia, hago un llamamiento a las parroquias, a las comunidades religiosas, a los monasterios y a los santuarios de toda Europa para que expresen la concreción del Evangelio y acojan a una familia de refugiados». Maria Voce, en nombre del Movimiento de los Focolares, expresa «gratitud por el llamamiento valiente y concreto del Santo Padre», y subraya la decisión de hacer cuanto pide «abriendo más aún nuestras casas y lugares a la acogida ».

Bed & Breakfast abierto a los emigrantes
Ya se están llevando a cabo muchas iniciativas personales y grupales, promovidas por el Movimiento de los Focolares, en varias naciones del Norte de África, Medio Oriente, Europa, Sudeste Asiático, América del Norte y del Sur: soporte a los millares de personas provenientes de Myanmar en los campos de refugiados al Norte de Tailandia, el Bed & Breakfast abierto a los emigrantes en la provincia de Florencia, acogida a los refugiados en Szeged y en otras ciudades de Hungría y en Austria, en Lión con acogida de familias, cartas al Presidente de Uruguay para estimular la acogida de refugiados, por citar algunos entre los millares de ejemplos recogidos en la plataforma del United World Project. Pero no basta.
«Tenemos que hacer más», afirma Maria Voce, para mover los vértices de la política, los circuitos del comercio de armamento, las capacidades de decisión de las opciones estratégicas, las cuales – como empieza a demostrarse – pueden partir de las bases, con la movilización de la sociedad civil. La presidente de los Focolares, además, ha llamado a los miembros del Movimiento «a comprometerse y a converger mayormente» para promover, juntamente con cuantos se movilizan en esta dirección, acciones dirigidas a desenmascarar las causas de la guerra y de las tragedias que afligen a muchos puntos del planeta, con el objetivo de ofrecer remedio, «poniendo en juego nuestras fuerzas, medios y disponibilidad».
Notas de prensa – Servicio de Información de los Focolares (SIF)
Sep 5, 2015 | Focolare Worldwide
Siete kilómetros hacia el interior de la selva, se llega a pie o con una furgoneta (el baka) que supere los barriales de agua y fango que se forman durante la estación lluviosa. En la aldea de Glolé, uno de los 18 del Cantón (en la región de Tonkpi, en Man, en el noroeste de Costa de Marfil), no hay electricidad y consecuentemente tampoco hay televisión, ni Internet. Tampoco hay comercios Muchos de sus habitantes han quedado impresionados por el ideal de la fraternidad de Chiara Lubich. Lo viven cotidianamente a partir de la palabra del Evangelio que ponen en práctica, y también gracias a una estructura social y política que los mantiene unidos, que gradualmente se ha visto iluminada y enriquecida por esta experiencia. Gilbert Gba Zio, es un líder comunitario natural, catequista, jefe de una de las familias: «Un día nos preguntamos qué podíamos hacer por nuestra pequeña aldea», contó en el reciente encuentro de Economía de Comunión en Nairobi (Kenia). «Veíamos que la Palabra del Evangelio vivida podía darnos las indicaciones». Éstas son algunas de las cosas que se han concretado a raíz de esa pregunta. La casa del “extranjero” (huéspedes) – Localmente conocida como “Kwayeko”, “Donde nosotros hay lugar”, en Glolé no es una forma de decir. «Aquí frecuentemente llegan personas de paso –cuenta Gilbert. Es gente que camina kilómetros, y se ve obligada a dormir por el camino antes de llegar a sus propias aldeas. Todas las veces le cedíamos la propia cama al huésped. También esto está en el Evangelio, pero nos dijimos: “¿No podemos hacer algo más?” “¿Por qué no construimos pequeñas casitas, así, cuando alguno llega podemos ofrecerle un techo para dormir?”. Empezamos, entre cantos de alegría, a fabricar los ladrillos. En el grupo había obreros y construimos 12 pequeñas casas compuestas por una habitación y un pequeño salón. Ahora, a los extranjeros que llegan les podemos decir: “Tenemos una casa, vengan a dormir”. La comida nunca falta; somos campesinos. Así hemos dado los primeros pasos».
La casa de la salud – Las dificultades de acceso a la carretera asfaltada en la estación de las lluvias, y los siguientes 30 kilómetros para llegar a la ciudad de Man, el centro urbano más cercano, hacían casi imposible la atención de urgencia en caso una necesidad médica. «Un día una mujer tenía que dar a luz de emergencia –sigue contando Gilbert-. La llevamos con una carretilla hasta la calle asfaltada para buscar un vehículo. Gracias a Dios la mujer se salvó; pero lograrlo fue duro. Era necesario por lo tanto, construir una casa de la salud y poner a trabajar a algunas “comadronas”. Pero ¿dónde encontrar el dinero? Acá existe la “aparcería”: el propietario de un campo se lo cede a otro para que lo cultive durante una estación y el fruto de la cosecha se divide por la mitad. Nuestra comunidad tomó un cafetal: los hombres limpiaron el terreno, las mujeres cosecharon el café. Con ese dinero compramos el cemento y construimos la casa de la salud».
Niños desnutridos – «Había niños que morían en la aldea y no sabíamos cómo salvarlos. En la ciudadela Victoria del Movimiento de los Focolares, hay un Centro de Nutrición que podía encargarse de ellos. Les explicamos el problema y empezamos a llevar a los niños. Estaban sorprendido al ver que allí los niños se curaban sin medicinas. Nos enseñaron cómo darles de comer. Un día la responsable nos dijo: “Si quieren podemos ir donde ustedes”. Estábamos de acuerdo. ¡En nuestra cultura el niño le pertenece a toda la aldea! Nos explicaron cómo evitar y curar esta enfermedad. Empezamos a cambiar nuestras costumbres alimenticias y aprendimos a conservar los alimentos, para nutrir a nuestros niños en tiempos de carestía». Banco del arroz – «Conservábamos el arroz en pequeños graneros, pero a menudo nos visitaban los ladrones y los ratones. Entonces decidimos construir una bodega y cada uno mandó allí lo que tenía. Al principio éramos 30 personas. Hoy también los campesinos que no forman parte del grupo se han asociado y 110 personas llevan sus sacos de arroz para conservarlos en este banco. En los meses de marzo y abril, durante la siembra, vienen a buscar lo que necesitan para arar; dejan aparte lo necesario para sus hijos. En el momento oportuno, cuando el precio está bueno, toman el arroz para la venta. Cada uno, según su propia conciencia, dona una parte de la cosecha y lo deposita en el banco como aporte para las necesidades de la comunidad y para los vigilantes del banco». Una aldea no basta – «¿No pueden venir donde vivimos nosotros con ‘su negocio’?», preguntan desde las aldeas cercanas. Hoy día son 13 aldeas que viven como en Glolé. «La unidad es nuestra riqueza», afirma Gilbert. «Un día alguien del extranjero quería ayudarnos a construir el pozo para la aldea. Pero no llegamos a un acuerdo. Si hubiésemos insistido, el pozo hubiera producido la división a la aldea. Preferimos no aceptar ese regalo y mantener la unidad entre nosotros». Cfr. “Economia di Comunione – una cultura nuova” n.41 – Injerto de la redacción de la Revista Città Nuova n.13/14 – 2015 – Julio 2015 Cfr. Nouvelle Cité Afrique Julio 2015 Cfr. EdC Online Costa de Marfil (Nairobi): Congreso de Economía de comunión 2015
Sep 2, 2015 | Focolare Worldwide, Senza categoria
En 1998, Chiara Lubich inauguró el “Centro para la Educación al Diálogo”, con sede en la Mariápolis Luminosa, ciudadela de los Focolares cercana a Nueva York. En esa ocasión escribió: «Que todos los participantes en sus actividades se sientan igualmente constructores de esta nueva realidad colaborando con amor, paciencia, comprensión mutua y solidaridad a crear una isla de paz y un signo de unidad para el mundo de hoy… que sea sobre todo una escuela donde se aprenda a vivir este amor que es el único que puede hacer de los hombres y las mujeres de esta tierra una única familia». Este augurio de Chiara estaba muy presente en el encuentro que tuvo lugar el 15 y 16 de agosto pasados, en la ciudadela estadounidense, titulado “El diálogo y las preguntas difíciles”. Un desafío acogido por alrededor de un centenar de participantes «centrado –como escriben los organizadores- en cómo podemos dialogar y comunicar cuando se afrontan temáticas importantes y cuando hay personas con profundas diferencias de pensamiento».
El programa se desarrolló con el aporte de cuatro expertos en Teología Moral y Teorías Políticas, provenientes de las universidades de Fordham (Nueva York), Providence College (Rhode Island) y Georgetown (Washington). «Empezamos –cuentan- con pensamientos de Chiara Lubich sobre el diálogo, donde emerge lo específico de la espiritualidad de la unidad que, si se vive, ayuda a transformar las relaciones entre las personas». Charlie Camosy (Fordham) y Amy Uelmen (Georgetown), analizaron «los motivos por los que la sociedad en los Estados Unidos está tan polarizada sobre posiciones opuestas y cómo se podrían romper estos muros entre las personas, sabiendo escuchar y teniendo una actitud de apertura al otro». Dana Dillon (Providence College) afrontó la delicada relación entre “amor y verdad”, a partir de uno de los puntos centrales de la espiritualidad de la unidad: Jesús abandonado. La teóloga lo presentó como el auténtico modelo del diálogo en cuanto «Él – en el momento en que se sintió abandonado por el Padre – entró en la desunidad, unificando la más grande división posible, la que había entre el cielo y la tierra».
En la tarde tuvo lugar un momento interactivo: Claude Blanc, líder coach (un orientador que promueve el trabajo en equipo), guió a los presentes en la realización de algunos ejercicios «para aprender a escuchar profundamente y sin esperar nada de él». Bill Gould (Fordham), para completar el argumento desarrolló una reflexión sobre las “Distintas formas de comunicar” (imponer, discutir, tratar de convencer al otro, o bien orientarse hacia el bien común). En la mesa redonda del domingo, en las preguntas a los profesores, se ponía en evidencia la necesidad por parte de los presentes de estar preparados para afrontar temáticas álgidas como la procreación in vitro, los matrimonios homosexuales, y otros desafíos que se presentan en la vida de todos los días. «El taller sobre la escucha me ayudó a entender lo fecundo que puede ser el saberse escuchar en las relaciones cotidianas»; «Regresé enriquecido por esta experiencia». Son dos de las impresiones entre las muchas que dejaron los participantes.
Ago 28, 2015 | Focolare Worldwide
Todos los días, en todo el mundo, miles de personas se levantan para vivir la experiencia de una economía solidaria. Aldo Calliera es propietario de la empresa El Alba,
que forma parte del proyecto de la Economía de Comunión (EdC), y se dedica a la cría de ganado en Santiago del Estero, en el Norte de Argentina. Para la gente del campo el trabajo empieza muy temprano: para quien viene desde lejos, incluso antes del alba. Tiene sus ritos y la matera es uno de ellos. Antes de empezar la jornada se prepara el mate, una infusión típica de América del Sur, que se bebe “en rueda”. En cada vuelta se comparten anécdotas, problemas y logros, las historias de uno y del otro, y así se va calentando el cuerpo en la medida que se tejen vínculos de amistad entre los compañeros de faena. El empresario no quería perderse la antigua tradición de sus gauchos argentinos y también él empezó a frecuentar muy temprano la matera, pero vio con sorpresa que cuando él llegaba, la conversación languidecía y el silencio llenaba el círculo. Así un día después de otro. Los gauchos han sido educados en una cultura en la cual, cuando llega el patrón, automáticamente se deja de hablar, no porque les moleste sino porque, desde los tiempos de la Conquista hasta hoy, han sido muchas las generaciones a las que se les ha inculcado la idea de que el obrero es inferior al patrón. Así, todas las veces que él iba quedaba con la sensación de que le habían dado un puñetazo en el estómago y de que el corazón se le había encogido porque no era capaz de ir más allá de ese muro. Pero su tenacidad logró que, poco a poco, todos se fueran abriendo y conversando. Todos menos uno: Ernesto. Un día, tenían programado “el servicio”, que es el lugar y el tiempo de apareamiento con el fin de producir terneros. Después de que se organizaron, Aldo y el ingeniero que estaba con él se preparaban para dar las órdenes a los obreros, pero Aldo Calliera se anticipó diciendo: “Déjame que yo hablo con mis hombres”. Se puso entonces a explicarles lo que querían hacer, pero en lugar de limitarse a darles las instrucciones les preguntó su opinión. Ernesto, a quien el empresario apenas le conocía la voz, habló por primera vez: “Creo que el próximo año no vamos a tener terneros”. Para Calliera fue una doble sorpresa. Le preguntó entonces el porqué de su apreciación. La respuesta fue sencilla: en el terreno donde estaba programado el servicio no había suficiente agua para todos los animales. Cualquiera lo habría podido decir, pero, en estas culturas, al patrón comúnmente sólo se le dice: “Si Señor”, aunque se piense lo contrario. «Entendí que sólo teniendo una visión antropológicamente optimista del otro –reflexionó Calliera- es posible lograr que cada uno dé lo mejor de sí. Que sólo así es posible ver riquezas que para otros quedan escondidas y buscar la mejor forma para hacerlas emerger. Que las riquezas de cada uno son virtudes que se descubren gracias a la confianza recíproca». Está de más decir que el empresario escuchó el consejo de Ernesto y cambió el lugar del “servicio” y que las cosas funcionaron de la mejor manera… La “matera”, ha sido la posibilidad para dar un salto cultural que ha ayudado a todos a construir relaciones de reciprocidad, que ni los trabajadores, ni sus padres, ni sus abuelos, hubieran podido imaginar. Fuente: EdC online