Ago 9, 2017 | Focolare Worldwide
De chico amaba sintonizar en la noche la Radio Vaticana que transmitía noticieros en varias lenguas extranjeras. Naturalmente, no conocía ninguna de ellas pero esa escucha me fascinaba, tenía la impresión de que mi corazón se dilataba a la humanidad, a los pueblos y a su cotidianidad. Fue una de esas noches que escuché al Papa Pio XII invocar el nombre de Dios tres veces: ¡Dios, Dios, Dios!”. Ese “grito” se imprimió en mi conciencia, aunque con el pasar del tiempo, terminó debilitándose y perdiéndose en la memoria. Era el año 1956. Nueve años después, en enero de 1963, estaba haciendo el servicio militar en Turín. Un compañero de habitación me invitó a un Congreso del cual, extrañamente, no pedí ninguna información. Sin embargo al pedir permiso a mis superiores, les dije que se trataba de un Congreso del que dependía toda mi vida. Gracias a un inesperado consentimiento de mis superiores, partí hacia Ala di Stura, un pueblito en la montaña en un marco natural estupendo. Fui recibido como si me conocieran desde siempre. Fue allí donde conocí a Chiara Lubich –fundadora del Movimiento de los Focolares- y a Igino Giordani, co-fundador. Fue una realidad fuerte para mí encontrarme por primera vez con personas de culturas y religiones distintas. En esos días tuve la posibilidad de conocer, porque era huésped de los Focolares, a Assunta Roncalli, la hermana del Papa Juan XXIII, quien murió el 3 de junio de ese mismo año, 1963. Una mañana Chiara Lubich habló de una nueva vocación nacida dentro del Movimiento. Y fue sólo cuando Chiara indicó el año y las circunstancias de ese nacimiento, que volvió a florecer imperiosa en mi conciencia aquella invocación de Pio XII: «¡Dios, Dios, Dios! Dios los ayudará. Dios será su fuerza. Resuene este inefable nombre, fuente de todo derecho, justicia y libertad, en los parlamentos, en las plazas, en las casas, en los talleres…». Así se expresó el Papa en el radiomensaje del 10 de noviembre de 1956 durante la represión de la revolución de Hungría. Y Chiara comentó: «Por lo tanto, si ha habido una sociedad capaz de suprimir el nombre de Dios, la realidad de Dios, la Providencia de Dios, el Amor de Dios del corazón de los seres humanos, debe existir una sociedad capaz de volver a ponerlo en su lugar. ¿Es posible que el demonio tenga seguidores fidelísimos, totalitarios, pseudo-mártires de sus ideas, y que Dios no tenga un ejército compacto de cristianos que lo den todo para reconquistarle a Él la tierra?». A esta invocación del Papa, Chiara respondió con la intuición de reunir a mujeres y hombres de todas las edades, nacionalidades, condiciones, vinculados por un único lazo, el de la fraternidad universal, para que formaran un ejército de voluntarios, “Los Voluntarios de Dios”, expresión del Movimiento de los Focolares que hoy día está presente en 182 naciones del mundo. Una vocación moderna, totalitaria, a la que Chiara Lubich dio un ulterior toque de encanto cuando la describió como el atractivo del tiempo moderno: «Penetrar en la más alta contemplación permaneciendo mezclados entre todos, hombre junto al hombre… para diseñar en la multitud un bordado de luz y, al mismo tiempo, compartir con el prójimo la deshonra, el hambre, los golpes, las breves alegrías». Igino Giordani la compara con una «santidad con overol del obrero que impulsa a llevar a Dios al Parlamento, a los Consejos Comunales, a los hospitales, escuelas, talleres, laboratorios, oficinas, a la casa, a los campos deportivos, pero también al mundo del arte, de la comunicación, de la ciencia, de la economía…», porque, agrega, «¡¡llevar a Dios a todos estos lugares significa transformarlos en Abadías, transformarlos en lugares sagrados en donde se celebra todos los días una Misa especial!!» Han pasado 54 años desde aquel día en cuando yo sentí el llamado a enrolarme con “Los Voluntarios de Dios”, nacidos de un carisma que, porque es auténtico, se pueden medir también sus implicaciones concretas que se reflejan en la cultura, en lo social, en la economía, en la política… Para que los distintos ámbitos de la vida no permanezcan en la mediocridad, sin valor, incapaces de unir, insensibles, sino que se abran para acoger la profunda presencia de Dios. Gennaro Piccolo – Centro Igino Giordani “Un camino para la unidad” (Andria, Italia)
Ago 7, 2017 | Focolare Worldwide, Senza categoria
El Palau Robert de Barcelona, con sus jardines, es una especie de refugio verde reparado de las caóticas calles de la ciudad. Allí fueron acogidas, a partir del 13 de julio pasado, unas setenta personas, provenientes de distintos lugares de España, Italia y Croacia, reunidas para el Simposio Internacional “Escuelas inclusivas: innovación social, infancia y deporte”, organizado por el Laboratorio de Investigación Pro-social Aplicada (LIPA), por la Universitat Autònoma de Barcelona y por la red internacional Sportmeet. Docentes, fisioterapistas, deportistas se reunieron para un intercambio sobre proyectos de inclusión, modelos de intervención ante la discapacidad a partir de una óptica de inclusión social, partiendo de la convicción de que todas las etapas de la vida son dignas de ser vividas. La vida misma tiene necesidad de espacios de debilidad para experimentar en sí misma su propia capacidad de recuperación. Los días siguientes, el Centro Mariápolis “Loreto” de Cartell d’Aro (Girona) acogió la Escuela de Verano, un espacio de intercambio y aprendizaje sobre el tema del deporte inclusivo. Fueron unos veinte los participantes, bajo la guía experta de Eugenio Jiménez y de Javier Lamoneda, quienes experimentaron, a través de los juegos, qué significa “ponerse en el lugar de la persona discapacitada”. La experiencia deportiva, que es de por sí una posibilidad de confrontación con el límite, ofrece argumentos para la reflexión sobre la relación de la vida misma con los obstáculos, el sufrimiento, el malestar. Mediante las reflexiones, Paolo Crepaz de Sportmeet llevó a los participantes a preguntarse sobre el concepto del límite, como barrera, obstáculo, sufrimiento o malestar en términos generales, desde la óptica (contraria, respecto al sentir común) según la cual, la presencia misma de un límite podría convertirse en una potencialidad, en la posibilidad de “tender constantemente y por hábito adquirido a la fraternidad universal” (Chiara Lubich).
Sorprende la capacidad que tiene la actividad deportiva de afrontar y superar los obstáculos, de incluir e integrar, de abatir barreras en todas las latitudes y en todos los contextos sociales. Por ejemplo, ¿cuánto puede hacer un balón para unir, en una soleada plazoleta en las vacaciones o dentro de un campo de refugiados? Los participantes dialogaron en un clima de confianza y estima recíprocas. Javier Lamoneda Prieto, profesor de Educación Física de Jerez de la Frontera (Cádiz, España) compartió su experiencia: “Parece que se forjó, en estos días, un equipo que quiere hacer de la actividad física un recurso para el encuentro entre distintos actores y profesionales del deporte, trazando principalmente dos ámbitos de acción: el académico y el social. Por primera vez se desarrolló un programa formativo en conjunto con una Universidad pública”. Roberto Nicolis, técnico socio-deportivo de Verona (Italia) dijo: “El ´limite que yo a menudo experimento es el que separa a las personas unas de otras, la discapacidad, precisamente. Reducir la distancia mediante el compartir, el conocimiento y las experiencias nos hace sentir más cercanos”. Roberto Macri, Presidente de la Fundación Obra Santa Rita, de Prato (Italia), expresó: “Han creado sobre todo una posibilidad de reflexión sobre nosotros mismos y los valores que le dan un sentido a nuestro compromiso. No sólo a nuestro compromiso profesional o de voluntariado, sino más en general a lo que puede dar un sentido más profundo a nuestro ser hombres y mujeres”.
Ago 3, 2017 | Focolare Worldwide
Un libro para el examen «As
isto a la Facultad de Arquitectura. Tenía que dar un examen muy importante para el cual me faltaba un libro fundamental, pero como era un libro español costaba cuatro veces más del precio normal. Era el último día para inscribirse en ese examen y estaba desesperado. Saliendo de la Universidad, corrí a una iglesia cercana y le pedí ayuda a Jesús, pidiéndole que me ayude conseguir ese libro “antes de mediodía”. Poco después, en la facultad, sentí que me llamaban: era un colega que no veía hacía tiempo. Cuando supo mi problema, insistió para acompañarme a la casa de una estudiante que apenas conocía. Ella tenía ese libro, y además estaba contenta de prestármelo. Era mediodía. Algunos días después, cuando vi en ese texto errores tipográficos y que faltaban algunas páginas importantes, le avisé a la casa editorial con un e-mail. Para agradecerme, una semana después la editorial me mandó por correo urgente un libro gratis. ¿Cómo no descubrir en todo esto el Amor de Dios?» (S.G. – Argentina) En el lugar de mi marido «A menudo, después del trabajo, mi marido se acuesta en el sofá a mirar una película. A mí, que espero un poco de ayuda después de una jornada de tareas y compromisos con los hijos, esta actitud suya me crea tensión y rencor. Un día, impulsada por el consejo de algunos amigos que me sugirieron que me pusiera a amarlo en primer lugar sin esperar nada, probé ponerme en su lugar: pensé que su trabajo era muy esforzado y que necesitaba encontrar en casa ternura y comprensión. Así, dejando de lado mis ocupaciones, me senté a su lado a ver una película y a intercambiar opiniones» (G. G. – Siberia) Ayuda recíproca «El marido de mi vecina fue operado de urgencia y en la casa quedó solo el hermano de 70 años, que no tiene habilidad con el horno. A pesar de que en ese momento mi marido y mi madre estaban enfermos, me ofrecí para auxiliarlo. Durante 15 días, mientras cuidaba a mis enfermos, cociné también para él. Y el domingo lo invité a almorzar en nuestra casa. Él intercambiaba trayendo algunos alimentos que tenía. Se convirtió ya en un familiar nuestro». (C. – Italia) Pedir disculpas «Con mi temperamento fuerte, autoritario e independiente tenía la tendencia a juzgar a las personas. Este modo de ser hacía que fuera difícil relacionarme con los demás y también con mi marido. Hace tiempo me pasó que asistí a un encuentro en el cual se profundizaba la Palabra del Evangelio. Allí mis certezas recibieron una fuerte sacudida. Decidí hacer mi primera experiencia en el trabajo, donde soy responsable del personal de un gran negocio con más de treinta empleados. En especial sentía una gran antipatía hacia uno de ellos. Cuando llegaba su turno de recibir el sueldo, le tiraba el sobre con la plata en su escritorio. ¿Y ahora? Probé mirarlo de forma distinta a como lo veía antes, como si me hubiese puesto los lentes. Esforzándome, me acerqué y delante de todos le pedí disculpas. Fue una de las alegrías más grandes experimentadas en mi vida» (D. – Brasile)
Ago 1, 2017 | Focolare Worldwide
El término “sistema” está quizás entre los más utilizados de nuestro lenguaje. Casi sin darnos cuenta, siempre aparece, ya sea que hablemos de elecciones administrativas, de totogol, de estrellas, de unidades de medida, de política, de irrigación, de las tareas de álgebra de los hijos, seguridad, transporte, atención médica o cadenas montañosas. Sencillo o complejo, nervioso o monetario, un “sistema” (proviene del griego siìstema, reunión, colección) está siempre en la boca de todos. En 1937, y en una forma más “sistemática” en 1945, un biólogo austríaco, Ludwig von Bertalanffy (Viena, 1901 – Búfalo, NY, 1972) fue el primero en enunciar la Teoría General de los Sistemas (TGS), un método de lectura e interpretación de todo el mundo existente: «Todo organismo es un orden dinámico de procesos recíprocamente interactivos». A su Teoría ha dedicado una escrupulosa atención el catalán Jordi Marjanedas, generación 1940, en su reciente volumen “Los desafíos de hoy a la luz de la Teoría General de los Sistemas” editado por Città Nuova. El texto va, desde las ciencias biológicas a la vida del universo, de la ecología a la antropología, de la historia a la ética, de las ciencias sociales a la religión, buscando en cada campo del saber elementos de integración y coherencia, según una visión unitaria de la persona y de la creación. ¿Dónde reside la importancia de la Teoría? El desarrollo de la ciencia moderna ha llevado a una proliferación de saberes parciales, fragmentados, hiper-especializados. Tanto que, irónicamente, el escritor G. K. Chesterton dice: «Llegará el día en que lo sabremos todo de nada». Esta fragmentación empaña la visión unitaria del todo. Por ejemplo, en la medicina, la persona no sólo es hígado o articulaciones, sino un conjunto armónico y unitario de espíritu, alma y cuerpo. En filosofía, se han sucedido innumerables teorías y sistemas “cerrados”, que pretendían explicar la totalidad de la realidad bajo un único significado (los totalitarismos son un ejemplo). El mismo Aristóteles, había admitido que: «El todo es más que la sencilla suma de las partes».
A finales del ‘900, la sistemática se desarrolló a nivel universitario como la ciencia que tiene como fin buscar en las varias disciplinas el sentido unitario de la existencia, aun en sus múltiples dimensiones. De este modo, por ejemplo, el desarrollo científico no puede ser un fin en sí mismo, sino que ha de estar en función de un bien superior. Lo mismo vale para la relación entre las culturas, que ha de caracterizarse por el diálogo y el respeto recíprocos. Por eso –afirma Marjanedas- se debe subrayar la importancia de las relaciones constructivas con los demás en función de un bien total. «Es necesario abrirse y promover un diálogo sincero entre las personas y los grupos culturales diferentes». La actualidad de la Teoría consiste por lo tanto en su posible aplicación en todos los ámbitos. «La idea de sistema ofrece un instrumento para integrar y estructurar coherentemente la comprensión de las distintas disciplinas. La educación, por ejemplo, no puede referirse solamente a los valores científicos, sino también a aquellos éticos y a aquellos artísticos para lograr un desarrollo global de la personalidad, teniendo en cuenta la totalidad de los componentes del mundo educativo y los distintos roles de los estudiantes, profesores, padres de familia, personal administrativo y de la comunidad». «El pensamiento, en su acepción más noble y alta –escribe Jesús Morán en la presentación del libro de Marjanedas – está siempre abierto y en continua evolución, en una constante actualización. Éste capta la realidad y, sin por ello encerrarla en esquemas predeterminados y fijos, permite moverse en ella en una continua sensación de estupor, si bien está dentro del marco de un horizonte. La realidad es algo que nos precede y nos supera». La visión de la realidad como sistema puede ser no sólo un ejercicio intelectual, sino una propuesta de ponerse en juego, una aventura de continua humildad y creatividad. Es realmente un auténtico desafío. Un sacerdote regala el libro al Papa Francesco
Jul 31, 2017 | Focolare Worldwide
Desde el inicio de mi aventura en el focolar de Tailandia en 1984, el contacto con los pobres ha sido constante. En 1985, hice mi primer viaje al país que entonces se llamaba Birmania (actualmente Myanmar) y me quedé impactado palpando la más extrema miseria. Hasta ese día nunca la había visto personalmente. Luego, con la guerra civil que estalló en 1988, los refugiados empezaron a llegar a Tailandia, sobre todo a la región fronteriza. ¿Sus condiciones? Enfermedades, soledad, desesperación, explotación y muchas ganas de una vida verdadera. Para nosotros focolarinos, era un rostro de Jesús crucificado y abandonado que intentamos aliviar y amar. En estos 32 años, nuestra ayuda ha sido seguramente insuficiente, comparada con una verdadera catástrofe humanitaria de la que se habla poco. Ante el dolor, ante los que mueren, jamás estás preparado. Desde hace unos 6 años, nuestro compromiso se ha intensificado en la zona de Mae Sot, al noroeste de Tailandia, en una ciudad fronteriza. Retomamos el proyecto puesto en marcha por Padre Justine, birmano, que falleció luego de una larga enfermedad. Él había empezado a ocuparse de los niños de los migrantes que se quedaban solos en casa todo el día, reuniéndolos en una pequeña “escuela” (una choza). Se había quedado sin soporte económico, así que le dimos lo que nos quedaba de dinero para que pudiera recibir nuevamente a los niños. Hoy en día la escuela se llama “Gota tras Gota, el puente Latina Mae Sot”: una colaboración entre nuestros niños de Mae Sot de origen birmana y Karen y los de una escuela en Latina, Italia, donde trabajan algunos miembros de los Focolares. Es un puente de solidaridad que une las dos ciudades ubicadas a unos 10,000 km de distancia, y que ahora se ha extendido involucrando a algunos centenares de personas de muchos otros lugares. Una multinacional del transporte nos ayuda trayendo con sus contenedores las ayudas recolectadas, pagando todos los gastos aduaneros (1000 euros para cada carga), para así hacerlas llegar hasta Mae Sot, en las montañas de Tailandia.
Actualmente, a través de Padre Joachim de Myanmar, ayudamos a unas 200 personas que no viven en los campos oficiales para refugiados, son indocumentados y a menudo no tienen qué comer. Como dice el Papa Francisco, hacemos la experiencia de “tocar la carne di Cristo”, uno de los numerosos rostros de Jesús Abandonado. Además de la comida, se necesita amor, calidez, afecto … Chiara (Lubich) y nuestra espiritualidad nos impulsan a ‘hacernos uno’ con todos. Uno de ellos nos dijo: “Gracias por todo lo que nos hacen llegar, pero sobre todo porque nos hacen sentir amados. Esto nos da esperanzas para vivir”. Tenemos una asociación formada por algunos de nuestros amigos de Poschiavo (Suiza), que fue reconocida por el gobierno, y financia los proyectos en curso en tres países: Tailandia, Laos y Vietnam. ¡Después de 6 años vemos que es realmente un milagro!
En Vietnam, los proyectos están situados en la zona sur, hacia el Delta del Río Mekong, centrados en una parroquia. Construimos pequeñas viviendas o las reparamos; pozos para el agua potable para quienes no tienen acceso; y construimos puentes que son realmente útiles para facilitar las comunicaciones entre los islotes. Los así llamados “puentes de los monos”, hechos sólo de una decena de cañas de bambú, se transforman en puentes para las personas, hechos de cemento y hierro. Ahora empezamos a trabajar también en las montañas, en el centro de Vietnam, en la zona de Gia Lai (conocida por los combates durante la guerra) con un grupo de las minorías étnicas. La Iglesia está muy comprometida en esa zona y la pobreza alcanza niveles realmente preocupantes en los países de la montaña, sobre todo para las poblaciones étnicas. En Laos llevamos ayuda a los niños a través de los sacerdotes que vivieron un tiempo en la “escuela sacerdotal” de Tagaytay (Filipinas). La ayuda es respaldada por relaciones de verdadera amistad, mucha fantasía y ganas de trabajar. El amor es como un puente que une a todos con un sueño común: vivir concretamente la fraternidad universal. ¿Nuestros fondos? Donaciones espontáneas, de parte de mucha gente común e incluso pobre. Estamos convencidos de que si Dios quiere este proyecto, Él nos hace llegar lo que necesitamos. Luigi Butori Website: www.gocciadopogoccia.ch Facebook
Jul 28, 2017 | Focolare Worldwide
A partir del pasaje de la banda internacional Gen Verde por la ciudad, en la escuela donde Tiziana es profesora, se vieron efectos positivos en las relaciones entre ella y los alumnos. En especial cuando terminó el curso, sabiendo Tiziana que uno de ellos se manifestaba como no creyente, quiso escribirle. La respuesta del estudiante no se hizo esperar. «Querido Luca, ya terminamos el curso escolar. Siento el deseo de escribirte algunas líneas pues me faltó la posibilidad de intercambiar opiniones contigo. Así, sin un motivo preciso, sólo porque me gusta mucho el diálogo. Me gustaría también preguntarte el porqué de tu “ateísmo”, como diría Checco Zalone… [un cómico italiano, ndr], pero no hubo tiempo. Estoy convencida de que no existen ateos, sino sólo “personas diversamente creyentes”. Es demasiado fuerte el deseo de infinito que nos invade el alma. Hice un descubrimiento fundamental en mi vida, que me cambió radicalmente: Dios ama al punto de la locura, a mí y a cada uno de nosotros. Tal vez yo sea diversamente atea si no hubiese conocido a este Dios. El amor nos interpela a todos, estamos locamente sedientos de amor. Si tú crees como yo en el amor, entonces, ambos somos diversamente creyentes. Si el ateísmo te lleva a no creer en un Dios cruel, justiciero, frío, indiferente, Motor inmóvil, gran aquitecto, Ser supremo, etc, etc, entonces ¡también yo soy atea contigo! Puedo sólo creer en un Dios de carne y hueso, que por amor nació, se hizo hombre, murió y resucitó. ¡Chau Luca, quiero agradecerte por estos años que vivimos juntos!»
«Querida profe me da un grandísimo gusto saber que también fuera del contexto escolar Ud. quiera tener el deseo de escucharme (no es que no lo supiera, sino que ésto fue una confirmación ulterior). También a mi me hubiera gustado discutir con usted los argumentos más disparatados, desde la política hasta la religión. Siempre admiré su disponibilidad y su apertura mental, su capacidad de diálogo, de escucha, de comprensión, de aceptación de las opiniones de los otros, aunque sean totalmente diferentes de las suyas. Siempre consideré su opinión como algo muy importante. Entre las numerosas cosas, me enseñó que cambiar el punto de vista es fundamental para comprender a los demás, pero sobre todo a sí mismo. Este año participé junto con otros compañeros de la escuela en “PULSE”, el 1º de mayo en la ciudadela de Loppiano. Durante nuestra estadía fuimos alojados en el Instituto Universitario Sophia, en el cual diversos jóvenes provenientes de todo el mundo continúan sus estudios después de graduarse. Fue allí, en lo que a mi se refiere, que encontré en mi propia persona, el significado de la igualdad, hermandad. Y esto fue gracias al magnífico recibimiento de los jóvenes y de los profesores del Instituto, que me trataron como si nos conociéramos de toda la vida. Lo que me impresionó más fue lo que ocurrió la noche del segundo día, cuando cenamos junto con los jóvenes que nos alojaban. Ellos cocinaron juntos apasionadamente, sólo para nosotros, todo lo que tenían en la cocina. En ese momento a pesar de que estuviese a más de 1000 km de distancia de mi ciudad, me sentí en mi casa. Me encontré en la mesa hablando del más y del menos con dos libaneses, con un alemán, con un cubano, un argentino, un colombiano y un boloñés delante de un plato de carne, espinaca, papas y cebollas. Después nos quedamos despiertos hasta tarde conversando sobre nuestras experiencias, nuestros proyectos, tocando la guitarra, cantando canciones y tomando un poco de vino que provenía de la selva negra alemana. En ese momento el objetivo de “PULSE”, por lo menos para mí, fue alcanzado. Gracias profe y… ¡hasta la próxima!