Movimiento de los Focolares

Chiara Lubich: así vi a Pablo VI

Oct 19, 2014

Beatificación de Giovanni Battista Montini, el Papa que llevó adelante el Concilio. Transcribimos algunos fragmentos de una entrevista concedida por Chiara Lubich a Città Nuova y publicada el 25 de septiembre de 1977.

Chiara_UdienzaPaolo VI_1975

1975 – Chiara Lubich en audiencia con Pablo VI

Usted tuvo la posibilidad de ser recibida varias veces en audiencia por Pablo VI. ¿Qué impresión quedó en su recuerdo? La impresión más fuerte –responde Chiara Lubich – se me grabó durante la primera audiencia. Tuve la sensación de que me encontraba delante de una persona que amaba de una forma muy especial. El Papa pronunciaba palabras impregnadas de esa sabiduría que supera todos los obstáculos jurídicos hasta ahora vigentes; comprendía, acogía en su alma toda la compleja obra que le presentaba. Me animó a decir todo, porque “allí todo era posible”. Recuerdo que sentí una perfecta sintonía entre lo que el Papa me decía y lo que me parecía que había venido de Dios para la edificación en esta obra. Y la impresión fue tan fuerte que tuve casi la sensación de que la sala donde el Papa me recibió, no tenía techo y de que la tierra y el cielo se unían. (…) Durante estos diálogos, ¿cuál le parece a usted que es la tensión que estimula la acción del Papa? Ciertamente el esfuerzo de adecuarse a su especial vocación al amar más que los demás, que Jesús le pide y le confiere, además del primado de autoridad, el primado de caridad.  El “me amas más que éstos” con el que Jesús interpela a Pedro, es el tormento, el empeño continuo de Pablo VI. Una vez dijo que quien no se limitaba a mirar el espectáculo exterior de las audiencias públicas podía llegar a entender un secreto que está allí presente. Este secreto, causa de alegría y de tomento para el Papa, está encerrado en la sílaba “más”: “me amas más”. (…) Según usted ¿cuál es la actitud característica del Santo Padre hacia la gente? Pablo VI ama a todos sin temor y por lo tanto, crea entre los creyentes y los no creyentes una cierta unidad. Se dona a todos en forma impresionante. Muchísimos protestantes de las más variadas denominaciones han quedado conmovidos por la actitud del Papa, por ese amor que lo consume, por el hacerse –como dice el Apóstol- todo a todos. (…) Es el Papa del diálogo con todo el mundo, es el Papa que ve toda la humanidad potencialmente como una sola familia. Su presencia es muy sobrenatural y cálida, profundamente humana, cercana a todos, desapegada de sí, humilde como “siervo de los siervos de Dios”. (…) ¿Qué respuesta le daría usted a quien juzga a Pablo VI como contradictorio e incierto en las elecciones de su pontificado? (…) En el Santo Padre, como en ningún otro, está presente y actúa el Espíritu Santo. Ahora bien, el Espíritu Santo, alma de la Iglesia, suscita en ella varias tensiones, que son signo de vida, como la que puede haber entre el pluralismo y la verdad, entre personalidad y socialidad, libertad y gracia, ciencia y caridad, primado y colegialidad. (…) Estas tensiones pueden parecer algunas veces desconcertantes paradojas. Quien en cambio mira a la Iglesia desde dentro ve que el Espíritu Santo todo lo armoniza magníficamente en la unidad del Cuerpo místico. La misma cosa se puede decir de lo que el Espíritu Santo obra en el Santo Padre. El Papa (…) es fiel al depósito de la Revelación como ninguno, y de igual forma a lo que el Espíritu Santo inspira para el bien de la Iglesia hoy. Si, por ejemplo, en la “Humanae vitae”, se advierte la fidelidad del Papa al Espíritu Santo en la Tradición, en el diálogo con el mundo se puede palpar su fidelidad al mismo Espíritu Santo que pone en evidencia los “signos de los tiempos”. (…) Es necesario recordar que la “barca de Pedro” no lleva a la pacífica Iglesia triunfante, sino aquella terrena, sacudida por todos los vientos de este mundo. El Papa debe tomar sus decisiones en nombre del Cristo que representa, en medio de un concierto avasallador de voces que por lo general presionan hacia una dirección contraria a la religión. Por lo tanto, la prudencia nunca sobra. Pablo VI nunca es incierto, sino prudente. Lo demuestra el hecho de que es extremamente valiente, por ejemplo, al afrontar la impopularidad con tal de mantener su amistad con Cristo y los suyos, que no son del mundo. Prudencia, valentía, amor universal son las más preciosas cualidades para quien debe gobernar a la humanidad, sirviendo. Leer más: Notas de prensa: La gratitud del Movimiento de los Focolares hacia Pablo VI.

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