Movimiento de los Focolares

En la Universidad hebraica de Jerusalén

Para ver el texto completo, en italiano, referimos a Cittá Nuova on line.

En la Universidad hebraica de Jerusalén, en la sede del Instituto Truman por la paz, María Voce dictó una conferencia con el título: “El papel del diálogo en la promoción de la paz”.

La presencia de una audiencia de unas ochenta personas elegidas –entre las cuales el Nuncio Mons. Antonio Franco, el obispo auxiliar de Israel Mons. Giacinto Marcuzzo, el rabino David Rosen, la señora Debbie Weissmann, Presidente del ICCJ, rabinos y académicos hebreos, representantes palestinos, responsables de comunidades y congregaciones cristianas-, manifiesta el interés, en especial de personalidades del mundo hebraico, en relación con el Movimiento de los Focolares, después de décadas de presencia en Tierra Santa. Una presencia hecha de numerosos y duraderos contactos instaurados con personas cristianas, hebreas y musulmanas, pero también con instituciones y asociaciones comprometidas con el diálogo interreligioso.

María Voce empezó su intervención citando a Chiara Lubich, quien en 1969 dijo a un grupo de jóvenes: «Viajando por el mundo me di cuenta de que existen grandes males. He visto la humanidad como un gran Adán lleno de llagas. He visto los conflictos entre los pueblos y por lo tanto la continua amenaza de la guerra. He visto problemas sociales por resolver. Recuerdo a Jerusalén como la ciudad dividida. Y toda la zona de Medio Oriente donde hay focos de guerra, por lo que la paz pareciera estar siempre en peligro. Y entonces dije: ¿qué podemos hacer nosotros, que tenemos el ideal de la unidad? Tenemos que hacer que estos hermanos se amen, este cuerpo tiene que sanarse. Hay que devolver la salud a la humanidad ».

María Voce siguió ampliando el discurso presentando el “diálogo de la vida” típico de los Focolares, «que no pone a los hombres en contraposición, sino que hace que personas de distintos credos se encuentren y las hace capaces de abrirse recíprocamente, de encontrar puntos comunes y de vivirlos juntos». Precisando que el diálogo «nosotros no lo hacemos con los credos o entre los credos, sino con las personas, sin importar a cuál credo pertenecen». Un diálogo presentado como un “signo de los tiempos” más que nunca actual, en la “noche cultural” por la que atraviesa gran parte de la humanidad: «Podíamos decir entonces que de la noche cultural, que se presenta también como una noche del diálogo, puede emerger una nueva cultura que parte del redescubrimiento de la naturaleza dialógica de la persona humana».

Diálogo que tiene una dimensión ontológica y una ética, a la cual Chiara Lubich le ha dado un espesor del todo especial: «En el diálogo interreligioso apuntamos sobre todo a vivir, sea de una parte que de otra, la así llamada “regla de oro” –“Haz a los demás lo que quisieras que te hicieran a ti”-, que significa amar a los demás. Según el Talmud, Hillel la expresaba en estos términos: “No hagas al prójimo lo que no te gustaría que te hicieran: aquí está toda la Torá: el resto es puro comentario. Ve y estudia”. Es una norma, lo sabemos, presente, con distintos matices, en nuestras tradiciones monoteístas nacidas en esta parte del mundo. Pero está también en las otras grandes tradiciones confuciana, budista e hindú. Todos, por lo tanto, hombres y mujeres de buena voluntad podemos vivirla en nuestra existencia cotidiana». Y agregó María Voce: «La práctica de la “regla de oro”, que se vuelve recíproca, ha puesto en movimiento una auténtica metodología del diálogo que puede ser definida como un “arte de amar”», propuesto por la misma Chiara.

Y concluyó: «Este itinerario, no podemos esconderlo, es difícil y exige un gran empeño para superar el obstáculo, para vencer la tentación del egoísmo, del replegarse sobre sí mismos. Es el precio para transformar la herida en bendición, la muerte en vida, para hacer del encuentro con el otro el lugar donde florece la paz y la fraternidad». Y citó todavía a Chiara Lubich: «La fraternidad no es sólo un valor, es un paradigma global de desarrollo político, porque es el motor de procesos positivos. Después de milenios de historia en los cuales se han experimentado los frutos de la violencia y del odio, hoy tenemos todo el derecho de exigir que la humanidad comience a experimentar cuáles pueden ser los frutos del amor ».

Al final de la conversación empezó un largo y profundo diálogo con el público: sobre el diálogo con personas que no tienen una fe religiosa; sobre la seriedad de un diálogo que no se reduzca a simple cortesía; sobre el reconocimiento del otro; sobre la “regla de oro” no siempre fácilmente aplicable en contextos difíciles.

«El mensaje traído por María Voce, el de Chiara Lubich, pone en evidencia la presencia de Dios en el otro», comentó durante la conclusión el rabino David Rosen. El Rabí Emile Moatti dijo: «El diálogo debe penetrar en las llagas de la historia de los conflictos, para convertirse él mismo en historia».

de Michele Zanzucchi

Fuente: www.cittanuova.it

Lia Brunet

Lia Brunet

Nace en Cembra, Trento (Italia), precisamente el día de Navidad de 1917, y es llamada Natalia. Su madre pertenece a la burguesía de Trento, mientras que su padre es hijo de campesinos de un pequeño pueblo en las montañas trentinas, en Tonadico. Con 16 años es probada por el dolor: el padre muere repentinamente.

Con 18 años da clases en una escuela técnica. Algunos años después estalla la guerra. El novio parte para el frente. El drama de la guerra la desorienta: “es como si las bombas cayeran también dentro de mí, haciendo caer, –como escribe en sus notas autobiográficas- uno a uno, mis intereses”. Estamos en 1945, cuando una amiga le habla de un grupo de muchachas que “pueden interesarle”.

Es así que se encuentra en el pequeño apartamento de Plaza Cappuccini, donde encuentra a Chiara Lubich quien le habla de la elección radical de Dios de una joven, bella y rica, Clara de Asís. Escribirá: “No sabía si era la historia de Clara de Asís o la suya o… la mía. También yo me encontré en los labios la misma palabra, también yo quiero elegir a Dios como el Ideal de mi vida”. Una elección que se concreta poniendo en común todo: vestidos, pieles, cosméticos y joyas. “Pero –escribe- no me sería igualmente fácil desapegarme de los afectos”. Precisamente en ese momento el novio regresa del frente. “Aun en el desgarro que me laceraba”, como escribe, responde con un sí radical al llamado de Dios.

Una elección que ha suscitado una extraordinaria fecundidad. Basta recordar los 44 años transcurridos en América Latina. La red de amor que había entretejido en aquél primer viaje, en 1958, junto a Marco Tecilla y Fiore Ungaro, se expande no sólo en Brasil y Argentina, sino también en Uruguay, Chile, Bolivia, y poco a poco en todos los países de América Latina. Involucra ahora a más de 520.000 personas de todas las edades y categorías sociales. Más de 35.000 son los miembros activos del Movimiento.

Una red de amor que influye sobre la vida cultural, política y económica de estos países. En el ’98 la Universidad Nacional de Buenos Aires, UBA, asignando un doctorado h.c. a Chiara Lubich, en el curso de un viaje suyo, reconoce que está en acto “un humanismo profético y emancipador, un ideal que establece puentes entre las diversas formas de saber”. Cuando Argentina, en estos últimos años, atraviesa una profunda crisis económica y política, miembros de los Focolares dan su aporte a la “Mesa de diálogo” entre la sociedad y el gobierno.

Lia ha seguido en modo especial, junto a otro de los primeros focolarinos, Vittorio Sabbione, el nacimiento y el desarrollo de la ciudadela de O’Higgins que ha llegado a ser la semilla de una sociedad renovada por el Evangelio, con un polígono empresarial que es punto de referencia para las empresas inspiradas en el proyecto de la Economía de Comunión, lanzado por Chiara Lubich precisamente en América Latina, en Brasil, en 1991.

En estos años, ha entretejido un diálogo profundo también con seguidores de otras religiones. Un budista, dirigiéndose a ella, escribe: “Ahora tú estás allí y nos atraerás cada vez más hacia la eternidad; y llegaremos renovados por el amor, como tú nos decías”. Chiara, anunciando su partida a todo el Movimiento, escribe: “No se siente la separación, porque la unidad con ella es cada vez más fuerte”.

En dos libros editados por Città Nuova, Lia ha hablado de su riquísima experiencia: ‘Giornale di viaggio’, en 1970, (traducido en Argentina por Ciudad Nueva con el título: ‘Tejiendo una red’) y ‘Alle radici’, en el 2003, donde narra los orígenes del Movimiento de los Focolares en Sudamérica.

Lia Brunet

Economía de Comunión en África: ganas de futuro

Un verdadero desarrollo africano debe llevar consigo una espiritualidad de comunión, una seria preocupación por el prójimo y la solidaridad con los necesitados – ha afirmado a la apertura el vicerrector de la CUEA, prof. John C. Maviiri .

“Las ideas innovadoras en esta conferencia ofrecen grandes esperanzas y oportunidades para el desarrollo humano, en un continente donde alrededor del 60% de las personas viven por debajo del nivel de pobreza”, concluyó Kiflemariam Abraham, profesor del mismo ateneo.

Presente también el nuncio apostólico en Kenia, arzobispo Paul Alain Lebeaupin: “Estoy encantado de que el Movimiento de los Focolares haya podido dar este mensaje de la EdC tan importante para el Papa “.

Los retos de África fueron tratados con lúcida racionalidad por Geneviève A. Sanze, experta en ética empresarial y desarrollo sostenible. Una gran relevancia se le dio a la experiencias concretas de empresarios y economistas de todo el mundo. Como Teresa Ganzon, consejera delegada del Banko Kabayan (Filipinas), en el sector de las micro finanzas, una realidad muy viva en África. O John Mundell, de EE.UU., presidente de Mundell & Associates, que compartió su experiencia diaria en su ambiente fuertemente competitivo.

En los días precedentes, del 23 al 25 de enero, la “Mariápolis Piero”, ciudadela de los Focolares en Kalimoni (Nairobi), había acogido a la primera “Economy of Communion School” para jóvenes aspirantes empresarios, africanos en su mayoría. “Uno de los eventos más fuertes que yo recuerde con l’EdC” – ha afirmado il prof. Bruni a la conclusión.

Entre los resultados de la escuela panafricana citamos: se pusieron las bases del futuro polo industrial en la Mariápolis Piero, con 15 socios y los primos fondos. Los polos empresariales son algunos de los elementos a la base de la intuición de la EdC. Surgen cerca de las ciudadelas del Movimiento para mantener siempre vivo el espíritu del proyecto. Se trata de una concentración de empresas, un laboratorio visible y un punto de referencia ideal y a la vez operativo de las otras empresas EdC. Actualmente existen 7 polos constituidos: en Argentina, Italia, Brasil (2), Croacia, Bélgica y Portugal, además de otros 3 que están naciendo: en Brasil (Benevides – PA), Filipinas y Alemania.

  • La adhesión de una decena de empresarios africanos a la Economía de Comunión con sus respectivas empresas.
  • Algunos proyectos concretos: como el ingreso del Bangco Kabayan en Burundi como partner en un programa de micro-crédito, comenzando así su primera actividad afuera de las Filipinas.

“Aquí la gente quiere vivir” – declara el coordinador Bruni a conclusión de la escuela – “Me ha impresionado ver aquí cuánto les gusta a los jóvenes estudiar. Para ellos entrar en un college es la meta de la vida, porque significa futuro. Se ven jóvenes que estudian de noche, a la luz de un farol de la calle, porque no todos tienen luz en sus casas… Sin este deseo y hambre de futuro nuestro movimiento no puede crecer”.

Sitio oficial de Economía de Comunión: www.edc-online.org

Economia di comunione per lo sviluppo dell’Africa – Osservatore Romano, 28 gennaio 2011