Movimiento de los Focolares
Benedicto XVI: de la JMJ, el auspicio de una gran primavera de esperanza en Europa y en todo el mundo

Benedicto XVI: de la JMJ, el auspicio de una gran primavera de esperanza en Europa y en todo el mundo

   “Una intuición profética” del “inolvidable” predecesor, destinada a dar comienzo a una “gran primavera de esperanza” para Europa y el mundo: así definió Benedicto XVI la Jornada Mundial de la Juventud. El miércoles 24 de agosto, en la audiencia general, el Papa habló de su experiencia en Alemania, recorriendo sus etapas y sus momentos más significativos, delante de 7000 personas de cuatro continentes que colmaban el Aula Pablo VI, entre las cuales sobresalían una delegación interreligiosa proveniente de Nagasaki y una de religiosos budistas. De la intervención de Benedicto XVI: La Providencia divina ha querido que mi primer viaje pastoral fuera de Italia tuviera como meta precisamente mi país de origen y con motivo del gran encuentro de los jóvenes del mundo, veinte años después de la institución de la Jornada Mundial de la Juventud, surgida de la intuición profética de mi inolvidable predecesor.

El abrazo con los jóvenes participantes en la Jornada Mundial de la Juventud comenzó desde mi llegada al aeropuerto de Colonia-Bonn y fue haciéndose cada vez más emocionante al recorrer el Rhin desde el muelle de Rodenkirchenerbrucke hasta Colonia, escoltados por cinco embarcaciones en representación de los cinco continentes. Luego fue sumamente sugerente el alto ante el embarcadero del Poller Rheinwiesen, donde estaban presentes miles y miles de jóvenes, con los que mantuve el primer encuentro oficial, llamado oportunamente «fiesta de la acogida», que tenía como lema las palabras de los Magos: «�Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?» (Mateo 2, 2). Fueron precisamente los Magos los «guías» para esos jóvenes peregrinos hacia Cristo. Qué significativo es el hecho de que todo esto haya tenido lugar mientras nos encaminamos hacia la conclusión del Año Eucarístico, convocado por Juan Pablo II! «Hemos venido a adorarle», el tema del Encuentro, invitó a todos a seguir a los Magos, y a cumplir junto a ellos un viaje interior de conversión hacia el Emanuel, el Dios con nosotros, para conocerle, encontrarle, adorarle, y, después de haberle encontrado y adorado, volver a comenzar llevando en el espíritu, en nuestra intimidad, su luz y alegría.

En Colonia, los jóvenes han podido profundizar en varias ocasiones en estos temas espirituales y han sido estimulados por el Espíritu Santo a ser testigos de Cristo, que en la Eucaristía prometió quedarse realmente presente entre nosotros hasta el final del mundo. Vuelvo a pensar en varios momentos que tuve la alegría de compartir con ellos, especialmente en la vigilia del sábado por la noche y en la celebración conclusiva del domingo. A estas sugerentes manifestaciones de fe se unieron millones de otros jóvenes de todos los rincones de la tierra, gracias a las providenciales transmisiones de radio y televisión. Pero quisiera evocar aquí un encuentro singular, el de los seminaristas, jóvenes llamados a un seguimiento más radical de Cristo, maestro y pastor. Quise que hubiera un momento específico dedicado para ellos para resaltar también la dimensión vocacional típica de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Muchas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada han surgido en estos veinte años precisamente durante las Jornadas Mundiales de la Juventud, ocasiones privilegiadas en las que el Espíritu Santo deja escuchar su llamada. En el contexto lleno de esperanza de las Jornadas de Colonia, se enmarca muy bien el encuentro con los representantes de las demás iglesias y comunidades eclesiales. El papel de Alemania en el diálogo ecuménico es importante, ya sea por la triste historia de divisiones, ya sea por el papel significativo que ha desempeñado en el camino de la reconciliación. Deseo que el diálogo, como intercambio recíproco de dones y no sólo de palabras, contribuya además a hacer crecer y madurar esa «sinfonía» ordenada y armoniosa que es la unidad católica. En esta perspectiva, las Jornadas Mundiales de la Juventud representan un válido «laboratorio» ecuménico. Y, �cómo no revivir con emoción la visita a la Sinagoga de Colonia, en la que tiene su sede la comunidad judía más antigua de Alemania? Con los hermanos judíos recordé la Shoá, y el sexagésimo aniversario de la liberación de los campos de concentración nazis. Este año se celebra, además, el cuadragésimo aniversario de la declaración conciliar «Nostra aetate», que inauguró una nueva estación de diálogo y de solidaridad espiritual entre judíos y cristianos, así como de estima por las demás grandes tradiciones religiosas. Entre estas, ocupa un lugar particular el Islam, cuyos seguidores adoran al único Dios y se remontan con gusto al patriarca Abraham. Por este motivo, quise encontrarme con los representantes de algunas comunidades musulmanas, a los que manifesté las esperanzas y las preocupaciones del difícil momento histórico que estamos viviendo, deseando que se extirpe el fanatismo y la violencia y que juntos podamos colaborar siempre en la defensa de la dignidad de la persona humana y tutelar sus derechos fundamentales.

Queridos hermanos y hermanas, desde el corazón de la «vieja» Europa, que en el siglo pasado, por desgracia, experimentó horrendos conflictos y regímenes inhumanos, los jóvenes han vuelto a lanzar a la humanidad de nuestro tiempo el mensaje de la esperanza que no decepciona, pues está fundada sobre la Palabra de Dios, hecha carne en Jesucristo, muerto y resucitado por nuestra salvación. En Colonia, los jóvenes han encontrado y adorado al Emmanuel, el Dios con nosotros, en el misterio de la Eucaristía y han comprendido mejor que la Iglesia es la gran familia por la que Dios forma un espacio de comunión y de unidad entre todo continente, cultura y raza, por así decir, una «gran comitiva de peregrinos» guiados por Cristo, estrella radiante que ilumina la historia. Jesús se hace nuestro compañero de viaje en la Eucaristía, y en la Eucaristía –así decía en la homilía de la celebración conclusiva tomando de la física una imagen muy conocida– produce la «fisión nuclear» en el corazón más escondido del ser. Sólo esta íntima explosión del bien que vence al mal puede dar vida a otras transformaciones necesarias para cambiar el mundo. Recemos, por tanto, para que los jóvenes de Colonia lleven consigo la luz de Cristo, que es verdad y amor, y la difundan por doquier. De este modo podremos asistir a una nueva primavera de esperanza en Alemania, en Europa y en todo el mundo. (Traducción del original italiano realizada por Zenit)

Islam – Historias italianas de buena convivencia, de Luigi Accattoli

Islam – Historias italianas de buena convivencia, de Luigi Accattoli

  De la presentación: «Crece el miedo del Islam, y esta encuesta la combate contando historias de buena convivencia: más de 150, ambientadas en nuestro país o vividas por italianos esparcidos por el mundo. El libro está inspirado en la idea de que la buena convivencia es frecuente, pero que alguien lo cuente es raro. La narración pasa por eventos mínimos, como un gesto o una palabra de reconocimiento ocasionales, hasta las elecciones de vida hechas por inmigrantes que han recibido ayuda y quieren corresponder. Es frecuente el descubrimiento de historias singulares: un tunecino que hace de sacristán en Milán, un ingeniero de origen siria alcalde de un pueblito de Abruzzo, un empresario piamontés que tiene seis empleados musulmanes sobre los treinta de su empresa y los trata como a hijos, jóvenes turcos y de otros países que estudian en la Gregoriana, unos diez emigrantes islámicos en contacto con el Movimiento de los Focolares, familias observantes que mandan a sus hijos a las escuelas de las monjas o eligen para ellos la enseñanza de la religión católica. Serán entrevistados musulmanes que trabajan en la Asociación Católica de Trabajadores Italianos (ACLI), en Cáritas, en el Centro Astalli e incluso en el Vaticano». La encuesta ha sido conducida con la colaboración de Ciro Fusco y de Emilio Vinciguerra y con el aporte del Servicio Nacional para el Proyecto cultural de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI). Islam – Historias italianas de buena convivencia, de Luigi Accattoli, Ediciones Dehoniane, Bolonia 2004, pp. 222

«Livio y los amigos de Marene»

Livio no sólo tiene seis trabajadores musulmanes, sobre un total de treinta –en su empresa de cromado de marmitas, piezas de automóviles y motocicletas, de telares y sillas de ruedas- sino que también es animador del “Grupo de los amigos de Marene (CN) y sus alrededores” que está inspirado en la “regla de oro” del Evangelio: “Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti” (Lc. 6,31). De ese grupo, que comprende también a musulmanes y no creyentes, ha nacido, como un retoño, otro grupo completamente autónomo, compuesto totalmente por senegaleses, que tiene adherentes en Senegal y en Piemonte. Los dos grupos colaboran y –dice Livio- «de una cosa nace otra cosa». Escuchémoslo: «Nuestra aventura tiene menos de diez años. En 1995 participé en un congreso focolarino en Loppiano, abierto a amigos de “convicciones diversas”, donde escuché la propuesta del arte de amar cristiano, como un ideal para proponer a todos. Regresando a casa, le dije a mi esposa, que quería hacer una experiencia distinta, que nunca había intentado en la vida: la del amor desinteresado. Y desde ahora la estamos haciendo con la ayuda de nuestros cuatro hijos. «El grupo nació en 1997. Tiene un local que hemos adaptado para este fin y allí nos vemos todas las semanas. Vienen personas de todas las edades, color y credo. Familiares, vecinos, parientes, amigos y dependientes. Uno atrae al otro. Nos encontramos para escucharnos, ayudarnos y ayudar. «Los musulmanes llegaron así: al primero lo conocimos en una situación de necesidad y decidimos asumirlo aprovechando un pedido más grande de lo común. Lo ayudamos también a encontrar un alojamiento, y se injertó bien en la empresa y nos hizo conocer a otros de sus amigos. A través de los senegaleses que trabajaban con nosotros, supimos que tantos inmigrantes africanos de esta zona provenían de una región de Senegal. Uno de ellos, con su esposa y sus hijos, es nuestro amigo, y ha sido él quien ha llevado la propuesta del ideal a su país. Él y sus amigos siempre dicen que cuando están con nosotros se sienten en familia ». Tomado de: Islam – Historias italianas de buena convivencia, de Luigi Accattoli, Ediciones Devoniane, Bolonia 2004, pp. 222

Tiempo de fraternidad

Tiempo de fraternidad

    Tiempo de fraternidad en Loppiano, ciudad “joven” A menudo definida como “laboratorio de fraternidad”, la ciudadela de Loppiano, con sus ciudadanos de todas las naciones y razas, es el marco de la fiesta del 1� de mayo que en 35 años ha visto la participación de más de 150.000 jóvenes. A la fraternidad está dedicado todo el programa de una jornada con un sol resplandeciente: apenas llegaron, los más de 5.000 jóvenes provenientes de toda Italia, pero también de Europa del Este y del Oeste, de Argelia, de África, Asia, Oceanía y de las tres Américas, han participado en cuatro talleres: el deporte, “Fraternidad: juego en equipo”; los medios, “Fraternidad Online”; la política, “Libertad, igualdad… �y la fraternidad?”; y finalmente el arte, bajo el título “FraternArte”.Ha sido rico el intercambio de hechos de fraternidad vividos en varios países. La conexión telefónica de la tarde con Tierra Santa ha dado un respiro a este “viaje” en el tiempo de la fraternidad.

La fraternidad, motor de un mundo en paz, de un mundo unido A los jóvenes reunidos en Loppiano y en la ciudadela Arco Iris de Lisboa, Chiara Lubich les envió un mensaje deseándoles a todos que respondan al reto de la fraternidad, “motor de un mundo en paz, de un mundo unido”. “En un mundo en una búsqueda inquieta de Dios, que cree sólo en lo que toca –agregó- es posible abrir espacio a Jesús mismo, atrayéndolo, hasta el punto de que se haga presente en medio nuestro” �Cómo? “Viviendo al cien por ciento el arte de amar, hasta que resplandezca la presencia de Jesús en medio de ustedes por doquier, allí donde estén y donde el Resucitado los colmará con sus dones: alegría nunca antes conocida, una paz nunca experimentada, luz abundantísima, para recomponer la tierra en unidad”.

Lisboa: el world wide web de la unidad En Lisboa los jóvenes se reunieron el 1� de mayo. Eran más de 1000 de Portugal, España y la isla de Timor. El programa lusitano se expresaba en el título de la jornada: www.deunidade. Está todavía vivo en la Península Ibérica el recuerdo del atentado del 11 de marzo en Madrid: entre los presentes está quien vivió la difícil situación del ‘después del 11 de marzo’, y afirma, con su testimonio de vida, que el perdón es posible y es la única vía capaz de construir la verdadera fraternidad entre las personas de religiones distintas. No sólo en el propio país, sino tejiendo una red de paz en el mundo entero. En el encuentro estaba presente también el Imán Allal Bachar de España.