Mar 29, 2016 | Focolare Worldwide, Senza categoria
«A los 19 años dejé mi región – l’Abruzzo (Italia)- para estudiar ingeniería aeroespacial en Pisa. Fue un estudio difícil pero lleno de satisfacciones: en 5 años logré terminar la especialización con la nota más alta, incluida una pasantía en Alemania que enriqueció más mi currículum. Todo esto lo pude realizar con el apoyo y los sacrificios de mi familia. Cuando me gradué esperaba con ansia poder encontrar mi lugar en el mundo laboral. Pero tuve que afrontar la desocupación juvenil, que en nuestro país es del 40% y con empresas que cuando va bien ofrecen solamente contratos por poco tiempo o consultorías con pagos trimestrales o semestrales. Después de algunos meses empleados en enviar en vano mi currículum, comencé a pensar que tal vez debía dedicarme a otras áreas de la industria, o de lo contrario, emigrar. Sin embargo, inesperadamente, recibo una propuesta de una empresa que en Italia representa el principal Consorcio Europeo constructor de misiles y tecnología de defensa. La idea de un verdadero trabajo en una empresa tan importante como ésta, era muy tentadora. Después de una llamada telefónica muy positiva, fui invitado a la entrevista en la casa central con el personal técnico. El ambiente era juvenil y estimulante. La empresa era seria y de elevada profesionalidad. La elaboración de misiles no reflejaba los principios en los que creo pero dentro de mí existía la esperanza de que me ofrecieran un empleo que no me involucrara en la producción de armas. La entrevista salió bien; después de una semana, entre los numerosos candidatos, fui llamado para firmar el contrato de trabajo. En el contrato existía la cláusula de que se trataba de una tarea directamente vinculada a la producción de misiles. Me sentí acorralado. Por un lado era tentador pues se trataba de un trabajo estable, con un contrato por tiempo indeterminado, un sueldo excelente y una posibilidad segura de hacer carrera. Por otro lado estaba mi convicción de ciudadano, pero antes que nada de hombre, comprometido en la construcción de una sociedad no violenta, basada en el respeto de los derechos humanos, en la justicia social, en el justo equilibrio entre las necesidades humanas, el ambiente y la buena utilización de los recursos. Siempre creí en una sociedad en la cual la ambición de algunos no hiera la dignidad del otro y el éxito económico no llevara a olvidar al ser humano. Para complicar esta evaluación se agregaban mis compañeros de estudio que me empujaban a aceptar sin frenarme en estos moralismos. Ellos sostenían la innegable teoría de que un joven de 25 años recién graduado no puede permitirse en estos tiempos, rechazar un trabajo tan ventajoso. Y con miles de argumentos trataban de ponerme frente a la realidad recordándome que yo era una persona privilegiada pero también… ¡inconsciente! Por último, con este trabajo habría podido liberar a mi familia del compromiso de seguir manteniéndome. Además de mi conciencia, un papel decisivo lo jugaron las personas que me rodean más cercanamente: mi familia, mi novia y los Jóvenes por un mundo unido con quienes me he formado. Y que hicieron madurar la idea – que era cada vez más clara- que para construir una sociedad solidaria y no violenta es necesario trabajar concretamente, testimoniando y pagando con la propia persona. Era mi momento de poderlo hacer. Respondí a la empresa que no podía aceptar ese trabajo, expresando con transparencia los motivos. Indudablemente no fue una elección fácil, en especial porque no tenía otro ofrecimiento de trabajo pendiente. Pero no me detuve en esto. Seguí con mi búsqueda y después de algunas semanas, me llegaron otras propuestas de trabajo que me ubicaron donde estoy hoy trabajando, feliz y satisfecho del trabajo que desempeño en Turín como ingeniero aeronáutico en el sector civil». Fuente: Città Nuova Lee también: “Armas, no gracias”
Mar 28, 2016 | Focolare Worldwide
«El 13 de marzo pasado la Costa de Marfil y el mundo entero reciberon con estupor la noticia de que la ciudad balnearia de Grand-Bassam había sido duramente atacada por desconocidos y que era aún difícil contar el número de las víctimas», escriben Jeanne Kabanga y Damase Djato, de los Focolares de Abidjan. «Es posible imaginar el estrago porque durante el fin de semana muchas personas llegan a este lugar desde Abijan, ciudad ubicada a 40 km del lugar y llegan también de otras partes de la región, para descansar en esta playa frente al Hotel llamado «La estrella del SUR». Es un lugar muy visitado sobre todo por los turistas de muchas procedencias. Grand-Bassam –recordamos- fue la primera capital de la Costa de Marfil y está clasificada como patrimonio mundial de la UNESCO»
Ese mismo día, 180 personas se habían reunido en Abijan para reflexionar sobre la actualidad del mensaje de Chiara Lubich, quien recibió el premio UNESCO para la educación a la paz, en el año 1996, y el 14 de marzo se conmemoraba el 8º aniversario de su muerte. Entre ellos estaban el Nuncio apostólico de Costa de Marfil, Mons. Joseph Spiteri y el Imán Diara. Cada año, por invitación suya, la comunidad de los Focolares participa en su mezquita en la celebración del Maouloud (conmemoración del nacimiento del Profeta). «De sus palabras –y partiendo de la invitación de Chiara a los actores políticos de vivir el arte de amar como verdadera terapia para nuestra época- hemos descubierto juntos nuestro deber de amar a todos sin distinción, para no perdernos en los fundamentalismos, sino por el contrario cultivando la esperanza y la misericordia». «Nuestra tendencia, en cambio, subrayó el Nuncio, es la de dar lugar a la misericordia antes que al juicio», pues, «si los musulmanes y los cristianos se amaran», subrayó el Imán, «el mundo se salvaría». Los jóvenes y los chicos que estuvieron presentes hablaron sobre su compromiso en la recolección de firmas por la paz. Después de haber preparado con esmero fragmentos de mensajes de Gandhi, de la Madre Teresa de Calcuta, de Chiara Lubich, del Dalai Lama, salieron a la calle a distribuirlos entre la gente. «No era fácil acercarse a los adultos para presentarles el proyecto – que continuaremos distribuyendo también durante la Semana del Mundo Unido- pero vencimos nuestro temor». El relato de los más pequeños es lo que más impactó a los presentes, también porque estaba impregnado de muchos episodios concretos que hablaban de su compromiso de ser “mensajeros de paz” en su propio ambiente. «Una vez, en casa – cuenta Marie Lucie- mi hermana más chica no había lavado los platos. En el momento del almuerzo por lo tanto no podíamos comer. Le dije que los lavara, pero no quiso. Me dije a mí misma que – si los lavo yo- realizaré un gesto de paz. Hice así y pudimos comer». «En la escuela – cuenta Prince- algunos compañeros se burlaban de otro, que era más débil; lo insultaban y le pegaban. Con otro muchacho decidimos intervenir, hablamos con ellos, explicándoles los ideales de paz en que creemos y pidiéndoles que lo dejen tranquilo. Dejaron de hacerlo y ahora son todos amigos»
En este contexto, también la presentación de la Economía de Comunión, que en Costa de Marfil dio ya algunos pasos, resultó como un posible antídoto para la pobreza y la miseria; acciones, aún pequeñas, como la actividad de Firmin que da clases en uno de los barrios de Abijan. Estas acciones asumen – en el trasfondo de la construcción capilar de la paz- un significado mayor. Y la recolección de firmas por la paz expresó la toma de conciencia personal de cada uno. «Cuando volvimos a casa – continúan Jeanne y Damase- supimos por la televisión la noticia del atentado de Grand Bassam. Después de esta jornada en la cual quisimos hablar y experimentamos la paz, está clara la llamada a ser trabajadores por la paz, practicando todo lo que hemos aprendido y sobre todo tratando antes que nada de conservar la paz dentro nuestro, para poder donarla a nuestro alrededor. Solo así, nos parece, podremos dar nuestra contribución para desarmar el terrorismo y toda clase de rencores».
Mar 23, 2016 | Focolare Worldwide

“A Bruxelles, Dieu pleure avec nous” © Michel Pochet
En un comunicado intitulado «En Bruselas, Dios llora con nosotros», el Movimiento de los Focolares en Bélgica así se expresa: «Los terribles atentados perpetrados en la mañana del martes (22 marzo) en el aeropuerto de Zaventem y en el subte de Maelbeek, en el corazón del barrio europeo de Bruselas, nos llena de consternación. Solidarizamos con las víctimas y sus familiares que lloran sus seres queridos y los sostenemos con la oración. Rezamos también por todos los que sufren a causa de la violencia en muchas partes del mundo y por los responsables de estos actos insensatos, en antítesis con la paz. De frente a algo tan absurdo nos surge del corazón una pregunta: ¿Dios mío, nos has abandonado?. La Pasión de Cristo, que conmemoramos el Viernes Santo, nos ayude a creer que cada sufrimiento encuentra eco en el grito de abandono de Jesús en la Cruz y que la resurrección nos hace esperar en el alba de un mundo mejor. Los atentados del martes 22 de marzo son una señal elocuente que nos invita a redoblar nuestro compromiso para que triunfe la paz, fruto de la solidaridad y de la fraternidad. Una propuesta: encontrarnos cada día, en donde estemos, para el TIME_OUT: un minuto de recogimiento por la paz, a mediodía». Fuente: Focolares Bélgica online
Mar 23, 2016 | Focolare Worldwide, Senza categoria
Ante la situación cada vez más insostenible del conflicto armado difundido en varias partes del mundo, amplios sectores de la sociedad civil siguen movilizándose para frenar la acción de los gobiernos que mantienen con sus decisiones el tráfico de armas, identificado como una de las causas de impiden la solución de los conflictos. Sobre este tema también está comprometido desde hace tiempo el Movimiento de los Focolares en Italia, que a través de la revista Città Nuova y el Movimiento político por la Unidad, especialmente a través de sus escuelas de participación política, siguen desenmascarando la participación de Italia en la producción bélica. De hecho, el país es la sede de bases militares estratégicas y sigue produciendo armas de alta tecnología que llegan también a los países del Medio Oriente, como fue referido por Città Nuova. De los puertos de Cerdeña se embarcan bombas destinadas a Arabia Saudita, un país interesado en el conflicto sirio y líder de una coalición involucrada en la guerra en Yemen, condenada por la ONU, que ya cuenta con miles de víctimas
¿Qué se puede hacer? El trabajo de un año, acompañado por expertos en geopolítica internacional ha llevado a la redacción de un manifiesto con solicitudes concretas y ha sido presentado a los diputados y senadores disponibles: • El respeto de la ley 185/90, sobre el «control de la exportación, importación y tránsito de material bélico». Específicamente se pide que se interrumpa la exportación y el tránsito en el territorio nacional de armas dirigidas a países en conflicto o que están cometiendo graves violaciones a los derechos humanos. • La asignación de fondos para la reconversión de la industria bélica para fines civiles, según lo que señala el art. 1,3 de la ley 185/90. • La transparencia y el control de las transacciones bancarias relativas a las importaciones, exportaciones y tránsito de armamento. A estas peticiones se suma también la solicitud de insertar en la agenda política el tema de la integración y la acogida de los prófugos de guerra, y de la inversión de mayores recursos en la cooperación internacional. Los jóvenes promotores del evento del 16 de marzo son muy conscientes de los poderes en juego y de la aparente consideración, aunque benévola, de que sus peticiones sean consideradas ingenuas, pero, como ellos mismos dijeron, «consideramos que tenemos una responsabilidad, que se deriva de los ideales que nos motivan, y por lo tanto, no nos podemos quedar callados ni mirar pasivamente la realidad que nos rodea. Trabajamos en nuestra vida cotidiana para construir la fraternidad y a partir de ello interpelamos a los gobernantes». La reflexión en el Parlamento se vio enriquecida por el aporte de Pasquale Ferrara, diplomático y docente universitario de relaciones internacionales, de Shahrzad Houshmand, teóloga islámica quien da clases en la Pontificia Universidad Gregoriana, del director de Cittá Nuova Michele Zanzucchi, y del profesor Maurizio Simoncelli, co-fundador del Instituto de investigaciones internacionales ‘Archivo desarme’.
En la raíz está la espiritualidad de Chiara Lubich, quien cuando vivía todavía en su ciudad natal, Trento, vio los horrores de la Segunda Guerra Mundial, y durante toda su vida sembró semillas para una convivencia pacífica, a través del diálogo con personas de credos y culturas diferentes. Chiara, cuanto tenía apenas 28 años, fue al Parlamento italiano para encontrarse con Igino Giordani, en 1948. «El augurio es que los jóvenes puedan incidir en la agenda política, como habitantes del presente y del futuro» declaró Silvio Minnetti, presidente del Movimiento político por la Unidad de Italia (MPPU). «Los jóvenes nos plantean preguntas, provocadoras, exigentes, y quien está en el quehacer político quiere acogerlas, comprometiéndose en primera persona mediante las decisiones que tiene que votar, pero también iniciando una reflexión seria para dar respuestas concretas». Para poder incidir todavía más en la agenda política, el MPPU de Italia tiene programado organizar en Montecitorio, en los próximos meses, un taller de escucha recíproca e intercambio sobre el manifiesto de los jóvenes, con la participación de parlamentarios, expertos, jóvenes y representantes del Gobierno. Leer también: Construir la paz, cada día (texto del llamamiento)
Mar 22, 2016 | Focolare Worldwide, Senza categoria
“Fue el más hermoso, el más conmovedor concierto que viví en mi vida”, “La música de ustedes hace bien al alma”. “Ya no puedo ser indiferente ante mundo que me rodea: debo hacer algo”. Con estos y otros mensajes, los espectadores expresaron su aprobación a “On the other side” (Desde el otro lado), como han titulado al último concierto de la banda internacional Gen Verde, presentado en Hong Kong, Macao y en 4 ciudades de Taiwán (Hualien, Taipéi, Kaohsiung y Taichung) El Gen Verde es una banda de chicas compuesta por una veintena de personas que proceden de 14 países de 4 continentes. Son mujeres que cubren entre ellas todos los roles: son autoras, cantantes, músicas, bailarinas, especialistas en la iluminación, en la cónsola audio-video, en la gerencia, etc. Mujeres que en teatros y estadios repletos y con mucha participación del público, ofrecen un repertorio donde se entrelazan historias personales, llamados, evocaciones, con el cual dan voz a su ideal de unidad, presentado como elemento base para que la humanidad se dirija hacia la fraternidad universal. Al contagioso ritmo de la música pop con los más variados matices, las piezas se completan con coreografías que refuerzan su significado; mientras que al mismo tiempo en la pantalla se encienden algunas palabras clave, ilustradas por gráficas e imágenes de gran impacto artístico.
Será porque algunos pasajes fueron presentados en los idiomas locales logrando que el mensaje llegue directamente a cada persona; será tal vez porque en los días precedentes al concierto, en tres de estas ciudades, con el apoyo de la comunidad local de los Focolares se involucraron estudiantes de las escuelas superiores y universidades, en el proyecto “Start Now” y con el lenguaje universal de la música condujeron a los jóvenes a un diálogo que iba más allá de las diversidades para construir “juntos” el espectáculo. El hecho es que en cada presentación, la participación y el entusiasmo del público fueron vitales, en el sentido de que los participantes quisieron comprometerse con las artistas en el mensaje que ellas estaban transmitiendo.
Los jóvenes asiáticos demostraron gran sensibilidad para acoger el mensaje del Gen Verde. También en esta latitud se confirmó la expectativa de las nuevas generaciones de querer compartir lo que viven, saliendo de los estereotipos que la sociedad les presenta, en búsqueda de vínculos orientados a la confianza y al altruismo. “Muchos de ellos – cuenta una artista del grupo- nos confesaban el esfuerzo que hacen para vivir en una sociedad competitiva en la cual se vive siempre bajo presión. Al mismo tiempo demostraban una aguda sensibilidad hacia los temas del ambiente, de la paz, de la fraternidad, universal, del diálogo con todos”. “Nos dieron ánimo, energía, entusiasmo, esperanza”, dejó escrito uno de estos jóvenes. Y una chica decía: “Por todos lados nos empujan a que seamos los primeros de la clase; a través de ustedes aprendimos que debemos seguir nuestra conciencia y ser auténticos”. Y un empresario decía: “Mirando a los jóvenes esta noche digo: con jóvenes así, ¡Hong Kong está salvada!” Después de las sangrientas manifestaciones que pocos días antes habían traumado a la ciudad, el concierto reencendió en él la esperanza. Vivir por un mundo más unido allí donde estamos. Es este el mensaje que queda en el fondo del corazón de quienes se encuentran con el Gen Verde, de cualquier cultura y creencia sean. Creo que esto ocurre porque en cada uno de ellos permanece la convicción de que juntos tendrán verdaderamente la fuerza para lograr que el mundo sea mejor. Foto galleria Hong Kong – Foto galleria Taipei
Mar 21, 2016 | Focolare Worldwide
«Desde hace más de 40 años –se presenta Livio de la provincia de Cuneo (Italia) – llevo adelante la empresa de la familia, en la dirección están también mi esposa, nuestros cuatro hijos y, desde el extranjero, mi hermana. Junto a 28 empleados trabajamos en el sector de tratamientos de galvanización de manivelas, tanques, silenciadores para motocicleta, partes automotrices, implementos para hacer gimnasia, etc. Es un revestimiento estético pero sobre todo es resistente a la corrosión. Desde hace algunos años tratamos de regirnos según los principios de la Economía de Comunión, un proyecto que conjuga la necesidad de generar ganancias con la aspiración de ayudar a quien pasa necesidad, poniendo en el centro a la persona. Y así también con los empleados, entre socios, con los clientes, los proveedores y también con la competencia. Después de un largo período de constante desarrollo, surgió inesperadamente una grave crisis que todavía hoy afecta a muchas empresas como la nuestra. Naturalmente no quisimos darnos por vencidos y seguimos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para tratar de encontrar nuevos clientes. Sin dejar de creer nunca en este nuevo modo de concebir la economía.
En el 2014 hospedamos, como potenciales clientes, a tres exponentes de un importante grupo automovilístico alemán. Después de la presentación técnica, a cargo de mis hijos y otros colaboradores, viendo que los visitantes estaban bien impresionados y curiosos, hablamos de la Economía de Comunión y de su desarrollo en el mundo. Les contamos también del nacimiento en Europa de AIEC y en Italia de AIPEC (de la que soy presidente): dos asociaciones de empresarios cuya gestión empresarial está inspirada en la “cultura del dar”. Al final, al proponernos un interesante contrato, que se mantiene todavía, declararon: “Estamos sorprendidos al constatar que, a pesar de que su realidad productiva tiene fuerzas limitadas, logran realizar un proceso de galvanización que es de por sí muy complejo”. Lo que hace la diferencia será seguramente el sistema de elaboración que en tantos años hemos logrado desarrollar, pero también el relato de algunas experiencias entre las cuales la de la contratación, en un momento de poco trabajo, de algunos inmigrantes y de dos jóvenes que por motivos distintos atravesaban una serie de dificultades y del esfuerzo de todos nosotros de establecer con ellos relaciones de fraternidad también fuera del horario laboral. Otro factor que nos diferencia pensamos que es que “privilegiamos las relaciones” en el sano desapego de querer hacer negocios a toda costa».
«Soy la administradora de una empresa que fabrica piezas mecánicas–prosigue Enrica de Turín (Italia)-. También nosotros tenemos 28 empleados. Mi padre, con quien muy temprano empecé a trabajar, me transmitió los valores de la solidaridad y del espíritu de sacrificio; el compromiso de mejorar siempre. En el 2000 los contratos se redujeron al mínimo, pero no despedimos a nadie y en Navidad, por falta de liquidez, decidimos pagar los aguinaldos con nuestros ahorros personales. En el 2003 surge un trabajo importante para el extranjero. Con mi padre lo asumimos con valentía, involucrando y responsabilizando a todos los empleados. Trabajamos mucho para ganarnos la confianza de los bancos, de los proveedores, de los clientes y la cohesión de nuestro personal fue la clave del éxito. Tres meses después, nos vimos muy afectados por la gran crisis y la enfermedad de mi padre. Gracias a Dios pude contar con la ayuda de muchas personas y después de un año y medio de recurrir al fondo de desempleo, todos los empleados regresaron a la empresa. Pero estaba cansada y me sentía oprimida por todo esto.
Fue en este momento que supe de AIPEC, que se constituyó en el 2012, y de estos empresarios que sentía cercanos porque sumaban a su forma de trabajar el valor agregado de la “cultura del dar”. Así empecé a participar en sus encuentros, confrontándome con ellos y con varias categorías sociales. Me sentí acogida, estimulada, aconsejada, hasta aceptar, recientemente, un cargo directivo en AIPEC. Junto con los otros elegidos, descubro cada vez más la belleza y la responsabilidad de llevar adelante una empresa en la cual trabajar al máximo para mantener la estabilidad económica y al mismo tiempo compartir relaciones, ponerse a la escucha, dar una ayuda concreta. Porque el donar da frutos y el fruto permanece».