Movimiento de los Focolares
Familia: la apuesta de Rosy y Leo

Familia: la apuesta de Rosy y Leo

2017-12-21-PHOTO-00000351Napolitanos, él maquinista, ella contadora. Rosy y Leo Prisco son ambos pensionados, aunque no tienen ni el aspecto ni el espíritu. Su historia empezó hace 40 años, en una época en la que en Italia muy pocas parejas se casaban sólo civilmente. Pero ellos eran agnósticos y fueron a casarse a la municipalidad. Son dos tipos tan distintos que nadie, excepto ellos, habría estado dispuesto a apostar que se habrían mantenido como pareja. Cuando nació el primer hijo surgió una duda: ¿lo bautizamos o no? Hablaron con el párroco sobre el asunto. «Para nosotros, agnósticos y marxistas convencidos –recuerda Rosy- era impensable que un cura nos acogiera en una forma tan abierta y amigable. El Padre Salvatore no sólo no hizo ningún juicio sobre nuestra posición como pareja, sino que llegó a ser nuestro amigo, hasta el punto de que le pudimos contar que estábamos siempre peleando. Sí, porque era fácil ser revolucionarios ‘afuera’, pero adentro de la casa la que tenía que cocinar y hacer todo era yo. Recuerdo que para hacer que Leo me escuchara (era un poco loco pero ¡al menos algunas veces funcionaba!) hacía lo mismo que cuando iba a la plaza con pancartas a protestar: en las paredes de la cocina pegaba carteles con escrito: “Sos un tirano”, “Estás atropellando la paridad hombre-mujer”, etc. El Padre Salvatore nos hizo conocer a otras parejas. También ellas tenían dificultades, pero habían aprendido a dialogar, también porque conocían un secreto: pedirse disculpas y volver a empezar. Un ejercicio que tratamos de hacer también nosotros, para el bienestar de nuestra relación que fue mejorando día con día. Mientras tanto el Padre Salvatore nos permitió celebrar el bautismo de Francesco y, seis años después, el de Nunzio». «Gracias al Padre Salvatore y a otras familias –explica Leo- encontramos a Dios y su amor, y poco a poco se encendió en nosotros el deseo de ser una familia según el corazón de Dios. Nos dimos cuenta de que aunque le habíamos dado la espalda, Él, siendo amor, nunca había dejado de hablarnos. Como lo hizo en el’93, en la morgue del hospital. Allí, casualmente, nos cruzamos con el dolor de unos papás a quienes se les murió un angelito de 3 años. Para nosotros fue un mensaje fuerte: ¿y si nos hubiese sucedido a nosotros? Años después volvimos a encontrar a esos mismos papás en un congreso de los Focolares, invitados por el Padre Salvatore. A partir de ese dolor nacieron tres hogares para niños en situaciones de riesgo». 2017-12-21-PHOTO-00000353En el ’95 Rosy y Leo dijeron su sí en el sacramento del matrimonio, haber reencontrado a Gino y Elisa en el ámbito de los Focolares no fue una simple casualidad. «Enseguida nació un vínculo –cuenta Rosy- que nos llevó a ofrecer nuestra colaboración, yo a tiempo completo como mamá sustituta en uno de los hogares de la Fundación Ferraro, mientras que Leo llegaba después del trabajo. Fueron seis años maravillosos, en los cuales tuvimos la posibilidad de amar de corazón a muchos niños que trascurrían en ‘Casa Sonrisa’ períodos más o menos largos dependiendo de su situación y de la situación en la que sus familias hubiesen caído». «Esta experiencia – cuenta Leo – nos donó la conciencia de ser sólo instrumentos en las manos de Dios y de que el poder dar ayuda no depende del tener quien sabe qué requisitos. Nosotros dos, hoy como entonces, no somos la familia perfecta, sencillamente queremos ponernos al servicio de quien nos representa a Jesús. Como lo fue para dos chicas rusas que vivieron un tiempo en nuestra casa; ahora ambas son adultas, pero la relación continua». A principios del 2017, estando jubilados, decidieron festejar el 50° aniversario de Familias Nuevas ofreciendo su disponibilidad para colaborar con la realización de varios eventos conmemorativos. Colaboraron también en un proyecto de formación de jóvenes. Y si bien el 2017 terminó, su deseo de donación no. Desde octubre pasado se transfirieron a Loppiano hasta julio para poder, por logística, seguir de cerca los trámites burocráticos, y coordinar los traslados de las familias que desde distintas partes del mundo llegan a la Escuela Loreto para aprender a ser familias según el corazón de Dios.

Amor en acción. Es siempre Navidad

Amor en acción. Es siempre Navidad

IMG-20171213-WA0282El cálido verano del hemisferio austral fue el marco de un encuentro con la sociología latinoamericana, que sus participantes definieron como “fulgurante”. «Every time we love, every time we give, it’s Christmas» sintetiza a nombre de la secretaría de Social-One Silvia Cataldi, investigadora de la Universidad “La Sapienza” de Roma y autora, junto a Vera Araujo y Gennaro Iorio, del libro “El amor en los tiempos de la globalización. Hacia un nuevo concepto sociológico” (Città Nuova, 2015), que sondea la dimensión “pública” y “social” del amor como fuerza transformadora de la vida de las comunidades y de los comportamientos colectivos. La misma dimensión “agápica” sobre la que un grupo de sociólogos se interrogó, en momentos de estudio y talleres.

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Vera Araujo

«En Uruguay – explica Cataldi – participamos en un Congreso internacional con cinco mil sociólogos, organizado por la Asociación Latinoamericana de Sociología (Alas). Presentamos una investigación de recolección y meta-análisis de casos de “acción agápica” en el mundo. Después participamos en una mesa redonda sobre el Manifiesto Convivialista, firmado en el 2013 por filósofos, sociólogos, economistas y antropólogos de todo el mundo, como aporte de las Ciencias Humanas al arte de la convivencia. Fue una oportunidad para conocer la sociología latinoamericana e identificar lo que América Latina puede ofrecer al mundo: una visión muy vital de la cultura en la cual el estudio, la intervención y la transformación social son una sola cosa, al servicio de la humanidad». Sucesivamente, el grupo de Social-One – 60 estudiantes y docentes provenientes de Brasil, Colombia, Argentina, Chile e Italia- se trasladó a Recife, en Brasil, donde participó en un seminario en la Universidad Federal de Pernambuco, y después fue a la ciudadela Santa María donde tuvo lugar una escuela de verano con el título “Acción agápica y realidad social: Imaginación sociológica para promover el desarrollo, para construir el futuro”: «Una escuela de aprendizaje recíproco sobre el tema del ágape en acción en lo social, seguido por un taller en las comunidades de las favelas cercanas. Las impresiones recogidas al final hablaban de una profunda renovación personal, comunitaria y espiritual. Siempre sólo hablamos de sociología, pero el amor entre nosotros y las ideas de Chiara Lubich tocaron no sólo las mentes, sino también los corazones». IMG-20171218-WA0147Una estudiante brasileña, trabajadora social, comentó: «La escuela de verano ha sido para mí la confirmación de la importancia de la interdisciplinariedad. Soy trabajadora social y estoy en contacto con el sufrimiento de personas que han perdido su dignidad. Una nueva comprensión del ser persona genera nuevas praxis que activan aspectos latentes de la naturaleza humana». Un profesor de Recife: «El ágape no es sólo un concepto sociológico, sino que traspasa el campo de la filosofía y de la metafísica. He visto que el amor actúa también en su grupo. Desde esta perspectiva, se abre un diálogo amoroso y generoso». Giuseppe Pellegrini, de la Universidad de Padua: «El encuentro con las culturas latinoamericanas es siempre enriquecedor. Para mí es una forma de conocer mejor mi país. La necesidad de poner a prueba categorías y conceptos, la capacidad de leer la realidad social y sus cambios, son algunos de los elementos más estimulantes que he encontrado. A  treinta años de mi experiencia en Brasil, he sentido las mismas vibraciones, la misma energía que anima a este pueblo tan variado en sus formas y manifestaciones de vida comunitaria. El esfuerzo realizado por muchas personas que viven según el ideal de Chiara Lubich ha dado frutos genuinos y respetuosos de la vida latinoamericana. La acción agápica es una de las manifestaciones del amor recíproco, un elemento generador y contagioso, teórico y práctico al mismo tiempo, en grado de influir en el cambio social, cultural y político». La próxima etapa de Social One será el Congreso del 7 y 8 de junio en la Universidad italiana de Salerno, cuyo objetivo será continuar el diálogo con la sociología contemporánea, y también será la sede de una “social” Expo de buenas prácticas de asociaciones e instituciones que trabajan en el campo social.  

Empresa y solidaridad pueden correr juntos

Empresa y solidaridad pueden correr juntos

Tassano_05Fue una “foto de Grupo” muy especial la que se sacaron en ocasión de la presentación pública del balance social del Grupo Tassano. Contaron con la presencia de autoridades y de los protagonistas. El Grupo con el correr del tiempo se transformó de cooperativa a consorcio, y de consorcio a grupo de consorcios. Actualmente es una realidad compleja, formada por 33 cooperativas, que ofrecen servicios diversificados dirigidos conjuntamente a 4.700 usuarios directos y a 100 mil indirectos, en una región del Noroeste de Italia. Un pequeño territorio en el que, en breve tiempo, llega desde el mar y la vegetación de la zona mediterránea hasta las montañas, siempre nevadas en invierno. Son casi 700 los empleados, formados antes que nada por el espíritu de la Economía de Comunión. «Es una ley de la economía que el mundo no utiliza – explicó en aquélla ocasión Luigino Bruni – pero que existe. Adhieren a ella las empresas que se comprometen a destinar las ganancias en tres direcciones: una parte para crear puestos de trabajo, otra, para ayudar a los pobres y una tercera para difundir esta cultura. Trabajo verdadero, que da dignidad: la historia de Tassano es una historia de amor hecha de trabajo y trabajadores que generó valor y valores». Es una historia que viene de lejos. Desde cuando, en 1989, dos amigos, pequeños empresarios locales, Giacomo Linaro y Piero Cattani, junto con otros 24 socios voluntarios adherentes al Movimiento de los Focolares, fundan  una Cooperativa para responder a los numerosos casos de malestar social presente en el territorio. Tassano_01La Cooperativa crece y gradualmente conquista la confianza de varios interlocutores también públicos, lo que permite adquirir nuevos servicios. Dos años después, los socios de la Tassano advierten que sus objetivos están en plena sintonía con el proyecto de “Economía de Comunión”, lanzado en Brasil por Chiara Lubich, porque extiende la solidaridad a nivel mundial. Deciden entonces adherir enseguida. Poco a poco el crecimiento diversificado de las distintas actividades y el posterior nacimiento de nuevas cooperativas especializadas redunda en el nacimiento de un Consorcio de realidades que siguen siendo autónomas administrativamente, pero  unidas en la experiencia. Todas trabajan con el mismo espíritu en el campo social, educativo, asistencial, con servicios dirigidos a los sectores más vulnerables de la población, como los ancianos que viven solos, los discapacitados, los enfermos psiquiátricos, los desocupados, pero también a las familias, a los niños y a los jóvenes, y el mantenimiento y valoración del territorio. En 1997, Tassano se transforma en un Grupo de Empresas Cooperativas, con la intención de unificar las diversas experiencias empresariales y sociales ya existentes, pero también para funcionar como “incubadora” para nuevas realidades productivas. En el futuro, todos los ambientes estratégicos confluirán en consorcios que podrán consolidar el crecimiento y favorecer un posterior desarrollo. Tassano_03Maurizio Cantamessa, Presidente del Grupo, explica: «La realidad nuestra es cohesiva. En ella, los valores se comparten totalmente y también existe una comprensión a nivel de trabajo cotidiano: era el momento de reagruparnos, consolidarnos y seguir. El hecho de habernos concentrado en el territorio es muy importante, porque favorece las relaciones. Con las instituciones trabajamos cada día codo a codo. Por el hecho de trabajar en el servicio de las personas es importante “estar ahí personalmente”». Aún con todas las transformaciones, la “misión” del Grupo siempre ha sido la misma: favorecer una concepción actividad económica que tiende a la promoción integral y solidaria de la persona y de la sociedad, sin renunciar a una fuerte orientación al mercado, a través de la indentificación de objetivos y planes de desarrollo empresarial que puedan llevar a la creación de nuevas empresas y por lo tanto, a la creación de nuevos puestos de trabajo. Lo demuestra el hecho de que las ideas, los principios y los valores de la cooperación pueden traducirse eficazmente en acciones concretas en favor del trabajo, del territorio y de sus habitantes. Empresa y solidaridad, juntas.

Más allá de los obstáculos

Más allá de los obstáculos

Renzo_01«Es el título que elegimos juntos, sin reflexionar mucho. Construyendo puentes, no podía ser más indicado: entre los chicos de los barrios más pudientes y de las comunidades más pobres no existían diferencias. Los equipos estaban compuestos por chicos y chicas de los 10 a los 18 años, todos juntos. Los más grandes cuidaban de los más pequeños, los más pequeños animaban a los más grandes. La participación de comunidades pobres no se sintió ningún tipo de asistencialismo, de esta interacción todos salían beneficiados». Renzo Megli, quien desde un principio formó parte de la organización de las Olimpiadas para los chicos, puso en claro enseguida las premisas para el completo éxito del proyecto. Describió la preparación con un acento apasionante. «Parecía que el viento soplaba siempre en contra. La idea de perfeccionista y el recuerdo de las canchas deportivas “profesionales” o “semi profesionales” de las ediciones anteriores nos cerraba la mente, bloqueaba el espíritu, entristecía el pensamiento. Yo por el contrario, estaba feliz. Feliz porque todas las puertas se cerraban y por el lento y fatigoso cambio de dirección, la única posibilidad que quedaba era llevar las Olimpiadas al CEU, el Condominio Espiritual Uirapuru. Empezamos a trabajar, decididos a realizar el evento. Pero la tensión seguía siendo evidente, las brújulas estaban desorientadas por los viejos campos magnéticos. ¡Basta! Era necesario elegir: ¿o seguíamos adelante compactos o nos deteníamos? ¿Qué es mejor, realizar algo menos perfecto, pero juntos, o más perfecto, pero desunidos entre nosotros? Serán Olimpiadas distintas, menos profesionales, quizás menos “chic”. Y quizás precisamente la brisa del Espíritu nos estaba llevando a hacer algo nuevo, distinto. Decidimos dirigirnos hacia ese “norte” común. También quien en primera instancia se oponía empezó a remar en la misma dirección. Sólo en ese momento me vino a la mente una conversación que había tenido hacía mucho tiempo con un focolarino más grande que yo. Me había dado un consejo: “Para perder tu idea primero tienes que tenerla y, posiblemente debe ser realmente tuya, como una hija, carne de tu carne. Piensa en una botella de champán, tiene que estar llena antes de quitar el tapón y dejar que espumee”. Me sentía así, “padre” de mi idea, pero dispuesto a perderla. “Perdiendo” cada uno la propia, nos convertimos juntos en “padres” de una idea todavía más bella, que poco a poco se fue afinando». Renzo-aRenzo prosigue su relato: «El responsable del CEU nos había prometido un espacio y el equipo. Todo el trabajo realizado hasta ese momento estaba basado en esta disponibilidad. Pero después se echó para atrás: ya no se podía usar el espacio. La “dinámica del perder” y lanzar en Dios toda preocupación se había vuelto tan cotidiana que después de pocos segundos de la noticia de esta adversidad entendimos que era un signo del Espíritu. Invitar a los niños de la comunidad CEU era lo más importante, pero el tiempo volaba y las inscripciones llegaban lentamente, dejándonos un nudo en la garganta: ¿llegaremos al número mínimo de participantes? Decidimos abrir las inscripciones también para quienes no podían participar por dificultades económicas. Queríamos confiar en la Providencia. Surgieron muchos patrocinadores y todos los gastos, también los imprevistos fueron cubiertos. La sonrisa de los numerosos niños del CEU presentes en nuestras Olimpiadas se volvió nuestra imagen. Había una alegría extraordinaria evidente en todos, animadores, padres, jugadores. Un niño de una comunidad del CEU dijo: “Aquí encontré a mi papá”.  Era un chico más grande que realmente lo había querido. Entre los participantes, también estaban las chicas del Lar Santa Mônica, una comunidad que acoge adolescentes víctimas de abusos sexuales domésticos. Habían llegado con una actitud huraña y sólo con el deseo de volver enseguida a la casa. Pero después, en cambio, participaron hasta lo último. Las vimos regresar felices. Esta transformación fue una de las más bellas victorias de nuestras Olimpiadas».  

El descubrimiento de George

Si no hubiese sido por un grupo de amigas, maestras de una escuela para niños de la calle, por lo tanto muy conocedoras de lo que es la miseria y las carencias de todo tipo, no hubiera nunca descubierto este aspecto de mi ciudad; los pobres. Sin embargo, Saigón, o como la llamamos ahora, Ho Chi Minh City,  es también esto: pobreza, carestía, sufrimiento. En Navidad y para las grandes fiestas, se acostumbra pasear, tal vez cerca o detrás de las famosas cervecerías y buscar, en verdaderos y reales tugurios, mal olientes e infestados de ratones, a algunas familias pobres o más bien paupérrimas. Creía haber visto la pobreza en Tailandia, entre los prófugos Karen y emigrantes en las montañas del Norte y en los canales sucios de Bangkok, pero lo que vi hoy en Saigón, en la “Milán del Vietnam”, nunca lo habría imaginado. Pequeñas habitaciones, habitadas por 12 personas, y en ocasiones tres perros. Me producía náuseas, a tal punto, cuando entraba en esos lugares, que con esfuerzo me quedaba. Pero después, al ver los rostros de esos niños que se iluminaban, de esas madres que me miraban intensamente para decirme “gracias” cuando les ofrezco una bolsa con 5 kilos de arroz, me siento recompensada y me vienen deseos de vivir y como la alegría que uno siente cuando se seca después de una lluvia que te ha empapado totalmente. Y además están los pesebres de Saigón, son muchas estrellas cometa encima de las casas de muchas familias y además algunos callejones completamente iluminados, que dan color y un calor muy particular a esta ciudad, que no es para nada “fría”, impersonal, separada: y ni siquiera atea. Se ven las estrellas y los pesebres, porque los descubres por todos lados, y se te aparecen en muchos ángulos de las calles: los descubres casi de repente. Entre todos ellos, me impresionaron los pesebres de los mercados populares, de noche, casi al abrigo de la basura de un día entero: o también aquellos en un callejón perdido de la periferia, pero iluminado a causa de dos grandes pesebres armados justo en esa calle. Y después, en la parte de arriba de las casas, de noche, las estrellas fluorescentes que se encienden de forma intermitente. Volviendo esta noche a mi casa, después de que giré visitando a los pobres, miraba este espectáculo que me llenó de un gran sentido de gratitud: aunque estoy lejos de mi casa, no me falta el verdadero sentido de la Navidad. El Papa Francisco, el año pasado, dijo: «La Navidad es la fiesta de la debilidad, porque se festeja a un niño, signo de fragilidad, de pequeñez, de humildad y amor». Hoy comprendo un poco mejor esas palabras: esta noche que dejo a mis espaldas, porque ya es casi de mañana, estuvo iluminada por el amor que vi entre la gente que fue para ayudar, socorrer, mostrar cercanía al que sufre. Todavía una vez más, la noche cultural en la que vivimos está siendo iluminada por estos “pesebres vivos”, por gente, que hizo de ese Niño la verdadera razón de su propia vida. Y comprendí que el mensaje verdadero de la Navidad no ha muerto, sino que ese mensaje de amor, de comprensión, de ternura está vivo, y yo lo vi: estaba concentrado en el gesto de tomar en brazos un pequeño niño discapacitado de 3 años y estrecharlo fuerte a mi pecho. Y ese niño que se dejó levantar por este rostro desconocido. Toda la tecnología de los presentes y futuros robots (la nueva “frontera comercial” procedente de Asia y de la cual se habla mucho) no lograrán nunca realizar este milagro: el amor. Porque el amor es gratis. El amor no es un deber y nadie te lo puede ordenar o programar. Es un don que nace dentro. He visto rostros que se iluminaron y que creen que la vida, mañana por la mañana, irá adelante y que será un día más lindo que el de ayer. No me falta mi Europa en esta Navidad. Porque donde está el amor está también mi casa. También Saigón es mi casa.

Evangelio vivido: ser una presencia de Jesús

Hacia la Navidad «Sabía que la empresa donde trabajo iba a cerrar y que pronto me iba a quedar sin trabajo. A pesar de esto, acercándose la Navidad, con los colegas pensamos poner aparte algo de nuestro sueldo para dar a los más pobres. Fuimos entonces a visitar a una familia que vive en una choza, sin nada. Además del sobre con dinero, llevamos también juguetes para los niños. Nos fuimos de allí muy contentos. Nos parecía que era la mejor preparación para el nacimiento del Señor. Y antes de que terminara el día, nos llegó una buena noticia: se nos aseguró el trabajo por otros cinco meses». (J.L.V. – México) Hambre «Un día, en la escuela, vi a una niña que estaba sola, apartada del grupo. Fui enseguida a preguntarle: «¿Por qué lloras?». Me dijo que se sentía mal del estómago porque no había desayunado y que no tenía nada para comer en el almuerzo. Pensé: «Es Jesús que tiene hambre» y le di mi pancito. Un poco más tarde, esa niña me dijo: «Ahora no me duele más el estómago». Yo me quedé muy feliz». (S.S – Filipinas) ¡Yo perdono! «Estaba jugando con un amigo cuando llegó un chico que sin motivo me pegó en la cabeza, por lo cual me tuvieron que dar una medicina en el hospital. Volviendo a casa, tenía un sólo pensamiento: vengarme. Al día siguiente, el padre de este chico vino a pedir disculpas. Y agregó: «Te doy permiso para que hagas a mi hijo lo que él te hizo. ¡Tal vez así comprenderá lo mal que se comportó!». En ese momento me acordé de la invitación de Jesús de amar a los enemigos y le respondí que ya lo había perdonado. Sorprendido, el papá llamó al hijo.  Nos reconciliamos y ahora vivimos en paz». (Dionisio – Angola) Taladros robados «Mientras estaba trabajando en la oficina junto con mi colega Benda, que es musulmán, escuchamos un ruido afuera. Fuimos a ver: alguien había roto el vidrio de nuestra camioneta y había robado tres taladros. Era la primera vez que nos sucedía algo de este tipo. Estábamos desconsolados. Después pensé que tenía que perdonar al autor de esa acción, que probablemente había actuado impulsado por una necesidad. Benda, recordando una frase del Corán, agregó: «Cuando una persona perdona, lo que se le ha sido quitado le será devuelto por alguna otra persona». De noche, en casa, mientras contaba lo que había pasado, un pariente mío, me ofreció unos taladros que él no usaba más. Al día siguiente, nos los trajo, y uno de los tres era igual a uno de los que nos habían robado, que era el de mayor valor». (A.G. – Italia)