Feb 21, 2018 | Focolare Worldwide
Se encuentran online en el sitio del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en cinco lenguas (inglés, español, francés, italiano y portugués), las siete catequesis de preparación al IX Encuentro mundial de las familias, que tendrá lugar en Dublín del 21 al 26 de agosto de 2018. «Un itinerario catequético a la luz de lo que el Papa Francisco donó a todo el mundo con la exhortación apostólica post-sinodal Amoris laetitia», como comentó el Card. Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio. Los temas son los siguientes: “Las familias de hoy”, “Las familias a la luz de la Palabra de Dios”, “El gran sueño de Dios”, “El gran sueño para todos”, “La cultura de la vida”, “La cultura de la esperanza” y “ La cultura de la alegría”. «Cada catequesis – explicó el Card. Farrell- es introducida por algunas oraciones extraídas del Magisterio pontificio o de la tradición patrística, y se concluyen con preguntas, después de las cuales se prosigue con un momento de comunión que parte de la familia, primera Iglesia doméstica, para luego abrirse a la comunidad cristiana». Los textos van acompañados por una serie de fragmentos musicales interpretados por el conocido tenor italiano Andrea Bocelli, quien, en mayo del 2015, presentó en la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona el primero de una serie de conciertos que después repitió en el santuario de San Juan Pablo II en Cracovia y en la Basílica de San Esteban en Budapest, dentro del ámbito del proyecto “El gran misterio. El Evangelio de la familia escuela de humanidad para nuestro tiempo”. (www.laityfamilylife.va/).
Feb 19, 2018 | Focolare Worldwide
“Breaking Rays” es un juego de palabras, del estilo de “breaking news”, expresión que se refiere a una noticia de última hora, que irrumpe y sobresale por encima de las otras noticias. De nuevo, en este caso, existe un proyecto de fraternidad y un grupo de jóvenes dedicados a la comunicación, quienes, con competencia y pasión, se ponen con energía para dar a la noticia el mayor relieve. Breaking Rays apunta a construir una red internacional donde las experiencias de vida inspiradas en el carisma de la unidad del Movimiento de los Focolares puedan salir de la oscuridad e “irrumpir” también a nivel global, generando, por “efecto dominó” cambios también a distancia, en otras comunidades. Está co-financiado por la Comisión Europea a través del programa Erasmus+ y promovido por la Asociación Internacional New Humanity en colaboración con CSC Audiovisuales (Italia) y otras ONG. El proyecto tiene como fin la formación de jóvenes productores de videos, que también puedan colaborar con la producción del “Collegamento “CH”, cita bimestral de noticias y reportajes de la comunidad de los Focolares en el mundo. De las tres etapas previstas, hasta el momento se han ejecutado dos: en Castelgandolfo (Italia), en julio pasado, y en la ciudadela “Ginetta” cerca de San Pablo (Brasil), del 3 al 10 de febrero. La próxima y última etapa será en julio de 2018, en Manila (Filipinas), en concomitancia con el “Genfest”.

Foto © Davi Teixeira Breaking Rays Brasil
En la etapa de la “Mariápolis Ginetta” – lugar acogedor e ideal para el desarrollo del programa- estuvieron presentes una veintena de jóvenes de distintos países (Brasil, Italia, Hungría, Indonesia, Filipinas, India, Kenia y Burundi) y con distintas competencias, coordinados por tutores profesionales: Marco Aleotti, Director italiano de la RAI; Carlo Sgambato, Director de Fotografía; Kim Rowley del CSC Audiovisuales; además de Isabela Reis, productora y guionista de proyectos audiovisuales y culturales. Con ellos estaba también Paola Cipollone, del CSC Audiovisuales, coordinadora del proyecto. Los momentos de formación teórico-práctico y experimentación de las técnicas se alternaron con el trabajo y la vida en común, sobre la base de una comunión de talentos y de una gran apertura a la crítica constructiva. El grupo visitó algunos proyectos sociales del lugar, filmando videos y entrevistas. En otras sesiones, algunos expertos de la comunicación (dirección, periodismo televisivo y radial) contaron su propia experiencia y respondieron a las preguntas de los participantes. 
Foto: Marco Aleotti © Davi Teixeira Breaking Rays Brasil
«Una experiencia única para aprender y profundizar la profesión del periodista desde una nueva perspectiva» decía Lewis de Burundi. «Más que un curso de producción de videos – comento Donald, de India-, se trataba de comunicar historias potentes para construir un mundo mejor. El equipo y los expertos me ayudaron a desarrollar una mirada particular sobre los detalles, y a descubrir cómo romper los estereotipos y cliché culturales a través de elementos audiovisuales». E Isabela Reis, tutor full-time de Brasil, explicó: «Es un tipo de proyecto del que, pienso, podemos sentirnos orgullosos. Una experiencia fuerte y comprometedora de ocho días, útil para mejorar las capacidades de comunicación de los jóvenes. Fue importante también discutir los distintos modos para aprovechar al máximo las posibilidades técnicas y su utilización. Para mí fue una ocasión de renovarme profesionalmente: aprendí mucho de las experiencias y de los talentos de los participantes». Rafael Tronquini, brasileño, que desde hace algunos meses trabaja en Manila en la preparación del próximo Genfest decía: «Es un paso fundamental hacia Manila. Muy lindo vivir una semana en contacto con profesionales increíbles. Sus videos difunden esperanza». Y Kyle Venturillo de Filipinas: «Venimos de distintas partes del mundo. Tenemos idiomas, culturas y personalidades distintas. A pesar de esto, tuvimos la capacidad de establecer una relación abierta entre nosotros, que nos ha convertido en una sola familia. Somos un grupo de personas “un poco locas”, con ideas y perspectivas diferentes, pero un único objetivo: lograr unir al mundo». También colaboraron en el proyecto Starkmacher (Alemania), Opus Mariae (Kenia), Focolar de Irlanda, UJ Varos (Hungría), Pag-asa (Filipinas), Civitas (Brasil), Focolar Society Bombay (India) y YayasamDuniaBersatu (Indonesia). Chiara Favotti
Feb 16, 2018 | Focolare Worldwide
La fiesta de la primavera (春節, 春节, chūnjié) o capodanno lunare (農曆新年, 农历新年, nónglì xīnnián), en Occidente conocido como el Año Nuevo chino, es una de las fiestas tradicionales más importante y sentida, que celebra el comienzo del año nuevo de acuerdo con el calendario chino. Las celebraciones comenzarán el 16 de febrero y durarán alrededor de dos semanas hasta el Festival de los Faroles, con numerosas actividades, espectáculos y mercados. En la víspera de Año Nuevo, las familias se reúnen para la “cena de encuentro”, la comida más importante del año. En esta ocasión, varias generaciones se sientan alrededor de mesas redondas, probando comida y disfrutando juntos. Las calles, casas y edificios están decorados de rojo, el color principal de las vacaciones. Rezar en un templo durante el Año Nuevo se considera de buen augurio para el año que comienza. En Shanghai, miles de personas llegan al Templo de Longhua, el más grande de la ciudad. En Loppiano, la ciudadela internacional de los Focolares, donde muchos residentes provienen del continente asiático, celebrarán la entrada en el “año del perro” con una fiesta, el sábado 17 de febrero, una oportunidad para entrar en las culturas asiáticas a través de juegos, arte, música y bailes.
Feb 14, 2018 | Focolare Worldwide

Robert Chelhod, en el centro, con los focolarinos de Alepo
Robert Chelhod, generación 1963, nació en Siria, en Alepo. Se encuentra en Italia, en la sede de la Amu (Acción Mundo Unido), en los alrededores de Roma, para hacer un balance de los proyectos sociales y la organización de las ayudas. En 1990 regresó a su país de origen para abrir el primer Centro de los Focolares, y permaneció en Alepo durante 18 años, antes de ir a Líbano en el 2008. ¿Cuál es tu recuerdo de Siria? «El régimen no ha impedido el progreso. Asistí a un florecimiento en todo nivel: Siria estaba repleta de turistas, la economía estaba al máximo. Antes de la guerra el sueldo mínimo era de $500, ahora, para dar una idea es de $50. El ápice se alcanzó en el 2010. Con la primavera árabe en el 2011 empezaron los problemas internos de los que derivó la guerra». ¿Cómo has vivido los años de la guerra en Siria, estando en Líbano? «Habría querido estar cerca de mi gente, pero no era posible dejar Líbano en ese momento. El dolor más grande era ver los refugiados sirios llegar a Líbano. ¡Esas personas las conocía! Gente honesta, buenos trabajadores, que habrían sido un recurso para el país». En enero del 2017 regresarte a Siria, un mes después de la liberación de Alepo. «Me quedé “en casa” tres meses, en un círculo reducido. Sólo después de tres meses encontré el valor para salir y ver la parte más bella de la ciudad en ruinas. Volver a ver esos lugares de los que siempre había “presumido”, o mejor dicho, ver que no existían más, fue un shock. Cuando fui por primera vez al viejo Suk, donde encuentras sólo escombros, alguien me explicó: “aquí entraron los rebeldes, aquí vino el ejército…”. Pensaba en cuántas personas habían muerto en ese lugar. Y sentía que no debía juzgar ni siquiera a quienes habían destruido mi ciudad».
¿Cómo encontraste a las personas a tu regreso? «Desanimadas y desilusionadas. Pero también deseosas de seguir adelante. Hay un cansancio por los años pasados, por las condiciones de vida, pero al mismo tiempo la voluntad de volver a empezar». ¿Qué se puede hacer por Siria hoy? «Por quien tiene fe, se puede seguir rezando. Y después apostar, junto con los sirios que el país está vivo. En Siria tenemos necesidad de apoyo. No sólo desde el punto de vista económico que ciertamente es importante, pero también para creer junto con nosotros que este país, cuna de civilizaciones, puede renacer. Que todavía la paz es posible. Tenemos necesidad de sentir que el mundo siente nuestro sufrimiento, el de un país que está desapareciendo». En el lugar coordinas los proyectos sociales sostenidos a través de la Amu. ¿Cómo hacen para moverse? «Los proyectos van desde ayuda para la comida a la ayuda para la escolarización. Después hay ayuda para la salud, porque la salud pública, por la escasez de médicos, medicinas e instrumental, no logra responder ni a los estándares mínimos de acceso. Además de la ayuda a las familias, se han estructurado algunos proyectos estables: dos de refuerzo escolar, en Damasco y en Homs, cada uno con 100 niños, cristianos y musulmanes; dos centros de salud, para la atención del cáncer y de diálisis; y una escuela para niños sordomudos, que había empezado antes de la guerra. Estos proyectos ofrecen una posibilidad de trabajo a tantos jóvenes del lugar. La cuestión del trabajo es fundamental. Estamos soñando en un futuro próximo la posibilidad de trabajar con microcrédito para hacer que las actividades vuelvan a empezar. Alepo era una ciudad llena de comerciantes, que hoy podrían volver a empezar, pero hace falta el capital inicial».
Muchos en cambio siguen emigrando… «El éxodo, sobre todo de los cristianos, no se logra detener. El motivo es la inseguridad, la falta de trabajo. La iglesia sufre, ésta es históricamente tierra de cristianos, antes de la llegada del Islam. Se trata de hacer lo posible para ayudar y sostener. Pero los recursos son muy pocos. La mayor parte de los jóvenes está en el ejército. Encuentras algún universitario, o chicos. Pero la generación entre los 25-40 no está. En la ciudad de Alepo se calcula una disminución de cristianos de 130 mil a 40 mil, y mientras tanto han llegado muchos musulmanes que han emigrado de sus ciudades destruidas». ¿Qué incidencia tiene esto en el diálogo interreligioso? «En Alepo los cristianos se consideraban un poco la élite del país. Con la guerra, dado que las zonas musulmanas fueron destruidas, muchos se refugiaron en las zonas cristianas. Entonces los cristianos se abrieron a los musulmanes, tuvieron que acogerlos. El obispo emérito latino de Alepo, Mons. Armando Bortolaso, durante la guerra me dijo: “Ahora es el momento de ser verdaderos cristianos”. Al mismo tiempo los musulmanes conocieron más de cerca a los cristianos. Quedaron impresionados por esta ayuda concreta. Hay cosas positivas, hay cosas negativas. Lo positivo es que esta guerra nos ha unido más entre sirios». Fuente: Città Nuova
Feb 13, 2018 | Focolare Worldwide
«Tenía sólo 12 años cuando conocí a Chiara Lubich. Si no hubiese sido por la amistad con ella y por el carisma de la unidad no hubiera resistido en un ambiente tan competitivo y lleno de arenas movedizas. Siento una profunda gratitud hacia todos aquéllos con quienes comparto este desafío». Fernando Muraca, después de sus estudios universitarios en Roma, empezó su actividad como director de cine y escritor de obras de teatro. Después del éxito obtenido como director en algunos capítulos de dos series de televisión, entró en el mundo del cine con la C mayúscula. Entre sus trabajos más recientes, está la audaz “La tierra de los santos”, una película intensa sobre el papel de las mujeres de la mafia calabresa, que recibió numerosos premios y reconocimientos. A una platea muy atenta Fernando cuenta su historia: «Una noche me llegó un e-mail de mi amigo Giampietro, un misionero que estaba en Brasil. Tiempo atrás le había filmado gratuitamente un documental para recoger fondos para su comunidad, comprometida en salvar mujeres, hombres y niños que vivían debajo de los puentes de San Pablo. En el correo me preguntaba si estaba dispuesto a dejar por algunos años mi trabajo para documentar lo que estaba sucediendo allí. El acercamiento sin prejuicios, basado en el amor evangélico, ya había salvado 10 mil personas destinadas a una muerte segura. El resultado tenía que ser documentado».
«En el correo –prosigue Fernando- Gianpietro me explicaba un hecho que había sucedido. Un hombre muy rico, después de haberlo conocido y de haber descubierto quién era verdaderamente, había decidido ofrecerle la mitad de su riqueza. Gianpietro no podía aceptar, tenía voto de pobreza. Pero tenía un deseo, que yo fuera a Brasil a documentar el trabajo de la misión. Entonces ese hombre se había ofrecido a pagar todos los gastos, incluidas las facturas de mi casa durante mi ausencia». Sonríe Fernando: «Parece de película, lo sé, pero sucedió realmente». Y continúa: «Hablé el asunto con mi esposa y con nuestros hijos. Se trataba de dejar mi trabajo por dos o tres años, salir del ambiente, poner en juego mi carrera, y mi esposa tendría que sostener la familia sola durante mi ausencia. Ella contestó que estaba dispuesta a este sacrificio, si era útil para visibilizar los sufrimientos de esas personas. Y el más grande de mis hijos dijo: “Papá no podemos darle la espalda”. También mis amigos me animaron a aceptar. Mi película estaba por presentarse en los cines y yo me tenía que ir 15 días después. Era una locura. El largometraje tenía una distribución reducida. Sin mi presencia para promoverlo quizás moriría y quemaría así mi única oportunidad de hacer carrera como cineasta. Pero la respuesta de mi hijo, “No podemos darle la espalda”, fue decisiva para mí».
«Estando en San Pablo, tratar de documentar la vida de personas que vivían debajo de los puentes al principio era casi imposible. Odiaban ser retratadas, ¡mucho menos filmadas! Para darles a entender que no quería aprovecharme de su imagen tenía que hacer como los misioneros. También yo empecé a dormir debajo de los puentes, a compartir su jornada, y así me aceptaron. Después de un mes regresé a Italia para descansar un poco. El impacto había sido duro. Tenía que pensar y revisar el material que había filmado y organizar un nuevo viaje de más tiempo. Mientras tanto en Italia sucedió lo que todos habían previsto. Sin dinero para la promoción y sin la presencia del director, mi película estaba desapareciendo rápidamente de los cines.
Después sucedió un hecho imprevisto. En Roma, el último día de una proyección se presentó un importante crítico de cine. Al día siguiente, en un periódico de cobertura nacional, tanto en la edición impresa como en aquélla en línea, salieron dos críticas muy positivas. La película empezó a recibir invitaciones a los festivales, en Italia y en el extranjero. Ganó muchos premios, algunos prestigiosos. Desde entonces han pasado tres años. Al terminar el trabajo en Brasil, retomé el ritmo de mi vida. No he filmado otras películas, pero tengo varios proyectos, sobre temas que antes no me había atrevido a afrontar. He escrito dos novelas y un ensayo sobre la experiencia de “encarnación” de mis ideales en el arte. Estoy madurando también el proyecto de dedicarme a los jóvenes. En este “oficio” hay mucha necesidad de intercambio de ideas y de apoyo. Y de puntos de referencia. Chiara Favotti